por Lilia Baizabal
21 noviembre, 2012
“Como político
he cometido dos graves errores que son los que han causado mi caída: haber
querido contentar a todos y no haber sabido confiar en mis verdaderos amigos ”.
Francisco I. Madero.
A 102 años del
movimiento revolucionario del año de 1910, hay quienes sostienen
que no valió la pena pues solo se le quitó a un grupo de burgueses el
poder, para que llegaran otros. Continúan como dueños de México 33
empresarios y políticos. No obstante, la situación económica y
social que vive México ya suma 60 millones de pobres y con
índices de desigualdad social cada vez mas preocupantes.
Con las políticas
económicas impulsadas por los gobiernos neoliberales del PRI y
continuadas por los dos sexenios del panismo en la Presidencia, el estatus de
pobreza y precaridad de la mayoría de los mexicanos es cada día mayor.
Fracasaron entonces
los ideales de Francisco I. Madero que dieron orígen al
movimiento revolucionario mas importante de México. Sirvieron las muertes de
miles de compatriotas en diez años que duró el movimiento. Qué es
diferente para los mexicanos ahora, después de esa sangrienta
Revolución.
Creemos que el
movimiento como tal, no falló en sus objetivos que eran evitar la
reelecciónde Porfirio Díaz y sobre todo, levantarlo de una vez y para
siempre de la silla presidencial, luego de 32 años de dictadura. Y de un México
donde los grupos de poder importantes vivian en la opulencia, y el 90% de
la población en la miseria total.
Tampoco puede dejarse
de lado que fuera necesaria esa revolución para que la clase burguesa y la
élite política saqueadora en el Porfiriato, que había entregado la
economía del país a los capitales americanos, ingleses y franceses,
entendiera que «no había mal que durara 100 años ni
pueblo que lo resistiese ».
Para algunos
historiadores el movimiento revolucionario de nuestro país puede ser calificado
como el proceso histórico de mayor importancia por su complejidad y
derivaciones.
Otros, los menos,
insisten en que la revolución sirvió para fortalecer a los generales y
los grupos económicos que posterior al asesinato de Francisco I Madero,
continuarían con la estela de sangre en la lucha por la silla presidencial,
hasta los tiempos del general Manuel Avila Camacho que gobernaría
México del año 1940 a 1946.
Del año 1946 al
1952, “la corrupción se bajó del caballo y se subió a la limusina”, diría el
historiador Enrique Krauze en su libro, la Presidencia Imperial. Por aquello de
que finalizaba la era de los generales con el control de la silla presidencial
y se instauraba la de los licenciados al poder. Sería el veracruzano Miguel
Alemán Valdéz, el iniciador de esa otra pesadilla.
Diferentes grupos
sociales con demandas y objetivos distintos pero todos unidos en sus fuerza, en
contra del Porfirito. Habría de partir el general para
Francia. Abordo del Ipiranga el 31 de mayo del año 1911, el
oaxaqueño se despediría de México y de la burguesía, que de forma
masiva, se congregó en el malecón de Veracruz para despedirlo. En
medio del llanto, la música que tanto le gustaba y la añoranza por
los buenos tiempos que concluían, se fue Porfirio Díaz, para nunca mas volver.
Tras de sí, el
hombre de la frase « mátalos en caliente », dejaba un país sumido en
la miseria, el hambre, la violencia, el caos, la enfermedad y al
héroe de la Revolución, enrededado sin saber qué hacer con el Tigre que no solo
no pudo domar, sino que terminó devorándoselo.
El asunto es que el
movimiento una vez alcanzado su objetivo conjunto, no terminó ahí y se desataron
distintos enfrentamientos entre los desiguales intereses particulares de cada
grupo que en principio se había compactado por un mismo fin. Han transcurrido
mas de 100 años y ese divisionismo y ambición enraizado en la clase
política, nuevamente tiene a México de rodillas.
Esa eterna disputa
permitida por los nuestros y los intereses del exterior, impulsada por
una élite gobernante sin amor a su patria, nos deja hoy, un
país donde mas de la mitad de su población vive en la pobreza al menos 60
millones de mexicanos, con 33 familias dueños de todo y sin los
accesos a educación, vivienda digna, salud, empleo, programas de alimentación
en favor de los desprotegidos y ante la crisis política y de inseguridad mas
grande de su historia.
¿Qué fracasó de la
Revolución Mexicana del año 1910 para que la mayoría de los
mexicanos, enfrenten nuevamente, estas tristes y deplorables condiciones
económicas ?.
Tendrá la historia
que continuar escribiendo más capítulos de conquistas, traiciones y asesinatos
que llevarán tarde que temprano a la población a otra guerra civil. Tendría que
ser necesaria otra revolución para poder obligar a la clase política que
nuevamente avasalló el poder comprándolo, usando todas las artimañas
posibles, a que impulse políticas públicas mas justas y equitativas.
¡México tiene que cambiar!.
En 1910 la guerra
tardó 10 años. Las consecuencias de ese movimiento de sangre las pagaron como
siempre los de abajo. Algunos, lograron al menos, el impulso a la reforma
agraria que distribuyó tierras y se ofrecieron mas oportunidades de educación,
de empleo y de salud, vivienda. Conquistas laborales por cierto, ahora también
derogadas con la reforma a la Ley Federal del Trabajo.
Habrá que entender
que la Revolución Mexicana como todo en la vida, no debió ser un momento
histórico, sino un continuo de la historia de nuestro país.
Faltó responsabilidad, honorabilidad y honestidad de los caudillos para
mantener el objetivo principal y madurez para comprender que arrebar el poder
sin impulsar los cambios necesarios, no sirve de nada.
Si Francisco I.
Madero como el PAN, 102 años después no hubieran pactado con lo que tanto
combatían, la historia de México en este presente, habría sido diferente. El
PRI y lo que representa, no estarían de regreso en los Pinos.
Si Francisco I
Madero hubiera confiado en la gente que lo ayudó a llegar a la silla
Presidencial, y no en el podrido gabinete de ancianos porfiristas, no habría
sido asesinado por órdenes de Victoriano Huerta.
No obstante, ese
puntual logro en contra de Díaz y los intereses de la burguesía que
representaban, se difuminó con su asesinato y desde entonces, la
reelección continúo a través de la creación de un partido político hegemónico.
Los generales dieron orígen a otra clase de « dictadura perfecta »,
diría Mario Vargas Llosa, registrándose momentos en la historia en
la que no tuvieron un solo adversario en los procesos electorales por la puesta
en marcha de elecciones fraudulentas.
Cualquier semejanza
con los resultados de las últimas elecciones presidenciales en México, han sido
mera coincidencia. ¿Será?.
Pese a todo,
insistimos que la Revolución no fue una causa perdida, pero sí
se fue diluyendo a lo largo del tiempo y la historia de nuestro México.
Hacer un alto en el
camino para recordar ese trance de la vida del país es importante. Cada
uno de nosotros, deberíamos tomar responsabilidad ante este hecho y
reconsiderar cuánto tiempo mas debemos esperar para retomarla. Tal vez no a
través de las armas, pero sí, convertir cada uno de nuestros actos en una revolución
constante para impulsar el cambio en nuestras vidas o a nuestro alrededor en
todo sentido.
Reflexionemos sobre
dónde estamos y qué queremos de nuestra nación, estado, municipio y vida.
Simple y sencillamente, actuemos. El tiempo se va y hay que ver cómo nos deja.
P.D. Como despedida al
PAN y a Felipe Calderón Hinojosa en la Presidencia de la República, Estados
Unidos emitió este fin de semana, su comunicado en el que alerta a sus
ciudadanos para que no vengan a México por la crisis de inseguridad del país.
Alerta en especial sobre la no visita a 19 estados donde los índices de
violencia son preocupantes. ¿Estará Veracruz en la lista?. ¡Adivínelo!.