El pasado jueves por
la mañana fue abatido por militares, tras ser señalado como líder de Los
Zetas en la región de Córdoba, Veracruz, el joven de tan solo 20 años de edad Ángel
Enrique Uscanga Marín. De acuerdo a
reportes periodísticos y de la Procuraduría General de Justicia este individuo
ya había sido detenido a mediados del este año, se le había dado inicio la investigación
ministerial numero 73/2013 por el delito de asalto.
Lo inaudito, cabe
señalar dos puntos, el primero es que, sean la entrega y el sacrificio para ser
asesinados vilmente. Y el segundo punto es el trabajo propagandístico y mediático
para hacer creer a la ciudadanía que se está combatiendo el crimen organizado.
La realidad es otra,
los verdaderos capos se encuentran cobijados en la sombra del umbral del poder,
en donde son intocables y en donde manejan la situación a su voluntad. Los
verdaderos jefes de los criminales gozan de impunidad, de la riqueza mal habida
y de la desgracia, como la de este joven, sacrificado por balas de una fuerza
castrense que debería de servir solo en caso de guerra y no para aplastar un
reducido grupo de jovenzuelos que fueron utilizados por la organización
criminal y sacrificados en esta “guerra” inventada por los mismos que han
desgraciado al pueblo mexicano. Esos mismos que han permitido que las
corporaciones policiacas sean infiltradas por la delincuencia, esos mismo que
han acabado con el futuro de millones de mexicanos y expulsa a jóvenes al desempleo,
víctimas de un sistema político injusto. Se combate los efectos y no las causas
por las cuales son originados por este sistema político, social y económico,
cada vez mas degradante.
Pero eso sí, cada vez
que hay una matanza de supuestos criminales, magnifican la osadía de los
militares y marinos como parte de ese trofeo que logran a punta de
ametralladoras y granadas explosivas.
MARTIN MARTINEZ SOSOL
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