Comparto mi columna de hoy en La Jornada
Los De
Abajo
Gloria Muñoz Ramírez
El inicio de año estuvo marcado por la calumnia orquestada en redes
sociales contra el movimiento zapatista, en el contexto del 25 aniversario de
su levantamiento armado. Nada es casual cuando la homogeneidad se impone. ¿A
quiénes conviene la difusión del absurdo que vincula al Ejército Zapatistade
Liberación Nacional (EZLN) y el salinismo?
Gobiernos priístas y panistas hicieron lo suyo antes de cada ofensiva.
Carlos Salinas les dijo extranjeros y luego los bombardeó, aun con el alto al
fuego; Ernesto Zedillo fingió dialogar con ellos mientras diseñaba campañas
racistas y xenófobas en contra de ellos y de sus aliados, previas al ingreso de
más de 60 mil militares a su territorio. Los dos panistas (Fox y Calderón),
intensificaron programas de contrainsurgencia a los que Peña Nieto dio
continuidad. Ninguno paró a los grupos paramilitares ni se llevó a los soldados
a sus cuarteles. ¿El actual lo hará?
Es iluso pensar que la campaña de odio intensificada luego de que el
EZLN dio a conocer su oposición abierta a los megaproyectos presidenciales, con
énfasis en su rechazo al Tren Maya, parte de la desinformación y de la
ignorancia de la población. Sólo una estrategia planeada para desprestigiar su
recorrido podría inducir las preguntas de dónde estaban los zapatistas cuando
la cascada de calamidades atravesó el país. La campaña en redes no viene de
jóvenes imberbes a quienes al unísono se les ocurre un absurdo que el propio
presidente podría ser el primero en negar, pues si asume que se reunió con los
dirigentes zapatistas en tres ocasiones, sus seguidores tendrían que concluir
que López Obrador no fue cómplice de quien, según ellos, lo era de Salinas de
Gortari. Pero la realidad no cuenta.
Hoy la denostación hacia el zapatismo viene otra vez de simpatizantes
del partido en el poder. La pregunta obligada es si esta campaña podría
preceder a una ofensiva no sólo en redes, sino en el territorio que tiene el
mayor despliegue militar de todo el país.
El derecho a disentir no se los dieron las instituciones. No se
levantaron en armas para tener una audiencia, sino cansados de pedirla.
Intentaron el diálogo y siempre fueron traicionados. Su tierra no está en
venta. ¿Qué sigue?
losylasdeabajo@yahoo.com.mx
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