Por Maryjose Gamboa
Y EL SILENCIO… DE LOS
INDECENTES
*Gracias abogados por
el nuevo amparo que me permite leer NOTIVER todos los días, una parte de mí
resucita*
Leo dos declaraciones de Javier Duarte y reitero que no importa cuántos días pasen,
una no perderá nunca la capacidad de asombro mientras él gobierne.
Primero desacredita a
miles de madres y padres desesperados porque no encuentran a sus hijos y a la
par defiende lo indefendible; al par de patanes que encabezan la Secretaría de
Seguridad Pública y la Procuraduría de “Justicia” del Estado.
Duda de la autenticidad de los manifestantes y confirma “la honorabilidad”
de los policías de Bermúdez.
Acto seguido veo otra nota en la que comenta
que en el caso del director de Transporte Público, Roberto López Santoyo,
acusado de estar involucrado en la desaparición del jefe de peritos de Tránsito
de Boca del Río, Ignacio Alegría (mi solidaridad con su familia, apenas me
entero), no se puede criminalizar al funcionario porque debemos respetar el
DERECHO de la presunción de inocencia… ¿Quéeee?
¡Dios mío! En abierto demuestra que en
Veracruz la Ley se aplica o se ignora de acuerdo a sus vísceras, Bueno, pero
¿qué a este “hombre” nadie le ha enseñado aún las enormes ventajas del
silencio?
El hecho que madres se manifiesten y exijan a
la Procuraduría que encuentre 186 en 20 días, que busque y dé con el paradero
de los suyos y se topan con una respuesta como la de Duarte, amerita la
intervención inmediata de Derechos Humanos nacional e internacional.
Una declaración de esa magnitud, con la
información y los contactos que ahora tenemos (derivados de mi situación
actual), podría costarle a Duarte de Ochoa mucho más de lo que se imaginan,
porque no sólo violenta el derecho de las víctimas sino que respalda la
actuación de los policías señalados como responsable en muchas de las cosas.
Ya cuando dijo el mentecato de Luis Ángel
Bravo, que las víctimas de desaparición forzada en realidad andan con los
novios o novias o en granjas de rehabilitación de Alcohólicos (qué bueno fuera
llegara él a una, aunque sea para investigar, algo se le quedará de las
pláticas), los visitadores de la CNDH abrieron los ojos de par en par y
aseguraron, que eso si los familiares
denuncian amerita una extensa investigación y aún así no aprenden.
Respecto al segundo tema, al de la presunción
de inocencia, sólo tengo un comentario NO SEA USTED TAN CÍNICO, ¡INFELIZ!
Ese es justamente el principal derecho que
violentaron conmigo, me cargaron juez estatal y secretario de Distrito,
agravantes que sólo pueden contemplarse en la sentencia.
Un juez aún no determina si fui yo la
responsable o el joven que se atravesó, ni las condiciones en las que se dio el
accidente.
Ejemplo más claro, la hija del Ministerio
Público de Coatzacoalcos que sufrió un accidente similar, no pisó siguiera el
MP, menos un separo.
Fue liberada inmediatamente y por cincuenta
mil pesos.
¿Ahí no hubo temeridad procurador?
¿Y las imágenes de la joven, la rueda de
prensa, los 60 custodios, el infierno?
¿Ese sólo es para mí? De acuerdo, veremos si
organismos defensores en el país y en el extranjero opinan lo mismo.
¡Pinche bola de descarados!
Estos son claros ejemplos de la manera en la
que se imparte “justicia” en Veracruz.
Un gobernador atrofiado mental y muralmente,
desprovisto de cualquier escrúpulo, es “guiado” por otro igual o peor como Luis
Ángel Bravo, cuyo mérito para llegar al puesto no es otro más que ser, el más
“distinguido” miembro de la cofradía que rodea al “gobernante”. Punto.
Justamente pensando en eso me puse a leer dos
libros de los muchos que me han acompañado en este mes. Ahí en las obras de
Rosa Montero y Franz Olivier Giesbert, encuentro datos que me llaman la
atención sobre personajes monstruosos, enloquecidos, inmorales, que han
gobernado en otros tiempos y otros lugares bajo el sello de la represión y el
autoritarismo.
Lamentablemente sólo en las patologías y defectos encuentro similitudes
entre ellos y Duarte.
Los poquísimos “aciertos” (por llamarlos de
algún modo) que tuvieran a la hora de ejercer el poder no han servido de
ejemplo a quien pregona ser tan de uno de ellos, el más pusilánime además,
Francisco Franco.
El libro de Rosa Montero (periodista
española, colaboradora del diario “El País” y presentadora de televisión)
“Dictadoras”, habla sobre la vida privada, las esposas, novias, amantes que
influyeron en la manera de ser, pensar o actuar de los más grandes genocidas,
asesinos y represores del mundo; los 4 Vissarionovich (Stalin), Adolfo Hitler,
Benito Mussolini y Francisco Franco.
El otro libro, el del también periodista y
escritor consentido de los intelectuales
franceses en este momento, Franz Olivier Giesbert, “La Cocinera de
Himmler”, narra la historia de otra buena cantidad de psicópatas, histéricos,
sádicos y corruptos, desde el genocidio armenio, hasta los horrores del nazismo
(Heinrich Himmler fue el policía en jefe de Hitler).
En todos ellos y en el resto de “políticos”
con personalidades atravesadas, como la de Javier Duarte, sólo existen
semejanzas en lo malo. Todas marcadas por una infancia traumática que los llevó
a desarrollar en lo más profundo de su ser, cualquier cantidad de complejos que dejaron fluir sin
remordimiento alguno sobre los gobernados, cuando se sintieron “todopoderosos”.
Stalin (que adquiere el sobrenombre del
apellido de una de las más aguerridas defensoras del movimiento femenino
bolchevique Ludmila Stal), fue siempre un sádico, perverso, manipulador y
ambicioso.
Hitler un homosexual reprimido, sumamente
inseguro, mantenido muchos años por mujeres y capaz de decir cualquier
barbaridad (en las elecciones de abril de 1932 prometió que si ganaba le “proporcionaría”
un marido a cada mujer soltera de Alemania).
Por su parte Benito Mussolini fue fascista y
traidor desde que tuvo uso de razón, mujeriego, que consideró a las mujeres
como seres que sólo sirven para tener hijos, y que detestaba “a las feas”.
Y por último el ídolo de Duarte, Franco, fue
el más gris de todos, pusilánime, manipulable, siempre tratando de vivir con
más lujos de los que sus posibilidades le permitían con todas las frustraciones
que esto conlleva.
Su esposa de carácter fuerte y avaro, decidió
junto con su cuñado (Serrano Suñer que poco se menciona en el libro, pero hay
una biografía de él en otro de María Dueñas), las cosas más importantes,
siempre renegaba del pasado humilde de su esposo y exaltaba su “buena cuna”.
Bueno, pues todos ellos, aún con los horrores
y tragedias que provocaran en la primera mitad del siglo pasado sobre todo,
tenían una cosa positiva dentro de sus gobiernos, se rodearon por lo menos de
un colaborador, que les dijese la verdad, (la verdad del pueblo desde luego).
Uno que en medio de la nube de aduladores que necesitaban sus egos tan frágiles
para sobrevivir, les refutara alguna acción o les hiciera “observaciones
negativas”… Javier Duarte ni eso ¡Dios mío!
¿Quién podría decirle al monstruo de soberbia
y prepotencia en el que se ha convertido Duarte De Ochoa, que se equivoca en
tal o cual cosa? ¡NADIE!
Todo su gabinete está exactamente en el mismo
grado de tiranía, corrupción, frivolidad y estupidez que él, y los pocos que se
podrían salvar, lo detestan.
Tal vez ¿Fidel Herrera? No lo creo, un
megalómano y mitómano como Herrera, lo más que puede hacer, porque sus propios
trastornos le impiden más, es “rescatarlo” cuando se requieren para seguirse
demostrando a si mismo “que no hay otro como él”, pero “ubicarlo” nunca.
El mismo (Fidel), es un claro ejemplo de cómo
el poder en quien se mueve impulsado por sus debilidades (traumas, complejos) y
no en sus fortalezas, sólo sirve para acabar de enloquecerlos hasta el punto de
no distinguir la línea entre lo cierto y lo falso, lo correcto y lo incorrecto.
Sólo nos queda asumir al loco que nos tocó o
nos heredaron, y distinguir entre las historias de pueblos sumisos o valientes,
cuales fueran las ventajas y desventajas de unos y otros para tratar de
aprender a sobrevivir en lo que llega el día en que se terminen de largar… ¡ASÍ
SEA!
Hasta mañana.
P.D. Gracias Jorge Morales por ser el único
miembro de esa inutilidad llamada Comisión de Defensa de Periodistas, que se
interesó, investigó y emitió un posicionamiento respecto a mi caso. Agradezco
tu valentía y solidaridad.
Maestra Rocío, siempre he sido agradecida y
respetuosa de mis profesores, pero hoy que veo en lo que se ha convertido me
avergüenzo profundamente, como debería avergonzarle a usted cobrar un sueldo que
NO merece y ponerse un título que no sabe honrar.
FUENTE: NOTIVER
Por Maryjose Gamboa