3 de marzo de 2016

MOREIRA Y DUARTE: ¿QUÉ LES DEBE PEÑA NIETO?

¿Qué le debe Peña Nieto a Duarte y a Moreira? Foto: Cuartoscuro.

*Manto presidencial cubre a priistas
*¿El fondo es 2012?
Para intentar comprender la protección, apoyo y solapamiento –ya de escándalo-, del Presidente Peña Nieto hacia Humberto Moreira y Javier Duarte, debemos arrancar la historia con dos hechos duros e irrebatibles.
Primero, la deuda atroz que cuando era Gobernador de Coahuila heredó Humberto Moreira: de 300 millones a 32 mil millones de pesos, una parte, mediante una serie de transacciones financieras a través de financiamientos apócrifos para obtener créditos y realizar fideicomisos. ¿A dónde se fueron esos miles de millones de pesos, o al menos una parte de ellos?
Segundo, cuando en enero de 2012, en el Aeropuerto Internacional de Toluca, una avioneta perteneciente al Gobierno de Veracruz, encabezado ya por el priista Javier Duarte, fue interceptada por agentes federales con 25 millones de pesos en efectivo. “Es para el pago de las fiestas de La Candelaria, el Carnaval y la Cumbre Tajín”, dijo el entonces secretario de Finanzas, Tomás Ruiz. (ADN Político 30/Enero/2012). ¿Ah, sí? Pues qué demonios hacían entonces en la capital del Edomex. Peña Nieto ya tenía mes y medio de ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Dos hechos. Dos realidades que van de la mano con las siguientes dos preguntas:
¿Parte del dinero de la deuda coahuilense fue a parar a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto?
¿Los 25 millones de pesos del gobierno de Duarte eran también para la campaña del mexiquense?
Por supuesto que la mayoría de los priistas no son tontos a la hora de tranzar: no firman un papel o documento en el que se especifique el destino de sus apoyos financieros, sobre todo cuando se trata de algo tan importante como una campaña presidencial. Para eso utilizan a otros personajes, como el caso de Coahuila. Sin embargo, allí están dos escenarios que hoy por hoy, cuando Moreira y Duarte están entre tormentas de corrupción y son protegidos desde Los Pinos, retoman fuerza y actualidad: el presunto apoyo de ambos a la campaña peñista.
No se explica de otra manera.
*****
Moreira, Peña Nieto y España, son los ingredientes de otra historia –sí, otra más-, de vergüenza a la mexicana. De pena y de sospechas ante el mundo.
El diario El País reveló la trama:
El gobierno de Peña Nieto “puso a su disposición (de Moreira) toda la maquinaria diplomática y legal de su Embajada en España, para intentar conocer su situación hasta el más mínimo detalle, atender a su familia y sacarle de la cárcel.
“Incluso, la Procuradora y ex Senadora del PRI (Arely Gómez) telefoneó a su homóloga española, Consuelo Madrigal, para conocer la posición de los fiscales en el caso sobre lavado de dinero y malversación de fondos públicos en el que se vio involucrado el ex gobernador de Coahuila”.
Y más: el un chofer de la Embajada (de México) habría recogido en el Aeropuerto, en un Mercedes con placas diplomáticas (CD52003) a Ulrich Richter, el abogado mexicano de Moreira.
Hasta aquí lo publicado en El País.
Es una burla: el Gobierno mexicano asumiéndose como bufete jurídico y de logística de un presunto criminal; la Procuradora de Justicia convirtiéndose –desde su oficina en la PGR-, en abogada personal de un ex Gobernador acusado de delitos graves, y la figura de un presidente priista aliado a otro priista, obstruyendo así, a querer o no, que la justicia alcanzara a Moreira. Una trama vergonzante.
Porque a la luz de lo revelado por el diario español, hoy queda claro que hubo presión de gobierno a gobierno: el mexicano hacia el español. El mensaje desde Los Pinos a la justicia española raya en la amenaza: estamos con el priista Moreira y lo vamos a defender. ¿O acaso el gobierno peñista actúa de esa manera con todos los compatriotas detenidos en España?
Es el miedo a que Moreira hablara y confesara cosas. ¿Qué tanto le sabe Moreira a Peña Nieto?
La pregunta corre de boca en boca entre millones de mexicanos:
¿Qué le debe Peña Nieto a Humberto Moreira que hasta le pone a su servicio a un gobierno para sacarlo de la cárcel?
Huele a dinero. Huele a campaña presidencial en 2012.
Sólo así se explicaría el encubrimiento a Moreira.
(Nota: si bien Moreira dejó la gubernatura de Coahuila en marzo de 2011, fue para ser nombrado dirigente del PRI y en su lugar quedó uno de sus hombres de mayor confianza: Jorge Juan Torres López, cuya ficha fue difundida por la DEA en junio de 2014 bajo la acusación de lavado de dinero en EU (Leopoldo Ramos/ La Jornada/ 24-VI-2014). Moreira salió del partido en diciembre de 2011, ya con Peña Nieto candidato presidencial, y en el estado tomó posesión su hermano Rubén).
*****
Cuando en el último año del gobierno de Felipe Calderón agentes federales, dependientes de la PGR, – a cargo estaba Marisela Morales-, detuvieron una avioneta, en Toluca, con 25 millones de pesos encima, se despertaron suspicacias y todas las miradas se dirigieron a la casa de campaña del candidato presidencial priista: Enrique Peña Nieto.
¿Era dinero, el confiscado en Toluca, destinado a la campaña presidencial del PRI?
“Es para carnavales…”, alegó Tomás Ruiz. ¡Pues qué jarochos tan fiesteros y despilfarradores!
“Estamos, con toda seguridad, ante un desvío de recursos del gobierno del estado a favor del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto. ¿O acaso testificamos el hecho de dinero sucio proveniente del narcotráfico a favor de Peña Nieto?”, advirtió el entonces presidente del PRD, Jesús Zambrano.
Hoy, cuatro años después de aquel evento, Javier Duarte ha llevado a Veracruz a la ingobernabilidad.
Veracruz no solamente es tierra donde florece el narcotráfico, la pobreza se extiende, la violencia es cotidiana, hay desaparecidos, secuestros, y se asesina a periodistas con suma facilidad. Da para más: el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, reportó un faltante de 13 mil millones de pesos en las cuentas públicas veracruzanas. Duarte ha reconocido deuda en Veracruz por 44 mil millones de pesos. 12 mil millones más que en el Coahuila de Moreira.
En Los Pinos saben que el 5 de junio próximo, el desastre de Javier Duarte le puede costar la gubernatura al PRI por primera vez en la historia. Eso es lo de menos. Lo grave es el daño que se le ha hecho a la entidad, a los habitantes, a su presente y futuro.
La pregunta corre también, de boca en boca, entre millones de mexicanos:
¿Qué le debe Peña Nieto a Javier Duarte para mantenerlo en la gubernatura, cuando una orden de Los Pinos bastaría para removerlo?
Huele a dinero. Huele a campaña presidencial en 2012.
Sólo así se explicaría el soportar a Duarte.
*****
Es posible que cuando usted lea esta columna, Javier Duarte ya haya sido removido de la gubernatura de Veracruz. Demasiado tarde. El daño al estado, al país, ya está hecho.
Y es poco probable que Humberto Moreira pague sus abusos. No, al menos en este sexenio.
¿Qué le debe Peña Nieto a Duarte y a Moreira?
Es todavía una pregunta sin respuesta, pero sí con alto grado de suspicacia.
TW: @_martinmoreno

FB: / Martin Moreno

EL NIÑO FIEL MÁS DESTACADO FUE EL ACTUAL GOBERNADOR, JAVIER DUARTE…

 
En su edición de este miércoles, EL PAIS de España –nación a la que Javier Duarte de Ochoa pretende trasladar su residencia en Diciembre-, publica un largo reportaje bajo el título: “Duarte y el ocaso de los niños fieles”, en la que señala que el caso de los jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca y un desvío de fondos acechan al gobernador de Veracruz.

La nota de Pablo Ferri, relata: “Cuenta el politólogo Carlos Ronzón, que el anterior gobernador de Veracruz, Fidel Herrera –actual cónsul de México en Barcelona–, gustaba de rodearse de muchachos jóvenes sin cualidad política. “Fidel es avasallador”, cuenta Ronzón por teléfono desde Veracruz. “Repartía cargos entre personas obedientes para intervenir cuando quisiera.

Eran ‘los niños de la fidelidad’ o los niños fieles, todos empezaron ahí”. El profesor de la Universidad Veracruzana Alberto Olvera recuerda que el niño fiel más destacado fue el actual gobernador, Javier Duarte. “Una vez narró Fidel”, cuenta Olvera, “que Duarte volvía de España con sus maletas y se le ofreció para ponerse a su servicio (…) Literalmente, Duarte empezó cargando la maleta en efectivo de Fidel.

Él daba dinero en efectivo a la gente, era su forma de gobernar”. Ninguno de los especialistas consultados recuerda que Duarte haya imitado a su antecesor y haya repartido dinero, efectivo, por los pueblos de Veracruz. Todos señalan, sin embargo, que Duarte fue el elegido de Fidel por puro pragmatismo.

Dice Ronzón: “No era el más brillante, pero sí el más obediente”. El gobernador de Veracruz encara estos días uno de sus momentos más difíciles al frente del Ejecutivo. Hace dos semanas, la Auditoría Superior de la Federación informaba de que Veracruz había desviado 2.000 millones de dólares de sus cuentas de 2011 a 2014. El presidente del PRI, el partido de Duarte, declaraba enseguida que el gobernador debería explicar dónde había ido a parar el dinero. Mientras tanto, la derecha pide desde el Senado que se enjuicie políticamente al gobernador. 

La semana pasada, la prensa local fue un hervidero de rumores sobre su dimisión. Javier Duarte (Veracruz, 1973) es, probablemente, uno de los gobernadores más odiados en la historia reciente de México. Llegó al poder en 2010 entre las críticas que señalaban irregularidades en el proceso electoral. En 2011 lanzó la Ley de Perturbación del Orden Público que, en la práctica, facultaba a las autoridades a actuar contra tuiteros y blogueros que criticaran al Gobierno. En 2013 la Suprema Corte la declaró anticonstitucional. En ese contexto, Duarte pidió cárcel para un fotoperiodista que había publicado unas fotos que mostraban a integrantes de un grupo de autodefensas en la entidad. “Es una vacilada”, dijo el gobernador.

En Veracruz, dijo Duarte, no hay autodefensas; en Veracruz, dijo una vez, solo roban “frutsis y pingüinos”, dulces, en las tiendas. En 2011, unos sicarios abandonaron 35 cuerpos en Boca del Rio, municipio turístico pegado al Puerto de Veracruz. México constataba que el estado del golfo, la región del son jarocho, del carnaval más famoso del país, se convertía en otra víctima de la reyerta que mantenía el Estado contra el crimen organizado y que por entonces ya dejaba decenas de miles de muertos. Aunque nadie ha probado nunca los vínculos de Duarte o su Gobierno con el crimen organizado, la ósmosis de su partido, el PRI, con la delincuencia es comidilla habitual de la prensa local y nacional. En un juicio celebrado en Estados Unidos en 2013, un agente del FBI señaló que el cartel de Los Zetas había aportado 12 millones de dólares a la campaña que llevo a Fidel Herrera a la gubernatura.

La reaparición de Herrera en Veracruz tras dejar el cargo fue de la mano de Duarte. Ocurrió en los carnavales de 2013. Pese a las críticas, Duarte lo defendió. “Es un turista distinguido”, dijo. Duarte vivió más o menos tranquilo hasta julio de 2015. Entonces, la activista Nadia Vera, el fotoperiodista Rubén Espinosa y otras tres personas morían asesinadas en la Ciudad de México. Vera y Espinosa habían trabajado durante años en Veracruz. Meses antes de morir, Vera dijo incluso que responsabilizaba al gobernador de cualquier cosa que le pudiera pasar. Aunque no se ha probado que Duarte o nadie de su Gobierno esté detrás de lo ocurrido, la muerte de ambos generó un alud de críticas contra la figura del gobernador: en sus años de Gobierno, 14 periodistas veracruzanos han sido asesinados.

En enero de este año, policías estatales secuestraron a cinco jóvenes en la entidad. Igual que en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los policías los habrían entregado a una célula criminal. De momento, la fiscalía solo ha encontrado restos de dos de ellos. Esta situación ilumina el drama de los desaparecidos en Veracruz. Son un millar de casos, algunos vinculados a la policía estatal. Si hay un aspecto que molesta a la sociedad jarocha –asumiendo, claro, la crisis de inseguridad en el Estado–, es la actitud de Duarte al respecto.

En octubre del año pasado, en una visita a Orizaba, una mujer increpó al gobernador por la falta de resultados en la búsqueda de su familiar desaparecido. Duarte, un hombre orondo, de voz histriónica, sostuvo durante minutos una pequeña sonrisa. La mujer, a grito pelado, regañó al gobernador: “No se burle, quite su sonrisa porque yo no vivo desde ese tiempo, señor”. La periodista Daniela Pastrana, que viaja constantemente a Veracruz, califica a Duarte de “irascible y berrinchudo. Nunca ha tenido el control”, dice.
La profesora Esther Hernández, ex directora del Instituto Veracruzano de la Cultura, señala que el gran problema del estado es la impunidad, asunto que comparte el profesor Olvera. “Veracruz es uno de los estados más impunes del segundo país más impune de América”, dice. La profesora Hernández sufrió el asesinato de su hija en 2010. Las autoridades no han encontrado a los asesinos. “No hay avance porque no se busca, no se hace nada. Ha sido peor el gobierno de Duarte.


El estado está en bancarrota, la universidad está en un momento muy difícil, el Gobierno le ha retenido recursos por más de 100 millones de dólares, cosa que no había ocurrido antes. Lo mismo con el Instituto de pensiones del estado”. El último escándalo en Veracruz alude al manejo de los fondos estatales. La auditoría implica a Duarte y los niños fieles, políticos que empezaron su carrera bajo el ala de Fidel Herrera, diputados federales, ex altos cargos. Le quedan diez meses de Gobierno y el gobernador no se da por aludido. Columnistas y analistas anunciaron la semana pasada que Duarte dimitiría en pocas horas. Pero el mandatario se mantiene. 

Da igual lo que digan las “campañas” que tratan de derribarle. Da igual, también, lo que él diga. Una vez, en una entrevista, Duarte dijo que se identificaba con “el generalísimo Franco”, quien tenía su mismo timbre de voz. “No estoy acorde a su ideología política, pero creo que su fortaleza es una parte importante a resaltar”. Y siguió, como si nada”. Hasta ahí el reportaje de EL PAIS…

DUARTE Y EL OCASO DE LOS NIÑOS FIELES


El caso de los jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca y un desvío de fondos acechan al gobernador de Veracruz.

Cuenta el politólogo Carlos Ronzón, que el anterior gobernador de Veracruz, Fidel Herrera –actual cónsul de México en Barcelona–, gustaba de rodearse de muchachos jóvenes sin cualidad política. “Fidel es avasallador”, cuenta Ronzón por teléfono desde Veracruz. “Repartía cargos entre personas obedientes para intervenir cuando quisiera. Eran ‘los niños de la fidelidad’ o los niños fieles, todos empezaron ahí”. El profesor de la Universidad Veracruzana Alberto Olvera recuerda que el niño fiel más destacado fue el actual gobernador, Javier Duarte. “Una vez narró Fidel”, cuenta Olvera, “que Duarte volvía de España con sus maletas y se le ofreció para ponerse a su servicio (…) Literalmente, Duarte empezó cargando la maleta en efectivo de Fidel. Él daba dinero en efectivo a la gente, era su forma de gobernar”.
Ninguno de los especialistas consultados recuerda que Duarte haya imitado a su antecesor y haya repartido dinero, efectivo, por los pueblos de Veracruz. Todos señalan, sin embargo, que Duarte fue el elegido de Fidel por puro pragmatismo. Dice Ronzón: “No era el más brillante, pero sí el más obediente”.
El gobernador de Veracruz encara estos días uno de sus momentos más difíciles al frente del Ejecutivo. Hace dos semanas, la Auditoría Superior de la Federación informaba de que Veracruz había desviado 2.000 millones de dólares de sus cuentas de 2011 a 2014. El presidente del PRI, el partido de Duarte, declaraba enseguida que el gobernador debería explicar dónde había ido a parar el dinero. Mientras tanto, la derecha pide desde el Senado que se enjuicie políticamente al gobernador. La semana pasada, la prensa local fue un hervidero de rumores sobre su dimisión.
Javier Duarte (Veracruz, 1973) es, probablemente, uno de los gobernadores más odiados en la historia reciente de México. Llegó al poder en 2010 entre las críticas que señalaban irregularidades en el proceso electoral. En 2011 lanzó la Ley de Perturbación del Orden Público que, en la práctica, facultaba a las autoridades a actuar contra tuiteros y blogueros que criticaran al Gobierno. En 2013 la Suprema Corte la declaró anticonstitucional. En ese contexto, Duarte pidió cárcel para un fotoperiodista que había publicado unas fotos que mostraban a integrantes de un grupo de autodefensas en la entidad. “Es una vacilada”, dijo el gobernador. En Veracruz, dijo Duarte, no hay autodefensas; en Veracruz, dijo una vez, solo roban “frutsis y pingüinos”, dulces, en las tiendas.
En 2011, unos sicarios abandonaron 35 cuerpos en Boca del Rio, municipio turístico pegado al Puerto de Veracruz. México constataba que el estado del golfo, la región del son jarocho, del carnaval más famoso del país, se convertía en otra víctima de la reyerta que mantenía el Estado contra el crimen organizado y que por entonces ya dejaba decenas de miles de muertos.
Aunque nadie ha probado nunca los vínculos de Duarte o su Gobierno con el crimen organizado, la ósmosis de su partido, el PRI, con la delincuencia es comidilla habitual de la prensa local y nacional. En un juicio celebrado en Estados Unidos en 2013, un agente del FBI señaló que el cartel de Los Zetas había aportado 12 millones de dólares a la campaña que llevo a Fidel Herrera a la gubernatura. La reaparición de Herrera en Veracruz tras dejar el cargo fue de la mano de Duarte. Ocurrió en los carnavales de 2013. Pese a las críticas, Duarte lo defendió. “Es un turista distinguido”, dijo.
Duarte vivió más o menos tranquilo hasta julio de 2015. Entonces, la activista Nadia Vera, el fotoperiodista Rubén Espinosa y otras tres personas morían asesinadas en la Ciudad de México. Vera y Espinosa habían trabajado durante años en Veracruz. Meses antes de morir, Vera dijo incluso que responsabilizaba al gobernador de cualquier cosa que le pudiera pasar. Aunque no se ha probado que Duarte o nadie de su Gobierno esté detrás de lo ocurrido, la muerte de ambos generó un alud de críticas contra la figura del gobernador: en sus años de Gobierno, 14 periodistas veracruzanos han sido asesinados.
En enero de este año, policías estatales secuestraron a cinco jóvenes en la entidad. Igual que en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los policías los habrían entregado a una célula criminal. De momento, la fiscalía solo ha encontrado restos de dos de ellos. Esta situación ilumina el drama de los desaparecidos en Veracruz. Son un millar de casos, algunos vinculados a la policía estatal.
Si hay un aspecto que molesta a la sociedad jarocha –asumiendo, claro, la crisis de inseguridad en el Estado–, es la actitud de Duarte al respecto. En octubre del año pasado, en una visita a Orizaba, una mujer increpó al gobernador por la falta de resultados en la búsqueda de su familiar desaparecido. Duarte, un hombre orondo, de voz histriónica, sostuvo durante minutos una pequeña sonrisa. La mujer, a grito pelado, regañó al gobernador: “No se burle, quite su sonrisa porque yo no vivo desde ese tiempo, señor”. La periodista Daniela Pastrana, que viaja constantemente a Veracruz, califica a Duarte de “irascible y berrinchudo. Nunca ha tenido el control”, dice.
La profesora Esther Hernández, ex directora del Instituto Veracruzano de la Cultura, señala que el gran problema del estado es la impunidad, asunto que comparte el profesor Olvera. “Veracruz es uno de los estados más impunes del segundo país más impune de América”, dice. La profesora Hernández sufrió el asesinato de su hija en 2010. Las autoridades no han encontrado a los asesinos. “No hay avance porque no se busca, no se hace nada. Ha sido peor el gobierno de Duarte. El estado está en bancarrota, la universidad está en un momento muy difícil, el Gobierno le ha retenido recursos por más de 100 millones de dólares, cosa que no había ocurrido antes. Lo mismo con el Instituto de pensiones del estado”.
El último escándalo en Veracruz alude al manejo de los fondos estatales. La auditoría implica a Duarte y los niños fieles, políticos que empezaron su carrera bajo el ala de Fidel Herrera, diputados federales, ex altos cargos.
Le quedan diez meses de Gobierno y el gobernador no se da por aludido. Columnistas y analistas anunciaron la semana pasada que Duarte dimitiría en pocas horas. Pero el mandatario se mantiene. Da igual lo que digan las “campañas” que tratan de derribarle. Da igual, también, lo que él diga. Una vez, en una entrevista, Duarte dijo que se identificaba con “el generalísimo Franco”, quien tenía su mismo timbre de voz. “No estoy acorde a su ideología política, pero creo que su fortaleza es una parte importante a resaltar”. Y siguió, como si nada.

Y AHORA… LANZAN CUMBIA DEL ZIKA

A través de Youtube, el Ministerio de Salud de Bolivia publicó un video titulado "La cumbia del mosquito del zika", con el que busca difundir acciones preventivas ante la proliferación del virus por toda América Latina. (Video: minsalud bolivia)

¡¡¡VERACRUZ, TANTO LLANTO Y TANTO DOLOR, TANTA IMPUNIDAD Y MUCHO CINISMO DE JAVIER DUARTE DE OCHOA!!!

Por Martin Martinez Sosol

En el Rancho El Limón, ubicado en Tlalixcoyan, en donde se encontraron restos de dos de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, las autoridades recolectaron restos de entre 300 y 400 personas, todos calcinados, sin posibilidad de realizarles pruebas de ADN para identificar a quién corresponde, de acuerdo con Bernardo Benítez Herrera, padre de uno de los cinco desaparecidos.

Ante todas evidencias se sigue manteniendo a Javier Duarte en el gobierno, pero además sigue intacto la estructura gubernamental y sus principales jefes como son Arturo Bermúdez Zurita, secretario de seguridad pública en la entidad veracruzana, que se ha convertido en impulsor de la delincuencia organizada.

¡¡¡Veracruz no aguanta más!!! ¡¡¡estos nefastos del gobierno del Estado de Veracruz deben de renunciar, ser investigados y puestos tras las rejas!!! ¡¡¡Veracruz, tanto llanto y tanto dolor, tanta impunidad y mucho cinismo de Javier duarte de Ochoa!!!

BERMÚDEZ SABÍA DE ACTIVIDADES ILÍCITAS EN TIERRA BLANCA: ALCALDE


Revela el Presidente Municipal de Playa Vicente
REDACCIÓN NORESTE
Abdón Márquez Márquez
El presidente municipal de Playa Vicente, Abdón Márquez Márquez, reveló que el secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, tenía conocimiento de las actividades delictivas que realizaba en Tierra Blanca el delegado de su dependencia, Marcos Conde Hernández.
En entrevista del programa “Ciro Gómez Leyva por la mañana”, aseguró que ya había denunciado a Conde Hernández con Bermúdez Zurita, de levantar y golpear a jóvenes.
Asimismo, dijo que una ocasión Marcos Conde llegó a Playa Vicente por la noche, y uniformado como policía estatal, detuvo a un grupo de jóvenes que se llevó para el día siguiente aventarlos frente al Palacio Municipal.
“Yo busco en ese entonces el apoyo de un diputado local para que me reciba Arturo Bermúdez en Xalapa y voy  y le digo, señor fíjese que pasó esto, y la verdad son cosas lamentables y si el policía hace esto pues también es un delincuente. Yo no lo quisiera en mi municipio porque la gente está molesta”.

Tras la queja, el titular de la SSP mantuvo en su cargo a Conde Hernández, quien hoy es uno de los ochos policías señalados de secuestrar y asesinar a los cinco jóvenes en Tierra Blanca el pasado 11 de enero.

2 de marzo de 2016

JAVIER DUARTE, EL SÁTRAPA, SE QUEDA

POR ÁLVARO DELGADO ,

ANÁLISIS
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La única razón por la que Javier Duarte sigue como gobernador de Veracruz, donde el poder completo lo tienen los criminales, es para que triunfe el candidato priista Héctor Yunes.
Porque la lógica del gobierno de Enrique Peña Nieto no es la justicia, sino el poder: Duarte le sirve más en el gobierno de Veracruz, sinónimo de dinero, que fuera de él.
Hace seis años, cuando el gobernador Fidel Herrera estaba “en la plenitud del pinche poder”, Duarte sólo ganó con un puñado de votos a Miguel Ángel Yunes Linares, quien competirá ahora contra su primo hermano priista y tendrá a su favor el apoyo del PRD y un gobierno cuyo desprestigio juega a su favor.
Manlio Fabio Beltrones pareció perfilar la caída de Duarte cuando el pasado martes 23 declaró públicamente que el gobernador debería rendir cuentas a los veracruzanos y respaldó a Héctor Yunes, quien para crecer en preferencias electorales ha prometido cero impunidad con el pasado.
Al día siguiente de esa declaración, Duarte se reunió con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong –en cuyo encuentro habría estado presente Beltrones–, lo que abonó a las versiones de la caída, diseminadas también en columnas y por el propio Yunes Linares.
Sin embargo, con el paso de las horas todo cambió: Beltrones quedó en ridículo y tuvo que dirigir sus baterías contra el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Duarte aprovechó el cambio de señales: “La declaración de hoy creo que mata la declaración de ayer y la declaración de hoy creo que deja muy claro la postura del presidente del Partido Revolucionario Institucional a nivel nacional”.
Más aún: Prominentes funcionarios federales comenzaron a visitar Veracruz, entre ellos Rosario Robles, la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano tan querida por Peña.
El viernes 26 la funcionaria dejó un mensaje de respaldo inequívoco: “Gracias, gobernador Javier Duarte, por recibirnos hoy en Veracruz para realizar gira de trabajo. Seguimos moviendo a México”.
Hoy, lunes 29, Duarte apareció exultante en el patio central de Palacio de Gobierno, acompañado por la mayoría de su gabinete, diputados locales y federales, así como su esposa Karime Macías y sus tres hijos, para proclamarse –“con las manos limpias y la frente en alto”– inocente de las acusaciones de corrupción.
Duarte, entonces, se queda. Y se queda porque, en una elección tan competida, la diferencia será la masiva operación electoral –la compra de votos, pues– que requiere de los abundantes recursos que sólo proporciona el erario, que él mismo manejó desde que Fidel Herrera era gobernador.
Esos recursos serán no sólo para obtener votos para el candidato priista, sino para restárselos al principal competidor, el otro Yunes, a través de la candidatura “independiente” del expanista Juan Bueno Torio, quien habría recibido de Duarte varios millones de pesos que originalmente serían para otro expanista, Gerardo Buganza, quien decidió ya no competir.
Hace seis años Duarte ganó oficialmente con una diferencia de 2.5 puntos: Obtuvo un millón 356 mil votos (equivalente a 43.54%), mientras que el candidato del PAN-Panal, Yunes Linares, logró un millón 277 mil (41%), por 400 mil votos (12%) de Dante Delgado, el candidato de la izquierda.
Podría pensarse que con el PRD, Yunes Linares tiene en la bolsa la gubernatura que será de sólo dos años, pero ese partido es ya sólo un membrete y hay otras variables, como el “independiente” Juan Bueno y la irrupción de Morena, cuyo candidato, Cuitláhuac García Jiménez, ganó una diputación federal de mayoría y cuyo crecimiento no puede ser desdeñado.
Apuntes
La disolución del comité estatal del PAN en Sinaloa es sólo el síntoma de algo más grave: La putrefacción de ese partido desde antes de la postulación de la diputada local Lucero Sánchez, a quien el gobierno asocia con Joaquín El Chapo Guzmán, y que en todo caso comenzó con el apoyo, en 2010, al gobernador aliancista Manuel López Valdés, alias Malova, por órdenes de Felipe Calderón. Manuel Clouthier tiene razón: “El PAN sinaloense no fue oposición ni gobierno, sólo cómplice”.
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado