A unas
horas de que la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas
en la zona centro de Veracruz de inicio se enumeran algunos de los 70 casos del
Colectivo Córdoba-Orizaba. Sus madres anhelan recuperarlos, aunque también son
consientes que su búsqueda será debajo de la tierra, entre colonias de gusanos.
Fernanda
Rubí Salcedo Jiménez desapareció el 07 de septiembre de 2012:
“A tu hija ya no la busques porque ya la cocinamos, eso te pasa
por andar de habladora”, le advirtieron los malosos vía mensaje de texto a
Aracely Salcedo Jiménez, luego de interponer su denuncia ante la Agencia del
Ministerio Público de Córdoba, sobre la desaparición de su hija, Fernanda Rubí
Salcedo.
La madre solicitó al comandante de la Agencia Veracruzana de
Investigaciones (AVI), Tomás Espinoza que le explicara el verbo cocinar entre
el léxico de los malandros. “Es cuando los deshacen en ácido sulfúrico o queman
a las personas con diesel” explicó con simpleza.
Fernanda Rubí, ocho días antes de su desaparición, coincidió con
un presunto integrante del crimen organizado en Orizaba, fue en el centro
nocturno Mumbai Club, el hombre, de quien la madre prefiere omitir el apodo, se
dirigió hasta la mesa de la joven, quien se divertía con un grupo de amigas,
entonces le ofreció un obsequio; un arreglo floral al tamaño de la mesa,
adornado con globos de helio.
“Mi hija, que recién llegaba de Chihuahua, lo rechazó. Dejándolo
en ridículo con los demás amigos. Ochos días después me la levantaron. Hoy
puedo decirte que él fue uno de los agresores”.
Yael
Zuriel Monterrosas Jiménez desapareció el 01 de septiembre de 2012:
Ana Lilia Jiménez, es otra mujer, víctima del apetito insaciable
de la inseguridad en Veracruz, hace 43 meses le arrebató a su hijo. A su
primogénita la muerte se le anunció en forma de amenazas y desde entonces vive
como desplazada. A sus nietas les han desgarrado la infancia; hoy reciben
terapias psicológicas para borrar las secuelas de la depresión.
La madre, hasta la fecha, teme que Yael Monterrosas haya sido reclutado
junto con más jóvenes a las “diestras”, que de acuerdo con ella, son encierros
de varios meses en los que el crimen organizado alista a sus hombrecitos para
trabajos que impliquen un alto riesgo. Convertidos muchas veces en carne de
cañón.
Pedro
Iván Ramos Molina desapareció el 03 de septiembre de 2012:
“Ser madre de un policía desaparecido significa estar sola. No
hablar con nadie. Vivir en el encierro y con miedo; desconfiar de las
autoridades. Es como tener la peste; la familia se aleja por miedo a que los
maten, mientras que los rumores son duros con mi hijo, dicen que de seguro era
de los malos”.
De acuerdo con la investigación ministerial 288/2012, el
subcomandante Pedro Iván Ramos Molina, de 25 años, fue levantado a la mitad de
su jornada laboral, en Ixtaczoquitlán, Veracruz, junto con tres de sus
escoltas. A la fecha, el caso sigue abierto. Un muchacho que gustaba de cantar
música rap en su habitación, un fanático de los videojuegos y las mujeres
bellas. El hijo que gastaba su quincena de cuatro mil pesos con la familia.
Joshua
Mendoza Castillo desapareció el 08 de septiembre de 2012:
“Desde que desapareció mi hijo duermo tres horas al día. Del
trabajo a las funerarias, a ver si por lo menos recupero su cadáver. Hace tres
años y siete meses que lo perdí. Vivo con el alma mutilada. Si no fuera por mi
otro jovencito ya me hubiera suicidado”.
Comparte Nohemí Mendoza Castillo, quien describe a su desaparecido
como un chico amiguero, popular en el barrio de la Cuauhtémoc, en Río Blanco
Veracruz. Su casa siempre estaba llena de jóvenes, escuchaban canciones de La
Arrolladora y Calle 13. Ahora el silencio es perpetuo. Los amigos no volvieron
por miedo, desde que a su cuate de 14 años lo raptaron policías municipales.
Cinthya
Aranda Ruano desapareció el 15 de febrero de 2013:
“Mi hija estaba lista para ser mamá, abonaba mes con mes su
paquete prenatal en el hospital Covadonga. Sabía el sexo de mi nieto, su
nombre, hasta la escuela donde estudiaría. Era su más grande sueño. Sabrá Dios
si lo cumplió. Hace tres años y un mes que no tengo noticias de ellos”.
Doña Cristina Ruano, recuerda a su hija como una joven sonriente,
soñadora y vanidosa; amante de los cosméticos y los bolsos. Solía pintar sus
gruesos labios de rojo y aromatizar con lociones de esencia a cítricos su piel
morena clara. La historia de una joven orizabeña que soñaba con dar vida.
”Sabrá Dios si lo cumplió”.
Diego
Yahir Valerio García, desapareció el 03 de agosto de 2013:
“Aquel día que levantaron a mi Dieguito yo presentí algo malo.
Nunca imaginé vivir algo así, desconfiar de mis autoridades. Jamás podré borrar
la horrible imagen que hallé en internet; algo me dice que a mi niño lo mataron
y no me lo quieren dar para enterrarlo. Son corazonadas que una madre tiene y
esas nunca fallan”.
La vida para Mónica Miguelina García Heredia, cambiaría por
completo las seis de la mañana del tres de agosto, cuando golpearon la puerta
de su casa sin control, hubo gritos también: “¡Señora!, ¡señora!, los estatales
levantaron a Dieguito“. Gritos que desencadenarían el maleficio de una
desaparición forzada.
Con base en el expediente 443/13 del Ministerio Público de Córdoba
y el caso AP/PGR/SDHPDSC/UEBPD/M23/025/201 de la PGR, a Diego Yahir Valerio
García se le vio por última vez con vida la madrugada del domingo cuatro de
agosto de 2013, en el interior del centro nocturno Pitbull, sobre el bulevar
Córdoba-Fortín.
Randy
Mendoza Campos desapareció el 02 de agosto de 2014:
“La angustia por encontrar a mi hijo me ha hecho visitar lugares
tenebrosos. Nunca imaginé pisar una cárcel, una morgue, ni mucho menos un prostíbulo.
Aquella noche la maldita desesperación me disfrazó de prostituta. Dios sabe
cuánto he buscado a mi niño. No pienso detenerme”.
Era una tarde trivial para la familia Mendoza Campos, a las 17:00
horas los rumores de vecindario anunciaron un operativo de seguridad en el
Centro Histórico de Orizaba, Veracruz, a unas cuadras del trabajo de Randy
Mendoza Campos, el último lugar donde se le vio con vida. Por andar de perra
hocicona, te vamos a chingar.
“El gobierno no tiene condiciones ni voluntad para buscar a
nuestros hijos, así que haremos el trabajo por ellos. Deberían estar
agradecidos con nosotros… Pero nos mandaron a tres comandantes de la Fiscalía
General, de la Unidad de Desaparecidos y ya andan afuera haciendo rondines,
buscando no sé qué”.