Por Libertad Bajo Palabra - 15
agosto, 2021 en Avenida Principal, Carrusel, Estatales
Rubén Ríos quiso ser
columnista para algunos medios de comunicación. En este país, donde cualquier
pendejo puede ser escritor y columnista, pues se animó. Lo hizo tan bien que
terminó convirtiéndose en un referente del periodismo en Veracruz; todos nos
levantamos por la mañana preguntándonos «qué habrá escrito Rubén Ríos en su
columna». Animado por su breve y exitosa carrera como escritor, Rubén Ríos,
todavía diputado local de Morena, decidió dedicarse, a la manera de Ciorán, a
los aforismos.
La mañana del domingo se
despertó inspirado y por ello puso su “sarcasmo” a la orden de la Cuarta
Transformación: «Hay que invadir España y llevarles la república. No puede ser
que sigan teniendo un rey en pleno siglo XXI». Rubén Ríos terminó exhausto
después de expulsar tremendo huevo empollado en su sarcasmo. Pero algo sucedió.
El efecto irónico que pretendía ridiculizar al gobierno español no cuajó en las
mentes de las personas.
¿Por qué? Sencillo. Los
lectores de su aforismo sarcástico consideraron al diputado Rubén Ríos Uribe
tan ignorante, que pensaron que estaba hablando en serio. La frase sarcástica,
según él, le regresó como búmeran y le dio en la testa. Pobre del aprendiz de
columnista, pobre del ironizador ironizado. Debe ser triste descubrir que el
manejo del lenguaje no es para todos, descubrir que «la miel no se hizo para la
boca del asno».
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