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El fracaso del nuevo secretario de Seguridad * El sur, un ejemplo *
A la sombra de Bermúdez * Cayó El Cachorro por crimen de Anabel *
Hijo de ex jefe policíaco, era zeta * Sigue la desbandada en DIF de
Coatza * Le quitan a Morena triunfo en Cosolea * Presentará Noé
Zavaleta su libro en Coatza
De
fracaso en fracaso, Nabor Nava llega a la cumbre. Lo apabulla la violencia, lo
destroza la delincuencia, sembrando miedo y angustia, sangre y dolor, fallido
todo lo que pudo hacer y no hizo. Y así hoy es el nuevo secretario de Seguridad
Pública.
Su mérito es el fracaso. Crece el secuestro. Crece el robo a
negocios. Crece la extorsión y el crimen. Son las medallas que requiere el
militar, las insignias en el pecho, la rechifla popular para alcanzar la
cúspide del poder.
A la sombra de Arturo Bermúdez Zurita, el “falso general”, José
Nabor Nava Olguín vio crecer la violencia en Veracruz, sin control los
delincuentes comunes y los cárteles de la droga, el secuestro que mata en vida
al que la vive y a los familiares que la sienten en la piel, el asesinato que
destroza familias y que infunde temor.
Su
misión debió ser la seguridad de todos. Pero no lo fue. Por incapacidad, por
estrategia del duartismo, por orden del “general” Bermúdez que a mayor
delincuencia en Veracruz, más servicios de seguridad privada vendía, el
subsecretario Nava dejó que la violencia se adueñara de la vida de los
veracruzanos y que nada volviera a ser igual.
Nabor Nava fue tácitamente el responsable del Operativo
Coatzacoalcos Seguro. Arrancó el 28 de septiembre de 2012 y como se preveía terminó
siendo un fracaso descomunal.
Hoy la violencia está fuera de control, el secuestro avanza sin
que haya quien lo frene, la extorsión deja a miles en la calle, las ejecuciones
se multiplican, cientos mutilados en parajes perdidos, decenas levantados sin
que se les vuelva a ver o regresando lo que quedad de ellos en un ataúd.
Cuatro años han servido para advertir que el mayor Nava es un
fiasco policíaco, rebasado por los grupos de poder, la delincuencia a todo
nivel, convirtiendo las urbes en pueblos fantasmas donde al caer la noche cesa
toda actividad, porque ahí, como si fuera programa de alto rating, se respira
el miedo.
En cuatro años, Nabor Nava dejó que los transgresores de la ley
afianzaran su poder, convertido Coatzacoalcos en escenario de muerte, cientos
de profesionistas literalmente cazados por la delincuencia, miles de petroleros
acechados al salir de su jornada laboral, llevados a un destino incierto y
liberados sólo si se paga rescate.
Minatitlán, la tierra que lo vio crecer, es el paraíso del
levantón. Plagian en las calles, en colonias, en los antros, a las puertas del
complejo petroquímico Cosoleacaque, al salir de la refinería; irrumpen en
comercios, en domicilios, en escuelas. Si hay una ley, es la ley del matón.
Mal augurio aquel cuando Bermúdez Zurita regresaba a Veracruz,
procedente de Tlaxcala, y el helicóptero se vino a tierra. Era el 4 de agosto
de 2012.
Nadie perdió la vida. Aterrizó la aeronave en la comunidad La
Rosa, en el municipio de Tlaxco, tras registrarse una falla mecánica. Casi al
tocar tierra, a unos seis metros, se desplomó y se fue de lado.
Viajaban Bermúdez, Nabor Nava y un ayudante, además de la
tripulación. Todos salieron ilesos. O por lo menos ese fue el reporte. Salieron
ilesos ellos, pero Veracruz no.
Bermúdez siguió su camino y con él, Nava. En sus manos, la
seguridad de Veracruz se convirtió en una tragedia. Miles son víctimas de la
violencia de los malosos y de la negligencia de la autoridad.
A otros les fue peor. Los tomó en sus manos la Policía Estatal,
los torturó, los desapareció. Unos más fueron carne de cañón de la Fuerza
Civil, el cuerpo de élite de Seguridad Pública, a la que le llueven denuncias
por desaparición forzada, por abuso de autoridad, por llevarse a la gente,
inocente o culpable, y no entregarla, o entregada molida a golpes y con la
amenaza de que si hablan se van a morir.
Hoy Nava es secretario de Seguridad Pública en Veracruz, hecho
trizas por el caos, entregada la fuerza pública a la delincuencia, coludida y a
su servicio, como en Tierra Blanca donde la policía estatal, los agentes de
Marcos Conde Hernández, el superpolicía al que el general de cero estrellas,
Arturo Bermúdez, admira, se llevó a cinco jóvenes oriundos de Playa Vicente,
los entregó al crimen organizado y se presume que tras ser torturados les
quitaron la vida.
Coatzacoalcos fue su Waterloo, fuera de control la violencia y la
inseguridad agravada por la operación impune de los cárteles. Nada funcionó. Si
en 2012 era crítico el panorama, hoy es peor y lo que le sigue.
Coatzacoalcos
y el sur son un escenario de muerte. Lo expone José Jesús Vázquez González,
diputado por el Partido Verde, o sea en la órbita del PRI, de Acayucan, medio
hermano del extinto cacique Cirilo Vázquez Lagunes, que el 12 de julio resumió:
el Mando Único fracasó en el sur de Veracruz.
Sabe
el legislador de lo que habla. Su estirpe es sangrienta. Los persigue la
muerte. Primero Ponciano, luego Cirilo, y así la dinastía de los Vázquez
teniendo claro, clarísimo, cómo van a morir.
En
el Congreso lo expresó:
“Es una situación que nos hace pensar en un fracaso del Mando
Único, y lo dice alguien que ha sido respetuoso del mando único, que en algún
momento lo pensó como una solución para el resto del estado”.
Fue rebasada la Policía Naval, Seguridad Pública, Policía
Municipal. Fueron rebasadas por la delincuencia y “la sociedad no puede seguir
saliendo a la calle con miedo”.
Citaba el caso de Acayucan y advertía el diputado Vázquez González
que el clima de violencia se podía generalizar a todo Veracruz.
29 de enero de 2013. Ese día, Arturo Bermúdez refrendaba que la
seguridad era lo suyo. Se comía la violencia a Coatzacoalcos y el general
secretario no cesaba en su afán de convencer que lo suyo es el control de la
delincuencia.
“En Coatzacoalcos Seguro sumamos esfuerzos, recursos y estrategia
para garantizar el estado de derecho y la aplicación de la ley para vivir en
paz y orden”, dijo.
Y encomendó a Nabor Nava los trabajos de evaluación y
reforzamiento del operativo.
“Bajo este esquema de refuerzo y evaluación, se busca disminuir
los actos delictivos que se presenten en la zona, atacando los indicios de robo
de vehículos, paso de los puentes, además de fortalecer la vigilancia en
algunos sectores y colonias, en coordinación con las autoridades federales”,
dijo.
Puro rollo. Servía el operativo de paseo a los policías y navales,
recorriendo calles como táctica de disuasión. Sus retenes sirvieron para
detener a automovilistas, detectar faltas al Reglamento de Tránsito y
multarlos. ¿Y la seguridad?
Embustero profesional, Arturo Bermúdez siempre exaltó el Operativo
Coatzacoalcos Seguro, pero las cifras lo apabullan.
Categórico, el Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos reveló que
la debacle en 2015 es peor de lo imaginado.
Ese año, los delitos de alto impacto —secuestros y ejecuciones— se
incrementaron en un 100 por ciento. El robo a negocios se disparó “en más de
206 por ciento.
Y algo más grave: el gobierno de Veracruz falsea la información
que le remite al Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Lo expuso Luis Fajardo Vázquez, director del Observatorio
Ciudadano. Sólo reportan la mitad de los homicidios y secuestros que ocurren en
la región. De ahí que su argumento es que la violencia no es alarmante.
Ignacio Carvajal, reportero de Liberal del Sur y Blog Expediente,
describe un Veracruz inerme ante el crimen organizado, inútil la Secretaría
Pública, que no previene, inútil la Unidad Especializada en Combate al
Secuestro. Desde su creación y hasta el 9 de abril pasado, se habían
çontabilizado 53 secuestros.
Un cero a la izquierda el entonces subsecretario de Seguridad,
Nabor Nava. La violencia lo apabulla, lo destroza, exhibe su incapacidad o su
disimulo.
Y aún así, Nabor Nava es el nuevo secretario de Seguridad. ¿Por
qué?
No llega al cargo para enmendar errores. No llega para enfrentar
el caos. Su misión es blindar el negocio de Bermúdez, preservar la violencia,
que no decaiga la demanda de seguridad privada, los servicios que ofrecen las
empresas del “falso general”.
Queda como intendente de la inseguridad, que la policía siga
teniendo interlocución con los malosos, la policía que levanta inocentes y los
entrega al crimen organizado.
Cubre Nabor Nava a Bermúdez. Es el enredo entre el militar de
carrera y el general postizo, el indigno y el vival.
De fracaso en fracaso, Nava llega a la cumbre.
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Archivo muerto
Cayó
El Cachorro, a quien le imputan el plagio y crimen de Anabel Flores Salazar.
Supuestamente Manuel “N”, algunos dicen que Omar Escalona Barradas, ex policía,
hijo del ex inspector de policía en Ciudad Mendoza, Manuel Escalona Barradas,
es el jefe de plaza de Los Zetas. Le atribuyen la muerte de la periodista, ex
colaboradora de El Sol de Orizaba y de El Buen Tono, levantada el 8 de febrero
en su casa, hallada sin vida un día después a unos kilómetros de Mariano
Escobedo, ya en territorio del estado de Puebla. Quedó al frente de la plaza de
Orizaba cuando fue detenido José Márquez Balderas, alias El Chichi, quien meses
antes había sido dado por muerto en un atentado en el bar La Taberna, y que
“Culín”, alias el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, lo justificara diciendo
que ya sabía que estaba vivo pero no dijo nada para que el jefe criminal se
confiara. Eso sí que es técnica policíaca. Cayó Manuel “N” u Omar Escalona,
alias “El Cachorro”, pero también que quien sabía todo sobre la suerte que
correría Anabel Flores fue un ex jefe policíaco de apellido Centeno, vinculado
al ex secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, el
general de cero estrellas… Sigue la desbandada en el DIF. Se va otro seguidor
de Jesús Moreno Delgado, ex director, a quien le sacó el switch el alcalde
Joaquín Caballero Rosiñol. Su nombre es Rafael Cuervo Navarro y se ganó con
creces el apodo del “No hay apoyo o no hay dinero”. Integraba la trinca
infernal de Jesús Moreno con Manolo García Palacios y Lezek Lira. Sólo éste
permanece en el DIF, como todólogo, encargado del despacho, milagreando para
que el changarro no naufrague. Lezek Lira está prendado con alfileres. Fuera
del DIF, Luis Gutiérrez se aferra a la Sedesol municipal, pero su futuro es
incierto. Y a Jesús Moreno lo animan a terminar de quemar las naves, llevarse
su estructura, que es la más fuerte entre el marcelismo, y picar piedra en otra
parcela, incluso fuera del PRI… Se le cae a Morena la diputación por
Cosoleacaque. Determina el Tribunal Electoral de Veracruz que hay elementos
para dejarla sin efecto. No hay certidumbre, pese al recuento de votos que le
dieron ventaja a la candidata del partido Movimiento de Regeneración Nacional,
Rocío Pérez. Serán los tribunales electorales federales —sala regional en
Xalapa y la sala superior— los que decidirán si Morena retiene la diputación
local o si se va a elección extraordinaria. Ocurre así por la presión del PRI.
Ocurre porque llevar a Carla Enríquez Merlín, candidata de Nueva Alianza en
alianza con el tricolor, al Congreso de Veracruz es un reto que se impuso el
Clan Merlín —Gladys, Heliodoro y toda la familia—. Ocurre también por la errada
estrategia de Morena de mantenerse al margen del conflicto político
veracruzano, en que Miguel Ángel Yunes Linares se apoderó la agenda política y
consecuentemente de la agenda mediática, y el duartismo lo combate para no
ceder espacios y operación, para no dejarlo gobernar prematuramente, como ya se
percibe. Si Morena fuera actuante, si alzara la voz, si asumiera su condición
de segunda fuerza política, como indican los votos que se reflejan en el
Congreso estatal, la sentencia que tumba la elección de Cosolea. En política,
el que más grita, el que más reclama, el que más adeptos gana, el que más
presencia tiene, el que más temor provoca, es el que más respeto genera. Error
de Rocío Nahle, la diputada federal por Coatzacoalcos, virtual dueña de Morena
en Veracruz, que ató de manos a su partido, ocultó el tamaño de su fuerza y hoy
tiene que reclamar que le devuelvan su diputación. Propalar que PRI y PAN son
lo mismo, y que Morena se mantiene al margen, ya trajo sus primer descalabro.
Quizá en la elección extraordinaria refrende su triunfo, pero la fragilidad de
Morena quedó a flote… Pues no. Noé Zavaleta no está solo. Lo sigue y lo
fortalece un sector del gremio periodístico, dentro y fuera de Veracruz. No
sólo por los exabruptos de José Abella, propietario del diario El Buen Tono,
sino por las amenazas del duartismo, el amago y la intimidación, el “ya sé
donde vives” que le hicieron llegar vía un usuario de Twitter que se denomina
@guarro_69, cuya foto de perfil lo muestra con un arma en la mano. También por
ese afán de enlodar y criminalizar para luego embestir y matar. Noé Zavaleta,
corresponsal de Proceso, director de Crónica de Xalapa, no está solo. Su caso
enciende las alarmas, sacude y preocupa, por la línea periodística y su afán
por desnudar la infinita corrupción del gobierno duartista. De ahí los amagos,
los correos electrónicos atribuidos a la ex vocera de Javier Duarte, Georgina
Domínguez Colío; al “Chuletas” Francisco Vicente, que a falta de argumento para
justificar tanta torpeza, las vísceras como actos de gobierno y la uña afilada
para robar, lo único que les quedó fue la descalificación. Noé Zavaleta
presentará su libro “El Infierno de Javier Duarte. Crónicas del un gobierno
fatídico”, el sábado 20 d agosto en Coatzacoalcos. Ya lo ha hecho en Xalapa y
en la Ciudad de México. Lo observa el gremio de prensa nacional e
internacional, por lo que recoge su libro y por la reacción endemoniada que le
provocó al círculo duartista…
mussioc2@gmail.com
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
Foto:
La Jornada