por Luis Velazquez
16 octubre, 2011
La Secretaría de Finanzas y Planeación de Veracruz ha convocado al canje de placas con chip. Y aun cuando en el discurso y la cantaleta oficial se ha cacareado la eficacia burocrática para el trámite, la realidad aplasta la paciencia, la cordura y la tolerancia.
Pero más todavía, asusta la corrupción en un Veracruz donde hasta con la actriz Rossana Nájera se publicita de norte a sur la honestidad, no tan solo de cada ciudadano, sino del sistema.
Por ejemplo. El viernes 14 de octubre, a un ciudadano le tocó la cita para el trámite correspondiente en el WTC de Boca del Río. Fue citado a las 12:30 horas. Llegó un cuarto de hora antes. Y se formó en la larguísima y burocrática fila de conductores.A las 13 horas, y luego de estar preguntando, registró los vientos huracanados en puerta. La atención a la audiencia estaba regresada dos horas. En tanto, la fila se multiplicaba.
Entre la una y las dos de la tarde sobrevino el caos. De pronto, unos tipos con cara de burócratas, con el uniforme del ‘’Veracruz próspero’’, conscientes y seguros de la autoridad que alienta el logotipo oficial en la camisa blanca, empezaron a acomodar gente, sin cita, en medio de la amplísima ‘’cola’’.
Y como es natural, inició la protesta.
Pero de nada valió la incomodidad ni la iracundia de la gente en los burócratas aquellos. Ellos siguieron, por el contrario, filtrando ciudadanos con su expediente y un papelito clave para el trámite inmediato.
Molesto, uno de los ciudadanos con cita, formado en la hilera, se acercó a uno de aquellos jóvenes con uniforme del ‘’Veracruz próspero’’ para preguntar cómo, de qué manera podía brincarse a quienes le precedían.
a respuesta fue la siguiente:
‘’Te cuesta 300 pesos’’.
‘’¿300 pesos?’’.
‘’Sí. 300 pesos para brincarte unas 10 gentes. Y si quieres brincarte más, la cuota sube’’. Por eso es que hacia las dos y tres de la tarde, la hilera se fue esponjando a diestra y siniestra con la irritación social de quienes, creyendo en la honestidad pregonada en anuncios espectaculares (Soy Veracruz, soy honesto), habían sacado cita por internet y estaban formados en fila india.
El ciudadano aquel fue atendido, de las 12:30 en que estaba citado, a las 3:45 pm. Es decir, tres horas después.
Para entonces, el viacrucis todavía ni siquiera, vaya, había iniciado.
CUATRO ADUANAS MÁS PARA TRÁMITE ENGORROSO
Ahí empezaban otros filtros.
Entre ellos, los siguientes.
Uno. Un filtro para checar los papeles en regla.
Dos. Un filtro para mover la unidad móvil y acercarla a los burócratas encargados de la instalación del chip.
Tres. Un filtro para pasar por un semáforo a fin de supervisar si el chip instalado funciona.
Cuatro. Otro filtro, es decir, otra larguísima fila humana, para entregar las placas anteriores.
Así, el ciudadano aquel terminó los trámites alrededor de las 5:30 pm, con un terrible y espantoso dolor de cabeza, con hambre, sin haber probado una torta, un volován, un taco, y aguantando las infinitas ganas del baño.
Y eso, siempre y cuando el ciudadano tenga los papeles en regla, pues si ha dejado pasar los años sin el pago de la tenencia, sufrirá otro calvario. Peor en trámites. Más oneroso en el pago de la multa y del impuesto.
DERECHO A MOSTRAR LAS UÑAS
A primera vista, resulta inadmisible que burócratas de Sefiplan (se ignora el perfil laboral y el cargo desempeñado) anden tan metidos en la corrupción vendiendo el tráfico de influencias en el canje de las placas anunciadas con bomba y platillo para garantizar la seguridad en la vida y en los bienes de los conductores del estado de Veracruz.
Desde luego, ningún mortal acepta que tales burócratas estén ‘’metiendo la mano al cajón’’ por iniciativa y voluntad propia, sino por el contrario, cumplen órdenes superiores, y/o en todo caso, gozan de la autorización de un jefe para cometer los trastupijes en un Veracruz declarado como ‘’mi estado ideal’’.
Y es que si los burócratas, se entiende y presume, adscritos a Sefiplan están cohechando a los ciudadanos es porque untan la mano del jefe inmediato y nadie dudaría de que el jefe inmediato pasa copia al jefe general y así la cadenita puede multiplicarse como una espiral inflacionaria.
Y si en el módulo del WTC de Boca del Río está sucediendo, por añadidura el modelito se está reproduciendo de norte a sur de Veracruz, convirtiéndose en un barril sin fondo para el dinero fácil y mal habido, y al mismo tiempo, en un descrédito para un sexenio que a cada rato alardea de la honestidad en la administración pública.
Un jefe superior se estaría yendo al agua. Y porfa, nadie inculpe a los ciudadanos de entrar a las cañerías del sistema burocrático, pues, y en todo caso, el famoso y polémico poema de Sor Juana Inés de la Cruz (aquel de quién peca más…) todavía sigue en litigio.
Aun cuando, claro, en el canje de placas con el chip, si el ciudadano se corrompe es porque alguien lo corrompió. Alguien lo propuso y se insinuó. Alguien abrió la puerta. Alguien tiró la primera piedra.
El genio del SAT, titular de Sefiplan, está obligado a preservar la confianza y el respeto ciudadano en el Veracruz próspero.
Pero, bueno, si el ex alcalde de Tuxpan pagó 8 millones de pesos y fue absuelto de haber metido, no la mano, sino el brazo completo al cajón.
Y si las 156 constructoras que en el Fidelato desviaron mil millones de pesos fueron perdonadas.
Y si el 90 por ciento de los ex ediles acusados de pillerías de los años 2004 a 2009 fueron avisados a tiempo antes de que la poli les cayera y siguen prófugos, sin que nadie los toque… los burócratas de Sefiplan de igual manera tienen derecho a mostrar las uñas en el canje de placas.