20 noviembre, 2012
Dos mujeres
desnudadas y revisadas en sus partes íntimas, varios jóvenes golpeados y
maltratados, el robo de teléfonos, cámaras y una laptop, fueron algunas de las
vejaciones que, según estudiantes de la Universidad Veracruzana –integrantes
del Frente Anti Imposición-, vivieron tras ser detenidos por policías en la
Plaza Lerdo y alrededores y remitidos al Cuartel San José, en el maro del
desfile conmemorativo del 102 aniversario de la Revolución Mexicana.
En entrevista con
Plumas Libres, los jóvenes activistas anunciaron que recurrirán a las
comisiones Estatal y Nacional de Derechos Humanos y emprenderán una campaña
contra la represión policíaca en Veracruz.
A continuación se
presentan algunos testimonios de jóvenes que pidieron el anonimato.
Nadia. Yo vivo
cerca de Humanidades y caminé al Teatro del Estado. Ahí unos policías me
quitaron una manta y no me querían dejar pasar a lo que era Ávila Camacho. Me
quitan la mantas y unas personas intervinieron para que pudiera pasar, pero dos
personas con chaleco café, que tenían logo del PRI, me fueron siguiendo y
tomando fotografías, de frente y espalda. Pasé a Los Tecajetes y ahí estaba un
grupo de cinco de mis compañeros repartiendo globos con mensajes políticos. Los
tipos me siguieron hasta la Catedral y ahí me reuní con mis compañeros. No
hacíamos nada más que ver el desfile, pero comenzaron a fotografiarnos los
marinos, los policías estatales y gente de gobierno que traía unos chalequitos
y policías vestidos de civiles. Eran alrededor de 30 que nos tenían con una
agresión visual. Yo me quería subir a una tarima, porque enfrente estaba
Duarte, entonces una mujer policía me dijo, ‘si te subes, te voy a trepar a la
patrulla’. Se me acercaron cinco chavas. ‘si te subes, te vamos a partir la
madre’, me dijo entonces. Nos movimos y cuando quise reunirme con mis
amigos en la Catedral, a varios se los habían llevado y sólo quedábamos cinco
personas.
Laura. A mí me llevaron a la patrulla pero no me presentaron. Me
detuvieron por estar grabando mientras detenían a una de mis compañeras, unas
mujeres jóvenes vestidas de civil, quienes la estaban golpeando. La tenían del
pelo y de los brazos y en eso me detuvieron, me empezaron a arrastrar. Una de
ellas me quitó celular y me empezó a amenazar ‘ya valiste madre’, ‘te voy a
partir la madre’. Cuando llegamos a esquina de Lucio con Revolución, otras de
las compañeras que vieron que me llevaban intentar evitarlo, lo mismo que unas
personas, pero en ese momento me jalaron más. Me llevaron a Juárez y Landero y
Coss y una de las chicas soltó mi brazo y se lo dio a otro policía vestido de
civil. Y le dijo, ‘llévatela, porque me voy a chingar a estas’. A las que
pedían que me soltaran. En eso pasa una patrulla que estaba doblando la esquina
y le dicen ‘llévatela’. Y a mí me suben solita en una patrulla y en la esquina
de Lucio con Juárez, se suben otros policías y me dicen. ‘No te preocupes, a ti
no te vamos a llevar, te vamos a dejar aquí’ y me van diciendo que las órdenes
es detectar integrantes del Frente y sacarnos de los eventos y el desfile. Que
estamos alterando el orden público. A mí me dejaron tirada por Clavijero y
llegué a San José para buscar a mis compañeros. Me dejaron sin celular, porque se lo quedaron ellos.
Javier. A mí me empezaron a rodear en la Plaza Lerdo personal del
municipio con chalecos que decía Adelante. Lo único que hice fue ponerme en el
brazo izquierdo la palabra ‘revolución’ y en el derecho, ‘represión’. Me alejé
de mis compañeros como unos cuatro metros y me cayeron al instante cuatro
elementos y luego otros cuatro, entre ellos una mujer que nos estaba checando
desde hacía tiempo. Les pedí que se identificaran, ví una credencial y me la
pasaron por la cara y me la ocultaron de nuevo. Me dieron un golpe en la
espalda y otro en las costillas y me dijeron que no pusiera resistencia. Me
revisaron casi en la puerta de la Catedral, en una esquina. Me quitaron el
celular y dijeron ‘cállate pendejo’, y ‘quédate sentado, porque si no te vamos
a madrear’. Empezaron a traer a compañeros. Hasta que reunieron como a cuatro o
cinco, nos subieron a la patrulla. Uno de mis compañeros pidió de nuevo que se
identificaran, un policía enseñó su credencial y una mujer policía le dijo: ‘no
seas pendejo, para qué le enseñas tu credencial’. No tenían nada que los
identificara, ni un logo, bien pudieron pasar como miembros del crimen
organizado. En el Cuartel San José nos mantuvieron aislados. Cuando llegamos pidieron que apagáramos
celulares. A uno de mis compañeros le pidieron que se volteara y el dijo
que no y a la primera, le rociaron la cara con gas pimienta. Nos hicieron
firmar un acta de salida donde se hacía manifestar que estábamos perturbando el
orden público o no salíamos. A dos de mis compañeras, hicieron que se
desnudaran, yo lo escuché de los policías, les hicieron hacer sentadillas y las
revisaron, tocaron senos, partes íntimas, todo. Fueron dos mujeres policías,
pero había un policía hombre. Fue en un área donde estaba el médico legista.
Desde que llegaron escuché a policías hacer mención de que a mis compañeras las
checaran bien y revisaran bien. Luego dejaron que se vistieran de nuevo. Es
algo inaudito, a mí me detuvieron enfrente del gobernador y del comandante de
la zona militar.
Rafael. A nosotros nos agarraron en el Hotel México. Llegaron elementos de
la policía estatal y algunos vestidos de civil, nos empujaron contra las
paredes del edificio y nos empezó a subir un cuate, porque nos iban a chingar
allá, que nos iban a partir la madre. ‘Te subes a tu cuartito’ y empezaron a
subir. En ese momento intervino un compañero periodista que empezó a
fotografiar a los elementos de civil, entraron en pánico y nos soltaron.
Nosotros decíamos que porqué se nos detenía. Que por molestar a una señorita,
que por portación de droga, que por intento de homicidio y al final, por
ninguno, ‘pero se van con nosotros’. Cuando nos toman fotografías de que nos
estaban deteniendo ilegalmente, nos sueltan. Vemos como un policía recibe una
orden del intercomunicador y arremete de nuevo con nosotros, ‘cómo no, si nos
los vamos a chingar’. Es cuando empiezan a gritar los compañeros que nos dejen
en paz, que es un atropello, que es la libre manifestación. Al final, nos
subieron en una camioneta y golpearon los testículos. A mi compañero
contantemente lo golpearon en rostro y se colocaron unos guantes. Escuché que
iba un policía de civil y le dijo: ‘no me lo mallugues’. Llegando allá (en el
Cuartel San José), ya nos habían rociado gas pimienta. Nos separan y nos pusieron
en celdas separadas. Nos enteramos de lo que le habían hecho a las compañeras.
Ellos nos dicen que por el bando de policía y buen gobierno tienen derecho a
detenernos cuando consideren que estamos alterando el orden público. Cuando
quieran pueden detener a periodistas, a twitteros. Una mp nos dijo que
pertenecíamos a un estado y que cuando nosotros cambiamos nuestras conductas,
ellos tienen todo el derecho de penalizarlos. Lo dijo cínicamente. Nos dijeron
que podían detenernos en cualquier momento, por cualquier cosa, si ellos
consideraban que se alteraba el orden público por decir una grosería u algo ofensivo para la vista.
Fuimos detenidos trece compañeros por estar parados, otros por repartir
globos y otros por colgar una manta que decía ‘Revolución, no represión, no más
muertos periodistas, gobierno represor’.
Al salir nosotros del Cuartel San José vimos como ingresaba un comando
de más de 50 hombres y mujeres vestidos de civil, entre estas, algunas mujeres
policías que nos habían robado pertenencias.
El 15 de septiembre hubo una manifestación pacífica en Plaza Lerdo y
desaparecieron forzadamente a tres compañeros. Nunca los procesaron, los
desaparecieron por varias horas, los golpearon, les hicieron una simulación de
ejecución, les robaron sus pertenecías y los dejaron por Las Trancas, sin
zapatos. En esta ocasión sí nos presentaron, pero nos pueden detener y
desaparecer y decir que somos narcos y ni el cuerpo a nuestras madres van a
entregar, pero no vamos a dejar de luchar, están endeudando al país y alguien
lo tiene que decir.
¿Qué esperan del rector Raúl
Arias Lovillo a todo esto?
“Esperamos que el rector por primera vez sea congruente y haga algo por
defender estos atropellos contra estudiantes. La vez pasada tuvo una actitud
tibia por la desaparición forzada de un compañero. Se habló con él en un evento
en el Museo de Antropología y nos
dijo que iba a hacer un pronunciamiento, pero nunca llegó más que a
decir que éramos vándalos”.
Según los activistas, entre los robado por los policías están dos
blacberrys, una cámara digital, dos carteras, “tres celulares de chicharito y
una laptop”.
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