13 de marzo de 2015

LAS AGUAS NEGRAS DE PEÑA NIETO

Paralela a la línea de tiempo seguida por la presidencia de Enrique Peña Nieto corre una cadena que tiene como eslabones a una serie de escándalos que continúan acumulándose. Los conocidos casos de corrupción y de represión que han caracterizado a la gestión peñanietista han generado un malestar creciente en un amplio sector de la sociedad, por lo que se podría pensar que, ante el desgaste sufrido, el actual gobierno federal empezaría el año siendo más cuidadoso y responsable. En realidad, ha ocurrido todo lo contrario.
Desde hace algunas semanas Peña Nieto, el PRI y el PVEM parecen haber perdido todo remanente de pudicia. Por irracional que parezca, en medio de la crisis que actualmente enfrenta el gobierno federal,  el presidente y sus aliados han optado por exhibir, sin empacho y por iniciativa propia, modos y decisiones evidentemente antidemocráticos. Existen varias posibles hipótesis no excluyentes para explicar este fenómeno. Una de ellas es que el eje central de la estrategia de Los Pinos ya no consista en contener el torrente de críticas, sino en alimentar su caudal con el fin de que buena parte de éstas se pierdan en la irrelevancia. Si este fuera el caso, el presidente y sus aliados estarían jugando con fuego al intentar sacar provecho de una de las más importantes implicaciones de la tecnología presente. Le cuento por qué.
En su libro Superficiales, el periodista Nick Carr explica que los seres humanos contamos con dos tipos de memoria: la memoria de trabajo, por medio de la cual recibimos y procesamos toda la información nueva que generamos, y la memoria de largo plazo, que opera como sistema de archivo en que se analiza parte de esta información en la mente. Para  ilustrar este proceso, Carr nos pide que imaginemos el proceso de llenar una tina vertiendo agua en ella a través de un embudo. En esta analogía el embudo representaría la memoria a corto plazo, el agua la información y la tina la memoria a largo plazo.
La importancia de que la información llegue a la memoria a largo plazo radica en que es precisamente en esta última donde los seres humanos formamos ideas complejas o conceptos con los que podemos entender profundamente el mundo. Un concepto no sólo nos dice en qué consiste una cosa –cómo la cosa es- , sino también cómo debería de ser.  Cuando no llegamos a formar conceptos, lo actualmente existente se convierte en el único mundo posible y nuestro pensamiento se vuelve, tal como postulara Herbert Marcuse, unidimensional. La realidad es entonces aceptada tal cómo aparece.
Hay al menos una forma de bloquear la posibilidad de que parte de la información que procesamos llegue a la memoria a largo plazo. Si se aumenta el torrente informativo al grado de que la memoria de trabajo no se dé abasto para procesarlo, esta última puede convertirse en un auténtico cuello de botella que evitaría que parte de la información llegue a la memoria a largo plazo. Siguiendo el ejemplo de Carr, esto equivaldría a derramar en el embudo una cantidad de agua superior a la que éste puede procesar, lo que implicaría que parte del agua rebose sin alcanzar jamás la tina. Es esto lo que nos ocurre debido a la sobreexposición a información y a los distractores derivados de las tecnologías actuales.
Tan sólo en lo que va del presente mes el presidente y sus partidos han vertido en la arena pública un torrente de aguas negras del que forman parte Carmen Salinas y la mamá de Cuauhtémoc Gutiérrez como candidatos a diputados plurinominales por el PRI, los desacatos del Partido Verde al INE, una propuesta para privatizar el uso de agua potable, trabas en la aprobación de un sistema nacional anticorrupción, la imposición de Eduardo Media Mora en la SCJN,  la cesión de la PGR a Televisa y la excursión presidencial a Inglaterra con todo y una corte de 200 personas.
Peña Nieto y sus aliados parecen haber entendido que tanto por la cantidad como por la velocidad con la que estos eventos se han venido sucediendo, resulta muy complicado que todos logren librar la barrera inicial que representa la memoria de trabajo del ciudadano promedio. Los hechos son presentados por diversos medios de comunicación a los espectadores como imágenes instantáneas en flujo constante y la cadena causal de la que éstos forman parte queda oculta, por lo que éstos no llegan a conceptualizarse o articularse en marcos de referencia que ayuden a explicar el contexto en que se gestan. La vieja frase que reza “divide y vencerás” aplicaría también al interior de la mente humana.
Sin embargo, una apuesta de esta naturaleza sería de altísimo riesgo. No es imposible desarticular los efectos de una sobrecarga informativa y jugar con fuego nunca es completamente seguro. Los seres humanos tenemos una muy limitada capacidad personal de procesar eficientemente grandes cantidades información a la vez, pero sí podemos construir colectivamente diversos canales para registrarla y plataformas independientes para articularla a través de narrativas. Para ello tan sólo se necesita tener conciencia de la existencia del torrente informativo y voluntad para enlazar esfuerzos individuales en la búsqueda del bien común. Pero ni el PRI ni el actual presidente parecen ser capaces de reconocer alguna de esta cualidades en los mexicanos. 
#EndefensadeAristegui
Es ofensiva la ruindad con que MVS ha tratado a Carmen Aristegui y a su equipo. La defensa de Aristegui es la defensa de la libertad, de la valentía y de la integridad. El aporte de Carmen a nuestra democracia ha sido y será invaluable.
Antonio Salgado Borge

@asalgadoborge

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