Por José Miguel Cobián
Las administraciones municipales en Veracruz llevan ya 27 días de haberse iniciado y la tendencia es muy marcada. El final de las comunas anteriores estuvo marcado por uno de tres factores, a saber: Opción Uno, no llegó el dinero de la federación a los municipios y por ello se dejó de pagar y atender adecuadamente a la ciudadanía. Opción dos, los presidentes municipales y sus comunas aprovecharon el año de Hidalgo y saquearon sus arcas. Opción tres, una combinación de las dos anteriores.
Contra la costumbre de que en política la ropa sucia se lava en casa, mientras el gobernador del estado –también de nuevo ingreso- aguanta los problemas financieros heredados por su antecesor, y no lo acusa de todos los males presentes y futuros, los alcaldes han hecho picadillo a sus antecesores, independientemente de que sean de sus mismas siglas partidistas o adversarios políticos.
En el caso de cambio de color en una administración municipal sería hasta normal el que al saliente le achaquen todos los problemas del universo. Sin embargo, siendo de sus mismas siglas, pareciera que la idea es dañar al propio partido político, pues quedará grabado en la memoria de la gente que tal munícipe de tal partido hizo las cosas terriblemente mal. A menos que la apuesta sea que los votantes son tan manipulables que esta situación no tenga efecto en el 2012, para las federales, el senado y la grande.
Se están dando casos curiosos, dignos de un análisis más a fondo de la política rústica veracruzana. Algunos ejemplos son: Los alcaldes que no quieren reconocer la deuda dejada por su antecesor, como si un municipio no fuera una entidad con personalidad jurídica propia, y por ende, un cambio de administración no releva de responsabilidades generadas a lo largo del tiempo durante una administración anterior. Para poner un ejemplo, imagine usted que le vende algo a una empresa como Apple, la segunda más grande del mundo debajo de Exxon. Apple le debe a usted cien millones de dólares, pero Steve Jobs su Director General se retira de su puesto por las razones que quiera, ya sea que llegó a su término su contrato, cuestiones de salud, los accionistas lo quitan, etc. Entonces llega un nuevo administrador y le dice a usted, fíjate que como yo no te debo, yo no te pago. La respuesta lógica es: Espérame tantito, tú no eres el Rey Sol, tú no eres Apple Inc. Así como tampoco eres tú el municipio. A mí me debe el ayuntamiento, que es quien me compró el bien o servicio. Desde esa óptica podemos ver que algunos alcaldes no están bien asesorados y cometen errores en su práctica política y en su administración municipal.
Por otra parte, vemos a diputados locales afirmando que en tal administración municipal recién salida no se dejaron deudas, y por otro lado al alcalde entrante afirmando exactamente lo contrario. Aquí el asunto se torna más delicado, pues ambos son servidores públicos en funciones, y en muchos casos del mismo partido político. El mensaje a la población es que uno de los dos miente o en el peor de los casos, los dos pueden estar mintiendo. Conclusión, los funcionarios públicos de ¨x¨ partido político le dicen mentiras al ciudadano, y por lo tanto no son dignos de confianza. Grave es el caso de algún funcionario de otra dependencia, como por ejemplo el IMSS, que sale a declarar en alguna reunión de empresarios, que tal ayuntamiento debe ¨x¨ millones de pesos. Grave en varios sentidos, el primero es el desconocimiento del Código Fiscal de la Federación del propio funcionario, pues al dar una declaración de ese tipo, está violando la ley y puede caer incluso en inhabilitación, si es que a alguien le interesara denunciarlo, pues el MP federal ni se enteró del delito cometido. En segundo lugar, muestra desconocimiento del asunto, pues en el caso que viene a mi mente, el presidente saliente me demostró que cuando menos el último año de su administración se pagó el IMSS puntualmente. Entonces resulta que hasta un funcionario federal del IMSS se une al linchamiento mediático y declara adeudos inexistentes o cuando menos muy exagerados respecto a la realidad, y luego el propio presidente municipal actual toma como buena la cifra, sin confirmar con su tesorero, y una vez más resulta que se le miente al ciudadano común en un afán de linchamiento mediático, entendible para acabar con lo poco de carrera política que le pudiera quedar al alcalde saliente.
Propongo a los diputados locales, elaborar una ley en la cual los funcionarios dejen de declarar lo que van a hacer y sólo informen de lo que hicieron. También debería de incluirse en esa ley la sanción a que fuera acreedor un funcionario público que informa o declara falsedades ante los medios de comunicación. Aprovechando mi cartita a los santos reyes (Sr. Carvallo y banda que lo acompaña), también habría que ser muy estrictos en la revisión de las administraciones salientes y el próximo año de las actuales, y aplicar todo el peso de la ley a quien hubiera cometido un ilícito o desviado recursos. Y si se llevaron un pony, una computadora, un vehículo o cualquier otra cosa del ayuntamiento, QUE LA PAGUEN pero que sea cierto. Incluso ya entrado en gastos, pediría que si alguien viaja con el dinero del erario y su viaje no reporta ingresos siquiera por 10 veces el importe del gasto, entonces también que devuelva ese dinero a la administración municipal o estatal actual, con el fin de evitar el turismo político con viáticos pagados por el erario público. TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS es el secreto Sr. Carvallo, por lo menos mientras usted siga de pastor de los tricolores.