Por Francisco de Paula Díaz
Columna Hoy Toca
(Primera de dos partes)
Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás: y tú no le amonestares,ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino, a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, mas su sangre demandaré de tu mano: Ezequiel 33:8
Ahora que el palacio de la opacidad es salpicado por unos tenues rayos de luz, por el órgano garante de acceso a la información en el Estado de Veracruz, pareciera que no le queda de otra al regidor de la Comisión de Transparencia, que ante más de 50 medidas de apremio, que están por enfrentar, ceder y dejar de custodiar la caja de Pandora municipal.
Esto es, la caja que guarda las mañas y los trucos de los numerosos negocios, que hace el selecto círculo de amigos del alcalde de Xalapa a sus espaldas.
Recordemos que Silem, “el simulador de la transparencia”, afirmó tajantemente en una bravata mediática que el IVAI puede multar al Ayuntamiento de Xalapa las veces que quiera y que puede solventarlas.
Ante esta declaración, de manera muy cortés, caballerosa y prudente, su presidente declaró que lamentaba que Silem García Peña, prefiriera pagar las sanciones que transparentar la información.
Me parece que es muy extraño que un funcionario que profesa un credo de manera fervorosa, de pronto sea transformado por el poder y se le olvide la palabra de Dios, pero ese es otro asunto.
Los ciudadanos xalapeños tienen el derecho de saber en qué se gastan los impuestos de sus prediales, los pagos de sus derechos y los cobros de sus permisos. No hay nada ilícito en saber cómo se gastan los ingresos o para qué se gastan, aunque más de un miembro del gabinetazo se empeñe en no abandonar las viejas prácticas y los vicios de la corrupción.
Los ciudadanos, por ejemplo, deben saber que es insultante que el ayuntamiento gaste más de medio millón de pesos en agua embotellada. Esta es una erogación que se ejerció de manera sospechosa sólo durante el primer año de aprendizaje de su gobierno.
Son datos que la autoridad y los ciudadanos no deben tomar a la ligera. El alcalde nos debe la explicación para poder justificar el gasto exagerado en ese rubro, porque sin duda hay datos que merecen darse a conocer.
¿Quién está detrás del negocio de las botellitas de agua? ¿Quién las asigna? ¿A dónde se repartieron? ¿Cómo se adjudicó la compra del vital líquido?
Son datos que por derecho deben y merecen saber los ciudadanos de esta capital, para no quedarse sólo con la marca de la botellita. No es fácil percibir cómo se repartieron las más de 166 mil botellas. O dígame si a las personas que acuden a pagar puntualmente el predial se les obsequian como cortesía.
Y ya que tocamos este punto, lo que se sigue observando es la desatención que tienen los empleados con la gente adulta, de la tercera edad.
Los datos que aquí se consignan nos fueron proporcionados mediante una solicitud de información que nos hicieron llegar. Gracias a ésta, hoy sabemos que bien pudo tener mejor destino y fin ese recurso. Manejado con honestidad y transparencia, bien pudo ir a parar a varias obras públicas o usarse en la creación de por lo menos 100 empleos temporales.
Por qué no utilizar ese recurso en la mejora de los cientos de arreglos de baches que demanda la ciudadanía, pero mejor aún, por qué no ocuparlo para remediar lamentables tragedias, como la acontecida recientemente.
Expediente público.
Qué bueno que la representante de la cultura municipal haya visitado el Bajío. Los viajes ilustran y, de lejos, las cosas se ven mejor. Ya verá que no todo es lucha, tubos y carreras.
Expediente privado
Se rumorea que las cosas en el deporte municipal van a mejorar, pero que, con ello, los negocios de quien ahí regentea el deporte, acabarán. Eso esperamos.
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