Utilizando la mentira
manipuladora de que “el gobierno federal está dejando sin agua a los
campesinos”, engañan a la gente incitándolos a la violencia para defender “su
derecho”, lo cual es criminalmente falso y personajes como Gustavo Madero,
Fernando Belaunzarán y Javier Corral lo saben perfectamente, por ello es
imperdonable su actuar y deberían tener responsabilidad en lo acontecido a la
pareja fulminada en ese evento.
Y es que tanto el
Tratado Sobre Distribución de Aguas como su interpretación y explicación se
encuentran ampliamente disponibles en internet, además de que es imperdonable e
increíble que un servidor público no lo conozcan.
Dicho tratado,
firmado el 14 de noviembre de 1944 y que entró en vigor el día 8 de noviembre
de 1945 establece claramente la distribución del agua del río Bravo y sus
escurrimientos para los Estados Unidos de Norteamérica y para los Estados
Unidos Mexicanos, detallando todas las posibilidades previsibles al respecto y
que evidentemente es bastante favorable a nuestro país ya que, en resumen
obliga a México a entregar 431 721 000 metros cúbicos anuales a los Estados
Unidos, pero recibe de aquel país 1 850 234 000 metros cúbicos al año, es
decir, casi 5 veces más.
Por otro lado, le
hacen creer a la gente que el tratado depende de la voluntad del ejecutivo
federal, lo cual es deliberadamente falso, ya que, al tratarse de un acuerdo
internacional, su modificación implica la intervención de presidencia y, sobre
todo, del congreso, y el incumplimiento unilateral de ese convenio causaría un
grave conflicto con nuestros vecinos del norte y, ahora sí, un irreparable
desabasto del vital líquido no sólo en Chihuahua, sino en todo el norte de
México.
La falta de
propuestas y alternativas demostradas por la oposición desde el inicio de la
cuarta transformación los ha obligado a infiltrar causas justas como la
feminista y a inventar movimientos sociales como el que desmantelamos en este
texto, es evidente que la ambición, corrupción y complacencia logrados durante
40 años de un neoliberalismo diseñado para su propio beneficio y en detrimento
de las mayorías les ha atrofiado su capacidad política e ideológica, creando
una generación de personajes políticos y mediáticos carentes de imaginación,
ególatras, aspiracionistas y concéntricos que aún no logran salir del estupor
causado por la pérdida de mal habidos privilegios.
Por todo lo anterior
es imprescindible que unamos nuestros esfuerzos y acompañemos sin ambages la
batalla por el cambio profundo que nuestra gran nación requiere y la inevitable
revolución de las consciencias que el cambio conlleva, sin reservas. El pasado 2018
dimos el golpe definitivo para destronar al antiguo régimen, este 2021 es el
momento de asestarle el golpe final que dará fin a ese ciclo infernal.
Dejemos atrás
nuestras pequeñas rencillas y diferencias y enfoquémonos en la tarea
verdaderamente importante, centrándonos en nuestras coincidencias: Enterrar,
finalmente, al viejo régimen.
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