COLUMNA: FUERA DE FOCO
El
día de ayer se tuvo la presencia en Veracruz de la coordinadora general de
Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), Lucía Lagunes Huerta y de
Yunuhen Rangel Medina, Coordinadora de Redes de Periodistas y Programa Libertad
de Expresión y Género, quienes rindieron un informe titulado “IMPUNIDAD:
Violencia contra Mujeres Periodistas, análisis legal” el cual se llevó a cabo
en las instalaciones de la Cámara Nacional de Comercio (CANACO) en Veracruz.
Dicho informe expone datos muy importantes de la situación que impera en el
país y el estado, sobre las agresiones y el ultraje que la clase política ha
ejercido en contra a la libertad de expresión.
Se habló de estadísticas muy
alarmantes, dónde se especificó sobre las agravantes –en donde un 45 por ciento
son ejecutados por servidores públicos- en contra del gremio periodístico,
donde el mayor índice, es perpetrado en contra de mujeres –en un 46.2 por
ciento- y en un nivel más bajo a los hombres -42.3 por ciento-.
Indicaron que el estado de Veracruz,
ocupa el segundo lugar a nivel nacional de las entidades más violentas para
ejercer el periodismo, donde el primer lugar lo ocupa el Distrito Federal y el
tercero, el estado de Morelos.
IMAC realizó investigaciones
importantes sobre la situación que aqueja a las mujeres periodistas y se
destaca siguiente:
1.
56% de las periodistas violentadas son reporteras –es decir, no
ocupan un cargo o la dirección de los medios- mientras que el 62 por ciento,
son hombres.
2.
El 60% de las periodistas que han padecido la violencia, son de
prensa escrita.
3.
El 50% de las agresiones provienen de la fuente política.
4.
El 64% de los agresores son funcionarios públicos.
5.
En un 100% de las periodistas agredidas presentaban violencia
psicológica.
Tanto en el 2012 y 2013, la CIMAC
alerta que fueron los años más peligrosos para ejercer la profesión
periodística, incrementándose en un 20.5 por ciento, pero impresionante en el
2013, el número de casos de agresiones contra mujeres periodistas se elevó a un
25.5 por ciento más, con respecto al 2012.
Datos duros:
- El 80%
en el 2012 de las agresiones a mujeres periodistas, se concentra en el estado
de Veracruz. Dónde se destaca el asesinato de Regina Martínez Pérez,
corresponsal de la revista Proceso. También surge una lista de mujeres
periodistas que supuestamente serán asesinadas, información que fue
filtrada para originar entre las reporteras pánico.
- En el
2013, se reporta ocho casos, donde siete perpetraron el municipio de Xalapa y
un solo caso en el puerto de Veracruz.
En el 2014 se encrudeció la situación y
se reportaron 12 casos de agresiones a las colegas periodistas.
Para muchas personas dichas
informaciones no son más que números fríos. La realidad es que, para el medio
periodístico, es abrumador y muy hiriente observar como la clase política cada
día se apodera más de la voluntad de escribir, de ser periodistas.
¿Pero hasta qué grado somos culpables?
Considero que tanto reporteros como reporteras del estado de Veracruz, se han
centrado al “chambismo informativo” a tal grado, que la investigación
periodística la han dejado enterrada en una parte muy profunda de su ser.
Pero su actitud amable lector, no es
culpa de únicamente de ellos. Desafortunadamente podemos advertir que las
propias empresas periodísticas se han olvidado de integrar dentro de sus
agendas de trabajo, temas de relevancia social y los han sometido a dar
cobertura de todos los eventos de la clase política, convirtiéndoles en
periodistas “boletineros”.
Pero tampoco existe la voluntad de este
gran número de periodistas de indagar datos importantes de las fuentes
impuestas por medios. Cuestionarlos no está dentro del script y por lo tanto se
dedican a sólo meter su grabadora, “papalotear” poniendo la mente en blanco o
de plano, aprovechar la ocasión para “cotorrear” con el reportero o reportera
de a la lado sin importar la perorata de la fuente. Es una actitud muy
desoladora, pero le aseguro amable lector, que con esa “cualidad” jamás tendrán
problemas de acoso o violencia de parte de sus fuentes. Están a salvo.
En la exposición de la CIMAC se dieron
cita compañeros de diversos medios de Comunicación, estudiantes de la facultad
de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y
público en general. Ahí se expusieron diversos puntos de vista con relación a
la prensa, a las agresiones principalmente de mujeres periodistas y los
feminicidios –como el caso de Regina Martínez Pérez y Yolanda Ordaz de la Cruz-
cometidos dentro de la administración del actual gobernante, Javier Duarte de
Ochoa, qué entre hombres y mujeres, lleva un total de 11 periodistas
asesinados.
Se escucharon interesantes
cuestionamientos y aportaciones, que me hicieron amable lector, no
sentirme sola en la apreciación de decadencia informativa que existe en el
estado. Escuchar opiniones similares a la mía sobre la situación que vive la
prensa, sobre la forma como muchas veces la autocensura de los propios
periodistas –hombres y mujeres- los va aniquilando. También me reforzaron la
opinión sobre la decadencia informativa de algunos medios de comunicación, que
están más preocupados por ser los primeros en publicar un acontecimiento para
obtener más lectores –en el caso de los portales- que ofrecer una calidad
informativa a sus lectores. La cantidad antes de la calidad. Es una utopía que
estos verifiquen un hecho noticioso y no atender a los “borregazos” que la
misma clase política siembra, con la finalidad de crear un circo mediático y
desviar la atención a temas realmente alarmantes.
Veracruz, no es mejor o peor que otros
estados en cuanto a medios de información. Lo triste es que, quienes se dedican
al bello arte de escribir en diversos municipios del estado, han demostrado un
divisionismo tan lastimoso, que pone en peligro la credibilidad de la sociedad
para al ejercicio como para el medio. Los ciudadanos se encuentran hartos de la
clase política, de la corrupción. Es necesario que las empresas informativas
hagan un alto a su forma de “hacer periodismo” para ofrecer a la población,
temas realmente importantes y sobre todo, serios.
Actuar pasivamente, permitir que la
clase política quebrante nuestro espíritu periodístico, es conceder que nos
pisoteen y se hagan dueños de la información que emanan de los diversos medios
de comunicación en estado.
Javier Duarte de Ochoa lo aprendió de
su padre “putativo” Fidel Herrera Beltrán, pero cambió las formas. Mientras que
Herrera tenía al 80 por ciento de la prensa besándole los pies, pues como el
Rey Midas, les convertía en oro hasta sus grabadoras portátiles y cámaras
fotográficas, demostrando que el dinero compra la voluntad de un individuo,
pues argumentaba que todos los seres humanos tienen un precio. Duarte prefirió
optar que los “periodicazos” los propinaría él. Se ha dedicado a someter a los
comunicadores por medio de agresiones de todo tipo; vapuleando a la prensa a su
gusto a través de ataques a los mismos. Muchos compañeros han perdido su
trabajo en las empresas informativas por resultarle “incómodo” al gobernante.
El problema amable lector, que no existe
compañerismo en el gremio periodístico. Al contrario, la gran mayoría de los
reporteros y reporteras “asalariados”, irresponsablemente se ponen de alfombra
con los “poderosos” y no dudan ni por un instante en irse en contra de los
periodistas “incómodos” al sistema. Son los primeros en repetir como “pericos”
las campañas fabricadas por la clase política y no escatiman ni un momento de
sus vidas para prestarse a la calumnia en contra de los propios colegas
periodistas.
¿Cuántos son? Más de los que imagina
gentil lector. Podemos decir que la gran mayoría de los periodistas
veracruzanos optan por el camino de pre-pago, justificando que tienen familia y
ante los bajos salarios, tienen que buscar la forma de incrementar sus
ingresos. Justificación o no, es la cruda realidad de la prensa
veracruzana.
Silvia Núñez Hernández
Licenciada en Ciencias y Técnicas de la
Comunicación, directora general y columnista. Sustenta su trabajo, tras 23 años
de ejercicio periodístico adquirido en diversos medios de comunicación situados
en el estado de Veracruz. Su principal objetivo dentro de su carrera
profesional es ofrecer a la ciudadanía una editorial ética y objetiva. Un
espacio donde los temas sociales y políticos, son analizadas con una visión
crítica, con la finalidad de mostrar una perspectiva sustentada y razonada
sobre la problemática social de Veracruz y de la República Mexicana.
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