El caso
de Moisés Sánchez deja ver esos vicios que se han vuelto el sello de la
fiscalía Veracruzana. Igual que a Goyo Jiménez de la Cruz le dieron muerte a
unas cuantas horas del secuestro. En ambos casos tuvo que pasar más de una
semana, mucha presión mediática, condenas de organizaciones en todo el mundo;
en ambos casos, la ONU se mostró indignada para que la fiscalía presentara
resultados. En ambos no fueron los esperados, ni los anunciados. El 10 y el
periodista número 11, muertos en el actual sexenio.
A Moisés Sánchez, confirmó la fiscalía, murió horas después de
haber sido llevado por los secuestradores. Uno de ellos le cortó el cuello,
además lo hicieron pedazos y lo arrojaron en una bolsa negra, en una fosa
clandestina; a Gregorio Jiménez de la Cruz, también lo masacraron a horas de
haber sido llevado y lo decapitaron.
Al nacido en Medellín lo mataron unos delincuentes de poca
monta, según la averiguación de la fiscalía, por “encargo” del alcalde panista
Omar Cruz, ya que “había alborotado el panal” y le resultaba incómodo por su
activismo en las calles; a Gregorio Jiménez de la Cruz le dieron muerte por
asuntos personales.
El gobierno de Veracruz fue anfitrión de Enrique Peña Nieto el
siete de enero en el marco de la celebración de la promulgación de la Ley
Agraria, en Boca del Río –a unos cuantos kilómetros de Medellín de Bravo– y esa
misma noche, ya con el Presidente en Los Pinos, surgió la versión de un cuerpo
cerca de la localidad de Piedra del Indio, entre Paso del Macho y Soledad de
Doblado.
Cerca de las 10:00 PM de ese día reporteros del puerto jarocho
se desplegaron en la región para buscar informes, la foto, el testimonio. Lo
que encontraron fue a un montón de pueblerinos espantados, pues horas antes
miembros del ejército, de la Marina y autoridades ministeriales –muchos
vestidos como doctor– llegaron a recoger restos humanos. Le ganaron a los
periodistas.
El evento registrado en el pueblo Piedra del Indio fue
desmentido horas después por el fiscal Luis Ágel Bravo. “No es Moy y no hagan
chismes, estoy a unas horas de resolverlo”, sentenció.
Pero desde el mismo seno del gobierno comenzó a circular la
versión de que ese cadáver correspondía a Moisés Sánchez, y las autoridades
habían llegado a él por datos aportados por los primeros oficiales arraigados
dentro de las averiguaciones.
La orden del Alcalde era darle un susto y se les había pasado la
mano. El Alcalde daba las órdenes a los subordinados por medio de la clave
“Azul 1″. La versión también abundó que el cadáver presentaba un estado
lamentable, hecho pedazos y quemado en varias partes. Lo que coincide con la
descripción hecha por Luis Ángel Bravo de los restos de Moisés –que la familia
no acepta– fue algo “dantesco”, “por respeto no puedo decir más” respondió a la
periodista Carmen Aristegui en una entrevista para defender los métodos
empleados por su personal para obtener confirmaciones de identidad.
Otra interrogante dentro del caso Moisés Sánchez, y que habla
del poco respeto a las víctimas del delito en Veracruz, toma relieve la tarde
del 25 de enero en la rueda de prensa donde Luis Ángel Bravo Contreras no quiso
responder si detrás de los hechos se encontraba algún cártel de la Droga. Ni
Los Zetas ni el Cártel de Jalisco, con presencia en la zona conurbada, se
mencionaron dentro de las averiguaciones aun cuando el fondo de la muerte se
derivó de un intercambio de favores entre el poder y los delincuentes: estos
quitarían del camino a Moisés Sánchez a cambio de vender sustancia prohibidas,
“sobre todo a jóvenes”, confesó Clemente Noé Rodríguez Martínez.
En septiembre de 2011, la matanza de Plaza Las Américas se la
atribuyó, en comunicados en internet, el CJNG, “para limpiar a Veracruz con los
pinches Zetas” y en respuesta por el agravio en Veracruz, ese mismo mes, Los
Zetas dieron muerte a otras 30 personas en Jalisco.
Finalmente, en su última declaración, el ex elemento de la
Intermunicipal Veracruz Boca del Río afirmó en todo momento que “yo no sabía
que el señor Moisés era periodista”, incluso ya hasta se disculpó con el gremio
y la familia.
Entre los primeros datos aportados por la familia el día de la
sustracción de Moisés Sánchez está que los pistoleros también revolotearon el
sitio en busca de sus herramientas de trabajo, mismas que aún no han sido
localizadas.
MAS INFORMACION:http://www.sinembargo.mx/31-01-2015/1232713
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