Por José Miguel Cobián
Nadie lo recuerda, pero Osama Bin Laden dijo que a Estados Unidos había que pegarle en el centro de su economía. Por eso eligió las torres gemelas, pues eran un símbolo del triunfo económico de los americanos.
Posteriormente dijo también que las guerras que había iniciado Bush Jr. Serían la mayor victoria para sus jihadistas. Nadie lo entendió entonces. Como nadie prestó atención al tirano iraquí que una vez que estuvo invadido su país comentó que apenas comenzaba la guerra contra los Estadounidenses, cuando todos dábamos por hecho que ya había terminado con la derrota del régimen de Sadam Hussein.
Hoy Osama y Sadam están muertos, sin embargo, sus seguidores celebran el éxito de sus palabras. Hoy por primera vez en la historia de los Estados Unidos dejaron de tener la calificación perfecta para su deuda, y esto se debe a varios factores, siendo el principal la necedad de los congresistas americanos, más casados con sus propias ideas y agendas políticas que por el bienestar de su pueblo y del mundo. Demócratas y Republicanos tuvieron al mundo al filo de la navaja, angustiados todos los países del orbe, (las poblaciones que entienden algo de economía, pues el resto ni siquiera se entera). El tea party, los ultraconservadores, defienden el derecho a la guerra y empujan por no aumentar impuestos, prefieren a fin de cuentas que los más pobres sufran, con recortes a los programas asistenciales, sobre todo los de salud, y también buscan algo razonable: controlar un déficit público reduciendo gastos innecesarios. Lo único que olvidan es que ellos mismos, los republicanos generaron ese déficit tan grande, después de que Clinton dejó limpias las finanzas públicas y hasta un superávit.
Los demócratas insisten en que su presidente siga gastando manteniendo políticas populistas y apoyando a grupos importantes políticamente para su reelección, a pesar de ser gastos innecesarios en muchos casos. También insisten en algo razonable, que es el incremento de los impuestos a los sectores más favorecidos de la sociedad gringa.
Esta fue la gota que derramó el vaso y le dio esa victoria a Sadam y a Osama. Los propios congresistas americanos al no ponerse de acuerdo, les dieron las armas para dañar a su país y al mundo. Eso significa traición a la patria y pocos americanos lo han entendido así, aunque ese número crece y crece cada día, junto con el desencanto de su clase política.
Las guerras, la necesidad de gastar brutalmente en armamento o defensa como ellos le llaman. El convertirse en el policía del mundo. Eso le ha costado a USA y al planeta entero la recesión que apenas inicia, y que esperemos sea neutralizada con inteligencia, aunque eso le falte a la mayoría de los políticos del mundo, no nada más a los mexicanos. También les dañó el gasto excesivo, la tremenda libertad para otorgar créditos y la tendencia muy del american way of life, de gastar más de lo que se gana, no sólo a nivel gobierno sino también a nivel sociedad. Allá las tasas de ahorro son mínimas.
Hoy pagamos las consecuencias de una guerra económica bien planeada por Osama, apoyada por políticas económicas erróneas, desregulación gubernamental y abuso de los grandes consorcios de siempre, y sobre todo, de una falta de amor por su patria de los congresistas americanos.
Curiosamente, un problema del tercer mundo, en la Roma Imperial del siglo XXI. Ojalá y no se les ocurra que todo el mundo pague los platos rotos, con alguna política de guerra económica, comercial o militar, y entiendan que hasta los más poderosos tienen que ser ordenados en sus ingresos y gastos.
Mientras tanto, bajaron de AAA a la calificación de AA+, y las bolsas del mundo tiemblan. Así como bajaron, van a subir cuando se llegue a un arreglo, y si no se logra, entonces las bolsas serán lo de menos, el sufrimiento económico mundial y millones de desempleados serán la prioridad.
@jmcmex