La excusa de México SA
Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx
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■ La década perdida, plagio y error
Circula ya el más reciente libro de Carlos Salinas de Gortari, La
década perdida, un título igual de plagiado que de errado: lo primero,
porque se apropia del término utilizado por la Cepal para resumir los tétricos
resultados económicos y sociales de los años 80 en América Latina; lo segundo,
porque al inculpar a los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox y limitar
los errores y excesos a ese periodo, la suma de años perdidos da 12 y no diez.
Lo anterior sería lo de menos, si el ex mandatario hubiera presentado un
análisis real y serio sobre la concatenación de abusos, excesos, disparates y
fracasos no de dos administraciones gubernamentales, la de Zedillo y la de Fox,
sino de las cinco que se han pasado la estafeta desde el “último presidente de
la Revolución”, como se autodenominó José López Portillo, que han seguido al
pie de la letra el mismo manual operativo, con los resultados por todos
conocidos y padecidos.
A cambio de eso, el hijo pródigo de Agualeguas, Nuevo León, ofrece una
increíble cuan oportunista versión, en la que el único salvador de la patria
fue, es y será él mismo. No le falta la razón cuando señala a Zedillo y a Fox
como autores de las más oprobiosas barrabasadas, pero pareciera ser que la
historia reciente del país comienza con el primero y acaba en el segundo.
En los hechos, sin embargo, esa deleznable pareja no hizo otra cosa que
seguir el manual que, a su vez, aplicó el propio CSG durante su estancia formal
en Los Pinos y como poder tras el trono durante el sexenio de Miguel de la
Madrid. No hay que dejar a un lado que tres tristes presidentes salieron del
mismo laboratorio: la Secretaría de Programación y Presupuesto. MMH el primero,
Salinas inmediatamente después y Zedillo en tercer lugar. Fox y Calderón no
trabajaron allí, pero por los resultados ofrecidos parecen alumnos de aquellos.
Salinas de Gortari fue el indiscutido poder tras el trono en el gris
sexenio de Miguel de la Madrid; fue cerebro y ejecutor de la política
económica, con sus devastadoras “reformas estructurales” y sus draconianos
“ajustes” que hundieron en la pobreza y la miseria a millones de mexicanos,
concentraron aún más el ingreso y la riqueza, y hundieron a la economía mexicana
en la mediocridad de la que todavía no sale.
La de los años 80, sin duda, fue una década perdida para millones de
mexicanos, en particular, y latinoamericanos, en general, pero después de tan
dramático periodo lo que se ha hecho, pero especialmente lo que ha dejado de
hacerse, no ha resarcido las brutales consecuencias de ese dramático periodo.
De hecho, la Cepal documenta “media década perdida adicional –la primera de los
años 90–, que acumula tres lustros continuos de caída económica y social para el
país y la región. El arranque del siglo XXI no ha sido distinto, por mucho
ánimo que los organismos internacionales quieran divulgar.
En fin, con Carlos Salinas de Gortari como poder tras el trono,
oficialmente titular de la Secretaría de Programación y Presupuesto, el
resultado económico del sexenio de Miguel de la Madrid fue verdaderamente
desastroso: 0.34 por ciento de “crecimiento” promedio anual, millones de
mexicanos se incorporaron al ejército de pobres, el tipo de cambio peso-dólar
se incrementó cerca de 2 mil por ciento, la inflación acumulada fue cercana a 4
mil por ciento, comenzó el desmantelamiento del aparato productivo del Estado,
se impulsó una banca paralela favorable a los intereses de especuladores
(futuros “banqueros” en el salinato” y la deuda social creció en proporciones
dramáticas. Y 20 años después, la situación social no se ha modificado, con una
economía inerte.
Mientras Miguel de la Madrid juraba y perjuraba que “no permitiré que el
país se me deshaga entre las manos”, Salinas de Gortari actuaba en riguroso
sentido contrario en pos de la candidatura presidencial tricolor.
Total, tenía a quién pasarle la factura política.
En el sexenio de MMH el “crecimiento” promedio anual fue de 0.34 por
ciento, sin duda el más raquítico de los cinco gobiernos de la etapa
neoliberal. Atrás de ese balance está Salinas de Gortari, pero si se suman los
resultados de esa administración (en la que CSG fue el poder tras el trono) con
la del hijo pródigo de Agualeguas en Los Pinos (el segundo periodo de 6 años)
los números son igual de famélicos: 2.1 por ciento de promedio anual.
El autor de La década perdida subraya que el Fobaproa
benefició a la banca extranjera, lo que si bien no es un señalamiento falso sí
es incompleto. Sin duda alguna el caldo de cultivo de la crisis bancaria que
reventaría al sistema financiero (en ese entonces) nacional se dio en pleno
salinato, con la reprivatización de las llamadas sociedades nacionales de
crédito. Más allá de la entrega de las instituciones a sus queridos amigos
especuladores bursátiles, los focos rojos que advertían sobre el inminente
estallido de la crisis en el sector se encendieron en el tercer trimestre de
1993, y a principios de 1994 ya no eran rojos sino morados. A mediados de este
último año la quiebra técnica de la banca reprivatizada era un secreto a voces,
no así la de sus voraces propietarios. Nadie metió la mano, hasta que el caos
resultó más que obvio. Y allí entró el Fobaproa.
En materia de reservas internacionales, Salinas de Gortari también
enfoca las baterías en contra de su sucesor en Los Pinos, pero “olvida” que en
el último año de su administración (1994) dichas reservas se desplomaron 76 por
ciento (de 25 mil a 6 mil millones de dólares), consecuencia primordialmente de
la fuga de capitales de su club de magnates y de la secuencia de eventos
políticos (incluidos los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, más el show de
renuncia-retorno de Jorge Carpizo en la Secretaría de Gobernación).
En fin, CSG “olvida” que en 26 años de neoliberalismo el “crecimiento”
anual promedio del país ha sido de 2.5 por ciento, una tercera parte de lo que
México crecía antes de la década perdida, la de los años 80.
Las rebanadas del pastel
Si de tomaduras de pelo se trata, la novedad es que México ya es una
“potencia”, con algunos defectillos pero “potencia” al fin, según generoso
calificativo de la comisaria de la Unión Europea para las Relaciones
Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, quien de plano se aventó al ruedo.
un ex presidente, excelente vídeo
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