Su
narcopolicía fue impune * Líderes de La
Barredora, el cártel que incendió Tabasco
* Morena lo arropa * Andy y
Monreal se esfuman * Hijo de Sandra
Collins, zar de las pipas de agua *
Obliga fuerza policíaca a notario a entregar al hijo a su mamá * Meister, más alcohol en el malecón
Publicada en
mussiocardenas.com
23 de julio de
2025
Marcado por la
desgracia, al narcosenador apenas si le da para escuchar. “No estás solo, no
estás solo”, grita la broza morenista. Y Adán Augusto sabe que así es. No está
solo. Lo acompañan otros como él, la cúpula de Morena, los que entregan el
poder al narco, la banda criminal.
No está solo
pero sí desencajado, apabullado por el escándalo, por su policía estrella,
Hernán Bermúdez Requena, alias Comandante H, un matón con 20 años en la
delincuencia, torturador y asesino, líder de un escuadrón de la muerte, La
Barredora, al que Adán Augusto López Hernández, siendo gobernador de Tabasco,
hizo secretario de Seguridad.
“No estás
solo”, le dicen sus correligionarios al soberbio senador, intentando deslindar
al “hermano” de Andrés Manuel López Obrador del mayor episodio de narcopolítica
que haya sacudido a la 4T, afanosos en maquillar el nivel de complicidad,
limpiar el lodo yu la sangre, la violencia brutal de La Barredora, los muertos,
los quemados, los cercenados, la explosiva extorsión.
A Adán Augusto
se le vio llegar al Consejo Político Nacional de Morena desplomado, sin la
magia del poder, sin aureola de victoria, sin los aires de gran señor. Llegó
callado, jodido, imputado como el aberrante gobernador que sabiendo el
historial de Bermúdez Requena, le entregó la seguridad de Tabasco a un cártel,
y ese cártel, La Barredora, cuando entró en conflicto, se volvió brazo del
Cártel Jalisco Nueva Generación.
Ocho días
tardó Adán Augusto en aparecer. Ocho días en silencio. Ocho días sin sus
bravatas. Y cuando asomó, su rostro era un funeral.
Fueron los
militares los que detonaron el escándalo. Revelaron la orden aprehensión que
pesa sobre el narcopolicía, el dilecto amigo y protegido del ex gobernador, ex
secretario de Gobernación y hoy líder de Morena en el Senado de la República.
A los
militares les tocó llevar a Adán Augusto López Hernández al paredón. y ahí no
hay Obrador que valga. La orden provino de palacio nacional. Y desató a la
jauría. Y una parte de la secta atizó el fuego, augurando el fin del ex
secretario de Gobernación, el hermano político de López Obrador. Y otra salió
en su defensa, los que gritan “no estás solo”, los que dicen que tuvo a Hernán
Bermúdez a su lado pero nunca supo que era un líder criminal. Es el síntoma de
que en Morena hay implosión.
Bermúdez
Requena fue señalado por el general Miguel Ángel López Martínez, comandante de
la 30ª Zona Militar. Reveló que existía orden de aprehensión en su contra. Y
ahí reventó Adán.
La forma es
fondo. Los militares nunca hablan, menos en un programa de televisión. Y cuando
lo hacen es porque la cadena de mando así lo establece. La orden tuvo que pasar
por el secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla. Y debió tener el
aval de la presidente Claudia Sheinbaum.
El caso Adán
Augusto-Bermúdez Requena es un asunto de Estado, una pincelada de narcogobierno
y, paralelamente, una fractura mayor en Morena.
Al Consejo
Nacional de Morena no llegó Andrés Manuel López Beltrán –Andy, el de los
negocios del Peje– ni Ricardo Monreal, líder de los diputados federales del
obradorismo. Saben que Adán Augusto ya es cadáver y apesta.
Así diga Luisa
María Alcalde que Morena no encubre, el lodazal de Adán Augusto y La Barredora
tiene tufo a huachicol a droga, a extorsión.
Hace 20 años
que Hernán Bermúdez se mueve en el bajo mundo. Fue detenido por la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la
entonces Procuraduría General, en 2006, por la tortura y asesinato del ganadero
Ponciano Vázquez Lagunes, en Huimanguillo, Tabasco, y luego dejado en libertad.
Venía de las
filas priistas, primero con el gobernador Manuel Gurría Ordóñez, luego con
Roberto Madrazo Pintado. Fue compañero de gabinete de Adán Augusto, a la postre
el notario de sus empresas familiares.
En 2018, el
Ejército documentó sus ligas con grupos criminales. Ese informe pasó a manos de
un grupo consultor que lo entregó a Adán Augusto López Hernández. Al verlo, el
entonces gobernador de Tabasco despidió al grupo consultor y se quedó con
Hernán Bermúdez. Morena tenía ya a su narcopolicía en la cúspide del poder.
En 2020,
nuevos informes de inteligencia militar revelaron que el secretario de
Seguridad de Tabasco operaba para La Barredora. La Secretaría de Seguridad le
proporcionaba armamento, vehículos y dinero al grupo criminal. Y todo lo supo
López Hernández.
En 2021,
cuando Adán Augusto se convirtió en secretario de Gobernación con López
Obrador, su relevo, Carlos Merino sostuvo a Bermúdez Requena por algunos meses
en la Secretaría de Seguridad.
Ese año,
Hernán Bermúdez se afilió a Morena. Acudía a congresos, a eventos, el
narcopolicía con los colores del partido de López Obrador.
La Barredora
intensificó entonces el robo de combustible, millones de barriles extraería a
la postre de Dos Bocas, donde se construyó la fallida refinería Olmeca, y de la
extorsión y el tráfico de droga. Y entonces Tabasco se incendió. Atacó bares,
sembrando muerte. Levantó gente, cuyas cabezas aparecían en los toldos y cofres
de automóviles.
En 2022, la
prensa crítica documentó la historia negra del narcopolicía. Hizo públicos
detalles y episodios violando la ley, operando para La Barredora, el escuadrón
de la muerte con el que se deshacían de células delictivas rivales.
Adán Augusto
siempre supo que Hernán Bermúdez Requena era un criminal. Y lo encubrió. Fue su
cómplice. Lo dejó correr.
Nada lo exime
hoy. Su narcogobierno es el reflejo del narcopoder morenista, el espejo del
crimen organizado cobijado en las instituciones y sus capos militando en
Morena.
Adán Augusto
arde en el infierno del escándalo. Su caída no la atenúan las porras del
Consejo Nacional de Morena, los gritos de “no estás solo”, ni las maromas de
Luisa María Alcalde para exculparlo, ni las piruetas del senador Fernández
Noroña alegando que La Barredora nadie la conocía y que hoy se magnifica
artificialmente su poder.
La suerte del
“hermano político” de Andrés Manuel está echada. Y la de Morena igual. Es un
narcopartido, en un narcogobierno, con un narcopolicía que hasta se volvió
militante.
Sheinbaum, que
fue ninguneada por Adán Augusto a menudo saboteada, lo lanza a los leones,
intentando atenuar los daños, sabiendo que su gobierno también se embarró dando
contratos a las empresas de familiares del Comandante H.
El caos asoma
ya. Mientras la cúpula obradorista intenta contener el escándalo, las tribus
morenistas festejan y otras se regodean viendo cómo pierde el paraíso el
narcosenador.
La implosión
ya comenzó.
METADATO
Jugoso negocio
tener a cargo 10 pipas de agua; es el botín del hijo de Sandra Collins. Erick
Edmundo Ayuso Collins regentea lo que se haga con ellas. Dos son propiedad de
la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos; otras dos las
“recomendó” el alcalde Amado Cruz Malpica; el resto, contratistas locales. Por
cada pipa, CMAS paga entre 80 y 100 mil pesos mensuales de renta. El operador
de la pipa, el diesel y los servicios de la unidad, se incluyen en el contrato.
Pero lo que se haga con el agua que se envía a colonias y sectores con
desabasto, es asunto del joven Ayuso Collins. “Los piperos le pasan una
cáscara”, cuenta un insider morenista. Las pipas son cargadas en las llenaderas
de CMAS, en la avenida Revolución, y en la Noria de la colonia Santa Isabel. Un
jugosísimo negocio dada la carencia de agua, que en unos días se agudizará por
la temporada de estiaje o si se le ocurre a los tatahuis cerrar las válvulas de
la presa Yuribia. Todo ocurre en las santísimas narices de la directora, Hildeliza
Díaz Calafel, que ve pero hace como que no ve. Sandra Collins Coronel, la
regidora, ex priista, del grupo político de Gonzalo Guízar Valladares y
coordinadora de campaña del candidato de Morena a la alcaldía de Coatzacoalcos,
pujó duro para insertar a su hijo Erick en la planilla guinda. Pretendía que
fuera regidor. O sea, heredarle el cargo como si fuera franquicia familiar. No
pudo. Ahora se espera que Pedro Miguel Rosaldo García lo convierta en
funcionario de alto nivel, una vez que sea alcalde. A los priistas y ex
priistas lo que pidan. A menos que rasque en CMAS y se lleve una sorpresa
fenomenal… Con operativo policíaco, el notario público Alejandro “D” tuvo que
entregar al hijo a su mamá. Vinculado a proceso por violencia intrafamiliar,
señalado de haberle mentido a la Fiscalía de Veracruz acusando a su ex pareja
sentimental de robo de su patente de notario y de un anillo de compromiso que
él mismo obsequió, el truhán se había venido valiendo de tretas para retener a
su lado al menor. Indebidamente, la jueza María Alicia Caram Castro concedió
que el hijo permaneciera a su lado pese a estar vinculado a proceso.
Indebidamente y por complicidad, el secretario de Gobierno y conserje mayor de
palacio, Ricardo Ahued Bardahuil, no lo ha separado del cargo mientras dura el
proceso pese a que la Ley del Notariado así lo establece. Indebidamente y por
colusión, la fiscal Verónica Hernández Giadáns, notaria también, ha permanecido
pasiva, omisa, sin solicitar separarlo de la notaría que tiene su sede en Chinameca
aunque Alejandro “D” reside en Coatzacoalcos. Evadió la ley cuanto pudo hasta
el jueves 17 cuando mediante un operativo policíaco tuvo que entregar al menor
a su madre, Maquis “N”. Por meses, el notario de marras impidió que tuvieran la
convivencia de ley. Alejandro “D” vivirá otro infierno cuando las damas que
usan las joyas de su ex sean acusadas del delito de robo; evidencia gráfica
hay. Y un infierno más cuando enfrente el intento de homicidio al intentar
arrojar a su ex desde un balcón cuando residían en la Ciudad de México. Y
entonces el notario arderá… Más alcohol en el malecón. El nuevo antro, Meister,
llega a saciar la sed de los proclives al trago. Se ubica en los dominios de
Pepe Chagra, que sólo renta el local, lo que antes fuera el salón Cha-Sa, por
años olvidado y luego, ya siendo regidor en los tiempos de Joaquín Caballero
Rosiñol, pudo remodelar, darle dimensión, un par de pisos, terraza, lo mejor
para quien deseara realizar eventos. Meister anuncia cubetazos a 150 pesos y
alcohol a discreción. A la par, Amado Cruz Malpica aprieta a los remolques que
ofrecen bebidas alcohólicas. El que pueda pagar el permiso, se queda; el que
no, se va del malecón. Y hay quienes evidencian que ya tenían arreglo con los
inspectores de alcoholes hasta que les subieron la cuota oficial…
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