La política del régimen respecto al
salario de la fuerza de trabajo ha consistido en reducir su precio muy por
debajo de su valor, lo que ha traído como consecuencia la pauperización de las
masas trabajadoras, empero, no es así con los pagos que se autootorgan la
servidumbre de la burguesía en sus diferentes figuras representativas que
personifican las instituciones burguesas. Mientras el trabajador asalariado
padece los efectos de la pérdida sistemática del poder adquisitivo de lo que
percibe como salario, la servidumbre de la burguesía goza al ver incrementar su
riqueza no devengada; mientras los primeros se subsumen a una mayor
explotación, los segundos se regocijan en su avaricia y cobijan con el manto de
la impunidad.
El salario mínimo tienen que sostener
a su familia. Quien genera la riqueza social es condenado a la miseria
creciente, y, quien no produce riqueza social, a cambio defiende los intereses
del explotador, esos hombres del régimen encargados de oprimir, viven en la
opulencia, ésta es la igualdad y libertad capitalista. Otro hombre del régimen,
Alfonso Navarrete Prida, una de las piezas claves para imponer la política
laboral en el país, quien hoy es recompensado con la Secretaría de Gobernación
(Segob), su ostentoso sueldo acumulado por trabajar para el Estado en lo que va
de la presente junta administrativa es de 16 millones 216 mil 945 pesos más 70
millones 128 mil 922 por supuestos servicios profesionales y económicos, en
total 86 millones 345 mil 867 pesos.
¿Qué proletario o trabajador
asalariado amasa tal fortuna? Ninguno, ni lo podrán hacer en toda su vida, así
trabaje las 24 horas de los 365 días del año. Resulta impúdico e hipócrita el
proceder de los personeros del régimen al quererse presentar ante el pueblo
como hombres al servicio de él. Qué trabajo calificado guardan estos hombres
del régimen que devengue la riqueza social que se embolsan en concepto de
sueldo sin contar seguro y prestaciones, en especial Alfonso Navarrete Prida,
quien puso como causa la de los salarios paupérrimos en México el trabajo poco
calificado de la fuerza de trabajo, en sus palabras se debe a las “muy pocas
capacidades, muy poca certificación de habilidades, con niveles de
productividad bajos”.
Ninguno que justifique los que se
apropian, Navarrete Prida es licenciado en derecho como muchos desempleados en
el país, como muchos asalariados con nivel licenciatura que perciben de uno a
tres salarios mínimos al mes. Millonarios sueldos, riqueza no devengada e
injustificada de los hombres del régimen contrastan de manera obscena con la
mísera cantidad de riqueza social que se apropia la mitad de la Población
Económicamente Ocupada, 28,6 millones, quienes perciben al mes de uno a dos
salarios mínimos, no más de 4 mil 869 pesos, no hay parangón con lo que se
embolsan los señores Basilio González Núñez en el mismo período de tiempo 173
mil y Alfonso Navarrete Prida 205 mil 122. Es evidente que políticos de oficio,
funcionarios públicos y de más personificaciones del poder burgués no sólo son
inmorales al imponer una política salarial que condena a la pauperización al
proletariado, son criminales.
No los conmueve un ápice la condición
de miseria creciente a la que son sometidos el proletariado y el campesino
pobre, los indigna el supuesto del decremento de la tasa de ganancia capitalista.
La miseria del trabajador está ligada al incremento de la explotación
capitalista a la cual es sometido, a la corporativización a través de
sindicatos oficialistas que lejos de velar por los intereses de los
trabajadores refuerzan los grilletes de la opresión y justifican la
explotación. En contraste, la opulencia de los personeros del régimen es la
avaricia y la corrupción que la impunidad de la ley burguesa les otorga. ¡Por
nuestros camaradas proletarios! ¡Resueltos a vencer! El insurgente ¡Con la
guerra popular! ¡El EPR triunfará! Año 22 Nº 182 Enero de 2018 Pág. 6 La
sistemática pérdida del poder adquisitivo del salario responde a las leyes
capitalistas en una economía dependiente y funcional al imperialismo; es fruto
de la lógica capitalista y consecuencia directa de la política neoliberal
aplicada por el régimen por más de treinta años; ilustra el tamaño de la
explotación y opresión del poder burgués para con el proletariado en México; y,
es reflejo de la inflación que padecen los trabajadores producto de los precios
monopólicos en las mercancías. La actual junta administrativa al igual que sus
predecesoras son enemigas del proletariado, el campesino pobre y sectores
populares, así lo demuestra el 11.11% de la pérdida del poder adquisitivo del
salario en los cinco años de la presente administración. Un efecto inmediato de
las reformas burguesas neoliberales impuestas por la servidumbre burguesa,
entre ellos, Meade Kuribreña quien en su gira como precandidato presidencial,
presume sin recato llevar trabajando 20 años para el Estado, hombres del
régimen como éste, son los responsables materiales en parte de la miseria
creciente de miles de millones de mexicanos, son los responsables de los
efectos de la crisis que padecen los trabajadores del campo y la ciudad.
El espiral inflacionario, el 11.11 por
ciento de la pérdida del poder adquisitivo del salario en lo que va del actual
gobierno antipopular, y el índice alto de desempleo echan por la borda los
supuestos de la teoría económica burguesa en donde fundamenta el régimen su
política económica. Queda así demostrado que la inflación y la pérdida del
poder adquisitivo del salario son en parte producto de las medidas
antipopulares que la junta administrativa a impuesto entono a las reformas
burguesas neoliberales impuestas como ley, más no del incremento del salario
como reza la empedernida teoría neoliberal.
Ninguna medida derivada de las teorías
económicas burguesas han de favorecer en términos reales al asalario, pues el
capitalismo descansa en la explotación del hombre por el hombre a través del
trabajo asalariado, es ahí en la producción capitalista en donde la fuerza de
trabajo genera el plus valor producto del trabajo no pagado a la misma. Así
que, ninguna oferta salarial desde el régimen y sus personeros tiene la
intención de sacar al asalariado de su condición de pauperismo creciente.
Si la condición de miseria creciente
que padece el trabajador asalariado es inmanente a la naturaleza del sistema,
su superación definitiva no se encuentra en ninguna medida subjetiva
materializada en reforma, se halla en la transformación radical del sistema,
desde su raíz, y, dada la agudización de la lucha de clases, la contradicción
entre capital y trabajo pasa por la organización de la fuerza de trabajo fuera de
marcos corporativos del Estado hasta la guerra de todo el pueblo contra sus
explotadores y opresores.
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