Armando Ortiz
Se gastaron mucho dinero para
que Esteban Ramírez Zepeta, un advenedizo de la política, se diera a conocer en
los municipios de Veracruz. De norte a sur, en camionetas nuevas, con gastos
pagados por el erario, rodeado de guaruras y “huelepedos”, el delfín de Cuitláhuac
García acudió a reunirse con la ya escasa militancia de Morena. Le llenaban
auditorios, lo cobijaban con líderes y diputados de la zona, ¿y todo para qué?.
Finalmente, la Comisión
Nacional de Honestidad y Justicia de Morena instruyó al Comité Ejecutivo
Nacional de ese partido para que diera aviso a la autoridad electoral, el INE,
que Gonzalo Vicencio Flores es el presidente del Comité Ejecutivo Estatal de
Morena en Veracruz.
¿Qué es lo que pasó ahí? Pues
nada, que llegó Mario Delgado a poner orden; de nada le valieron las súplicas
del estulto Cuitláhuac García quien, según trascendidos, fue a pedirle que
tomara en cuenta a Ramírez Zepeta como el líder de Morena en Veracruz. Pero ya
lo dice el dicho, “no es indio el que no se venga”.
Con la ratificación de Gonzalo
Vicencio Tovar, Mario Delgado le cobra a Cuitláhuac García las piedritas que le
puso en el camino y el apoyo que García Jiménez le dio a Muñoz Ledo, quien
también buscaba la dirigencia nacional. Y todavía le cobrará más agravios.
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