21 de octubre de 2014

VERACRUZ TIENE HAMBRE Y SED DE JUSTICIA/ PIEDRA EN EL ZAPATO

Lilia Baizabalpor Lilia Baizabal
“Cuando la injusticia se convierte en ley, la rebelión se convierte en deber“: Tomás Jefferson
Todos sabemos que es obligación del Estado garantizar la seguridad pública a sus ciudadanos. Sin embargo vemos que en Veracruz los funcionarios continúan negando la existencia del problema y parece que se mantendrán los próximos 2 años cruzados de brazos.
Con preocupación y tristeza observamos cómo el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa continúa intentando desvirtuar la realidad sobre hechos de violencia que se registran a diario y que evidencian, no hará absolutamente nada para contrarrestarlos.
Javier Duarte de Ochoa de mal en peor
Javier Duarte de Ochoa de mal en peor
Decir que en Veracruz sólo se tienen registro de robos de “frutsis y pingüinos”, no sólo debe abonar la crítica. Lo más importante, es que los ciudadanos deben tomar todas las precauciones necesarias para emprender acciones de autodefensa ante la operación de las bandas delictivas porque como ya escuchó, Duarte no hará nada para hacer que la tranquilidad regrese a la entidad.
Es grave que Javier Duarte niegue lo que sucede en Veracruz en materia de inseguridad porque significa que para él, los secuestros, extorsiones, levantones, asesinatos de mujeres, desapariciones de hombres y chicas  jóvenes, robos a casa habitación, asaltos a los autobuses en carretera, robo de niños, de autos y demás hechos que se conocen a diario,  no existen.
Fue grave que Arturo Bermudez Zurita flamante Secretario de Seguridad Pública haya dicho, “si quiere seguridad en casa, compre un perro y unos candados”.
El mensaje de estos dos servidores públicos deja bastante claro que seguirán cruzados de brazos, ante la ola de inseguridad y violencia que está afectando diversas regiones del estado y que como ya anunció el Observatorio Nacional Ciudadano, mantiene a la entidad entre los 15 primeros lugares de diversos hechos delictivos.
Las declaraciones que ofrecen Javier Duarte y Arturo Bermudez ofenden y lastiman a los veracruzanos porque demuestran que no están de lado de los intereses de los ciudadanos, si no de los otros.
Si para ambos en Veracruz todo está tranquilo y en paz, significa que no harán absolutamente nada para cambiarlo.
Y si los señores no tienen voluntad política para cambiar lo que está mal, entonces los veracruzanos tendrán que elevar las voces y acudir a las instancias federales e internacionales, para exigir los cambios que sean necesarios.
Si a principios de la gestión los delincuentes organizados denunciaron que pagaban 30 millones mensuales para que los dejaran trabajar, cuánto están pagando ahora.
Las declaraciones de Javier Duarte de Ochoa y Arturo Bermudez, ofenden a los cientos de veracruzanos que han sufrido un hecho de inseguridad y que no han tenido la suerte de que las dependencias de Procuración y Administración de Justicia en el estado, les resuelvan.
Sus versiones son una burla para los padres, hermanos, hijas que continúan buscando a sus seres queridos que han sido levantados por la delincuencia organizada. Como nunca antes en el estado los tratantes de seres humanos han afianzado sus operaciones secuestrando hombres y mujeres jóvenes con fines de explotación sexual y laboral.
Sus declaraciones ahondan en la herida,  aún no cerrada, de los hijos y esposas de los 11 reporteros que han sido asesinados en Veracruz, hechos sobre los que no hay un solo delincuente en las cárceles pagando por los delitos.
Insultan a las familias de las mujeres que han sido asesinadas con odio y brutalidad en todos estos años, ubicando a Veracruz ya en el quinto lugar nacional por feminicidios.
Lastiman a todos los habitantes de varios municipios que han sufrido robos diarios en sus hogares, al grado que han optado por organizarse para defenderse y enfrentar a los delincuentes.
Lo que ellos niegan, es evidentemente, el resultado de un gobierno fallido por su ineficacia para dar resultados.
Veracruz es un estado fallido por donde quiera que le busquen. Aunque los servidores públicos digan lo contrario.
Tercer lugar nacional en pobreza. Tercero en secuestros. Cuarto lugar nacional en analfabetismo. Creció el desempleo. No hay inversión extranjera producto de la mala labor del gobierno estatal para la promoción. No hay obra pública digna de mención. No concluyeron en 5 años obras para la óptima realización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
La desigualdad en todo su esplendor. La inseguridad y la violencia han instaurado sus reales desde hace casi 10 años.
Una corrupción brutal sobre el manejo de los recursos públicos.
Se han robado casi todos los recursos federales que se han autorizado para el estado en los últimos años, y no lo digo yo, lo ha denunciado la misma Auditoría Superior de la Federación en casi todas sus observaciones sobre el manejo que el estado le ha dado a partidas especiales. 
No hay un solo funcionario procesado por estos delitos.  
Viven los ciudadanos los peores momentos en cuanto a respeto a los derechos humanos y protección de las garantías individuales. Veracruz, es el estado  más peligroso para el ejercicio del periodismo. 11 comunicadores asesinados, 12 desaparecidos y 23 exiliados.
Nunca como hasta ahora, Veracruz había vivido el ejercicio del despotismo.
Como nunca antes hay un fuerte control del poder legislativo, el judicial, la comisión estatal de derechos humanos y la mayoría de los medios de comunicación que prefieren vivir de rodillas, a responder las exigencias de una sociedad cada día más demandante de la realidad.
Es claro que Javier Duarte de Ochoa lleva 4 años ejerciendo el poder para beneficio de un privilegiado grupo de políticos y empresarios,  que se han enriquecido de una forma descomunal,  en contra de los intereses de los ciudadanos.
Lo más reciente, el próximo regalo a privados de una importante reserva ecológica de Xalapa, el Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero. ¿Quién recibirá por fuera el beneficio económico tras el obsequio de un bien público?. 
Es claro que en Veracruz el poder se ha usado para aplastar, corromper, amedrentar, -pactar alianzas- hundir, desprestigiar, encarcelar, reprimir y otras muchas acciones que evidencian un claro abuso de poder.
Lo que Javier Duarte de Ochoa y sus funcionarios deben no olvidar, es que los veracruzanos están al límite. Y de un momento a otro no continuarán soportando este ejercicio despótico y burlón del poder.
Hoy, pareciera que pueden salirse con la suya y tal vez no vayan a la cárcel por tanto exceso, pero de lo que ya no podrán evadirse nunca, es de la condena ciudadana  y del juicio irrefutable de la historia.
¡Los veracruzanos tienen hambre y sed de justicia!.
¿Hasta cuándo?.
¿Qué necesitan que el pueblo haga para que cambien sus declaraciones y ofrezcan resultados?….
FUENTE: PLUMAS LIBRES

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