2 de febrero de 2015

EL CASO DE MOISÉS SÁNCHEZ DEJA VER ESOS VICIOS QUE SE HAN VUELTO EL SELLO DE LA FISCALÍA VERACRUZANA.

El caso de Moisés Sánchez deja ver esos vicios que se han vuelto el sello de la fiscalía Veracruzana. Igual que a Goyo Jiménez de la Cruz le dieron muerte a unas cuantas horas del secuestro. En ambos casos tuvo que pasar más de una semana, mucha presión mediática, condenas de organizaciones en todo el mundo; en ambos casos, la ONU se mostró indignada para que la fiscalía presentara resultados. En ambos no fueron los esperados, ni los anunciados. El 10 y el periodista número 11, muertos en el actual sexenio.
A Moisés Sánchez, confirmó la fiscalía, murió horas después de haber sido llevado por los secuestradores. Uno de ellos le cortó el cuello, además lo hicieron pedazos y lo arrojaron en una bolsa negra, en una fosa clandestina; a Gregorio Jiménez de la Cruz, también lo masacraron a horas de haber sido llevado y lo decapitaron.
Al nacido en Medellín lo mataron unos delincuentes de poca monta, según la averiguación de la fiscalía, por “encargo” del alcalde panista Omar Cruz, ya que “había alborotado el panal” y le resultaba incómodo por su activismo en las calles; a Gregorio Jiménez de la Cruz le dieron muerte por asuntos personales.
El gobierno de Veracruz fue anfitrión de Enrique Peña Nieto el siete de enero en el marco de la celebración de la promulgación de la Ley Agraria, en Boca del Río –a unos cuantos kilómetros de Medellín de Bravo– y esa misma noche, ya con el Presidente en Los Pinos, surgió la versión de un cuerpo cerca de la localidad de Piedra del Indio, entre Paso del Macho y Soledad de Doblado.
Cerca de las 10:00 PM de ese día reporteros del puerto jarocho se desplegaron en la región para buscar informes, la foto, el testimonio. Lo que encontraron fue a un montón de pueblerinos espantados, pues horas antes miembros del ejército, de la Marina y autoridades ministeriales –muchos vestidos como doctor– llegaron a recoger restos humanos. Le ganaron a los periodistas.
El evento registrado en el pueblo Piedra del Indio fue desmentido horas después por el fiscal Luis Ágel Bravo. “No es Moy y no hagan chismes, estoy a unas horas de resolverlo”, sentenció.
Pero desde el mismo seno del gobierno comenzó a circular la versión de que ese cadáver correspondía a Moisés Sánchez, y las autoridades habían llegado a él por datos aportados por los primeros oficiales arraigados dentro de las averiguaciones.
La orden del Alcalde era darle un susto y se les había pasado la mano. El Alcalde daba las órdenes a los subordinados por medio de la clave “Azul 1″. La versión también abundó que el cadáver presentaba un estado lamentable, hecho pedazos y quemado en varias partes. Lo que coincide con la descripción hecha por Luis Ángel Bravo de los restos de Moisés –que la familia no acepta– fue algo “dantesco”, “por respeto no puedo decir más” respondió a la periodista Carmen Aristegui en una entrevista para defender los métodos empleados por su personal para obtener confirmaciones de identidad.
Otra interrogante dentro del caso Moisés Sánchez, y que habla del poco respeto a las víctimas del delito en Veracruz, toma relieve la tarde del 25 de enero en la rueda de prensa donde Luis Ángel Bravo Contreras no quiso responder si detrás de los hechos se encontraba algún cártel de la Droga. Ni Los Zetas ni el Cártel de Jalisco, con presencia en la zona conurbada, se mencionaron dentro de las averiguaciones aun cuando el fondo de la muerte se derivó de un intercambio de favores entre el poder y los delincuentes: estos quitarían del camino a Moisés Sánchez a cambio de vender sustancia prohibidas, “sobre todo a jóvenes”, confesó Clemente Noé Rodríguez Martínez.
En septiembre de 2011, la matanza de Plaza Las Américas se la atribuyó, en comunicados en internet, el CJNG, “para limpiar a Veracruz con los pinches Zetas” y en respuesta por el agravio en Veracruz, ese mismo mes, Los Zetas dieron muerte a otras 30 personas en Jalisco.
Finalmente, en su última declaración, el ex elemento de la Intermunicipal Veracruz Boca del Río afirmó en todo momento que “yo no sabía que el señor Moisés era periodista”, incluso ya hasta se disculpó con el gremio y la familia.
Entre los primeros datos aportados por la familia el día de la sustracción de Moisés Sánchez está que los pistoleros también revolotearon el sitio en busca de sus herramientas de trabajo, mismas que aún no han sido localizadas.

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