Por Libertad Bajo Palabra - 26 noviembre, 2020
Ella estuvo en la marcha para
conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer. Se puso su tapabocas, tomó su martillo, lo echó en su mochila y se fue
al centro de la Ciudad de México a darle en la madre a los edificios públicos,
privados y a los monumentos históricos. Cuando llegó a su casa la enteraron de
que Diego Armando Maradona había muerto de un paro cardiaco. No lo podía creer,
fanática del futbol, incluso militó en un equipo semiprofesional en la liga
femenil, sintió una tremenda opresión en el pecho; Maradona, su ídolo había
muerto.
En 2014 Maradona estaba en su
casa, era temprano y ya estaba embriagado. Su pareja de entonces, Rocío Oliva
estaba entretenida con su teléfono celular. Diego se paró, ella lo estaba
grabando, se dirigió a ella y le reclamó que estuviera “todavía” con su
teléfono. Entonces Maradona la empezó a golpear, la golpeó mientras ella le
pedía que parara. Cuando el video se hizo público le reprocharon a Maradona las
agresiones en contra de una mujer. ¿Qué respondió Maradona?: «No soy un
pegador, pero era para arrancarle la cabeza a Rocío Oliva».
En 2019 la exesposa de Diego Armando, Claudia Villafañe denunció al astro argentino. Los abogados alegaron: «Viene sufriendo agresiones y violencia psicológica. Es una violencia sistemática, una persecución y un hostigamiento». ¿Justicia poética? ¿Congruencia cósmica? Diego Armando Maradona, un golpeador de mujeres, muere el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
La agresión de Maradona a Rocío Oliva
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