POR: VERÓNICA MALO GUZMÁN
SÁBADO, 20 DE JUNIO
DE 2020 · 02:46
“No debemos ganar el
poder y perder el partido”. Frase pronunciada por Castillo Peraza acerca de
Acción Nacional cuando Vicente Fox se acercaba al triunfo presidencial, pero
que ahora describe las divisiones internas, choques y animadversiones que se
viven al interior de Morena, el partido en el gobierno.
Lo cierto es que los
agandalles habían iniciado ya hacía algunos meses, desde que Yeidckol Polevnsky
había retrasado las elecciones internas y se había quedado como presidenta de
Morena por más tiempo del establecido en los estatutos. Con la entrada de
Alfonso Ramírez Cuellar a la dirigencia y dejando a Citlali Ibañez como
secretaria general (la degradación de puesto conllevó a recordar su verdadero
nombre), esto enmascaró de una forma mal maquillada una ruptura que va más allá
del poder político y alcanza cuestiones muy serias de índole económico y
jurídico.
El partido de la
“honestidad valiente” gastó con Yeidckol 350 millones en inmuebles que Morena
no adquirió, esto es, que no posee. Vamos, ni siquiera los renta actualmente
con opción a compra; simplemente no existen. La auditoría interna solicitada
por Ramírez Cuellar permite atisbar el tamaño de desfalco realizado por la
otrora presidenta. Y se habla adicionalmente de otros 600 millones más,
destinados a gastos sin comprobar.
Al mismo tiempo, como
respuesta al “BOA” anunciado por López Obrador, Morena tomó la batuta y
organizó un frente común para enfrentar las elecciones del 2021. Ahora se sabe
que los morenistas irán acompañados por el Partido del Trabajo y el Partido
Verde Ecologista de México. Demasiadas sumatorias —y muy caras— para un
instituto político (Morena) que supuestamente está más fuerte que nunca, o
demasiado pocas si se considera que estos partidos políticos no le aportan gran
cosa (más bien nada) a la principal fuerza electoral.
Algunos de los partidarios
convencidos de los distintos institutos políticos deben estar en shock o en
estado de incredulidad al ver esta alianza... o quizá no; total, no sería la
primera vez que presenciemos tal despropósito y contradicción. Pero es que
después de haber vapuleado al PVEM como uno de los partidos de México que más
se venden al mejor postor (con justa razón), ahora van de la mano del mismo
para mantener y/o acrecentar su participación en el Congreso. De verdad que el
“hambre” provoca comportamientos bien raros.
El Verde ha sabido ser
la rémora del sistema político mexicano. Iniciando su escalada al poder en
tiempos de Vicente Fox, en cada sexenio han sabido acomodarse para dar ese 1 o
2% del apoyo electoral al partido en el poder. Hoy han coqueteado con Morena y este
partido ha caído ante los devaneos de dicha lacra. ¿Por qué? Insistimos, ahí
radica la incógnita. Total, no nos confundamos, Morena no es obviamente ninguna
blanca palomita y si buscó o accedió a la alianza con el Verde es porque como
todo partido, seguramente solo busca el poder y las convicciones están de más.
Dado que los ideales
son intercambiables, eso explica el canibalismo interno y la sed de hacerse de
la estructura y del presupuesto a cómo dé lugar (a veces a costa de entorpecer
la conducción de la gestión gubernamental federal y locales). La lucha por el
poder es sangrienta, sumado la escuela de dinamitar y destruir partidos, tan
bien aprendida en su paso por el moribundo PRD, del que el presidente AMLO
formó parte figurando como su máximo exponente.
Sin lugar a dudas, la
oposición en el país sigue enclenque, falsamente fortalecida por el pitorreo de
BOA. No hay candidatos y tampoco líderes que puedan establecer una agenda
paralela a la dictada diariamente por López Obrador. No han sabido establecer
distancia y empezar a marcar los temas que en realidad preocupan y ocupan el
acontecer nacional. Fortalecer la cantaleta diaria, solo los debilita (aún más)
y consolida el mensaje matinal de la 4T. Pero todo parece indicar que las pocas
figuras que existen en Morena tampoco son de presumir; AMLO no cuenta con ellas
para salir victorioso en el 2021, en eso ha sido muy claro.
El dedo flamígero
utilizado muchas veces por Morena para señalar las conveniencias del Verde, se
torna contra ellos mismos en esta alianza demencial. Pero tendrá éxito si eso
complica que la oposición rompa la hegemonía en el Congreso federal en las votaciones
federales intermedias, la cual sigue teniendo el sustento de la fuerza y
popularidad de López Obrador.
Las pifias del actual
gobierno aderezadas ahora con este canibalismo al interior del partido y su
terrible alianza servirán para apoyar a la oposición, pero no sabemos si lo
suficiente como para ponerle trabas al presidente AMLO en la consecución de su
proyecto de transformación nacional.
Por VERÓNICA MALO GUZMÁN
@MALOGUZMANVERO
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