Ya no alcanza el presupuesto para nuevas escuelas y
hospitales, ni para la cultura o el combate a la corrupción, tampoco para
invertir en la industria petrolera nacional. Pero sobra el dinero para pagar la
deuda a los bancos, financiar la industria militar y contratar asesinos. Cada
día caen más mártires en la lucha por la transformación del régimen mexicano.
La semana pasada fueron ejecutados a tiros en Oaxaca tanto el joven fundador de
Morena en la Mixteca, Agustín Pavía, como el dirigente magisterial de la
Sección XXII, Jorge Vela.
La brutalidad del Estado mexicano y el recorte
presupuestal constituyen dos lados de la misma moneda. La crisis económica
–durante el segundo trimestre de 2016 la economía ya inició su camino hacia la
recesión con una contracción de 0.3%– y el abandono del gobierno a sus
responsabilidades, cada día generan más indignación social. Los oligarcas se
sienten amenazados y, en lugar de impulsar un nuevo modelo de desarrollo que
genere bienestar para todos, prefieren fugarse a sus mansiones en el extranjero
y exigirle al gobierno mexicano que reprima cualquier expresión de descontento
ciudadano.
Es falso que el Estado neoliberal sea minimalista o
débil. Al contrario, el neoliberalismo requiere de un Estado cada vez más
“fuerte” y dispendioso, desde luego no como garante de derechos y proveedor de
servicios al pueblo, sino como órgano represor y activo cliente de los mercados
financieros.
Por ejemplo, en la víspera de los cobardes
asesinatos de Pavia y Vela en Oaxaca, Peña Nieto había transformado la
celebración del Día de los Niños Héroes, 13 de septiembre, en una oportunidad
más para ensalzar a las fuerzas militares. Flanqueado por los secretarios de la
Defensa, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Soberón, el ocupante de Los
Pinos señaló que la mejor forma para “fortalecer la soberanía nacional” es con
la fabricación de armas letales.
Así que, en contraste con el colapso de la
capacidad productiva de la economía nacional, resulta que la industria militar
se encuentra en pleno auge. Como resultado del apoyo de los Estados Unidos y
los aumentos sistemáticos al gasto militar, México ha renovado sus fábricas de
armas. “Todavía hasta hace dos años existía mucha maquinaria obsoleta o
antigua… hoy 80% de la maquinaria es moderna”, indica el general Fausto Lozano,
director general de Industria Militar (véase entrevista completa aquí: http://ow.ly/1waZ304fd3E).
Lozano presume que hoy México produce 18 millones
de cartuchos y 15 mil fusiles al año, “pero con la modernización, en 2017
estaremos produciendo 30 mil, entre otras armas”. El reportaje también desliza
la idea de que si bien estas armas son de uso exclusivo de las fuerzas
militares, “se planea que en el futuro se vendan a corporaciones policiacas” e
incluso al extranjero.
Mientras, México extraerá, refinará y exportará
cada vez menos petróleo. De acuerdo con la propuesta de Presupuesto de Egresos
de la Federación para 2017, Pemex será recortada por la cantidad de 100 mil
millones, más de 40% de la reducción presupuestal total, que alcanza 1.2% del
PIB. Ello implicará el despido de miles de trabajadores petroleros y la
reducción a cero de la cantidad de pozos exploratorios.
En 2017 las nuevas exploraciones y las
contrataciones correrán exclusivamente a cargo de los oligarcas apátridas y las
empresas petroleras trasnacionales. Se consolida el saqueo a nuestro oro negro
y se vuelve hoy más urgente que nunca tomar las riendas del poder en 2018 para
parar la destrucción de la Nación.
El flamante secretario de Hacienda y encubridor
profesional de las corruptelas de sus jefes, José Antonio Meade, también
propone para 2017 un dramático recorte a la salud, la educación, la
investigación científica, la cultura y el combate a la corrupción.
Si los partidos del Pacto por México mantienen su
lealtad al amigo de Donald Trump que despacha en Los Pinos, el próximo año la
educación pública recibirá 10% menos que lo presupuestado en 2016, la salud
pública será recortada 10.8%, Conacyt sufrirá una reducción de 23.3% y la nueva
Secretaría de Cultura tendrá que reducir en 30% sus gastos. La Secretaría de la
Función Pública también será recortada con 5%, lo cual constituye una caída
acumulada de 25% en relación al inicio del gobierno de Peña Nieto en 2012.
En contraste, en 2017 los pagos realizados por el
Estado mexicano a los bancos por concepto de servicio a la deuda pública se
aumentarán en 18.9%, para alcanzar la cifra de 568 mil millones de pesos. Este
monto que todos los mexicanos regalaremos a los organismos financieros es más
de doble de la cantidad que gastará la Secretaría de Educación Pública, más de
cinco veces el gasto en salud y casi diez veces más que el monto que se
invertirá en las instituciones de educación superior federales, incluyendo la
UNAM y el IPN.
Los presupuestos transparentan los verdaderos
intereses de los gobiernos. Más allá de la demagogia y los discursos, es en el
presupuesto que se pueden contar con pesos y centavos las prioridades y los
proyectos oficiales.
Para quien tuviera alguna duda al respecto, resulta
que el gobierno actual no tiene absolutamente ningún interés en fortalecer la
educación pública, enaltecer la cultura, fomentar la investigación, combatir la
corrupción o desarrollar a la nación. Lo único que le interesa a Peña Nieto es
servir a Trump, Clinton y a todos los amos del norte, poniendo toda la fuerza
del Estado mexicano a su servicio con el fin de terminar de avasallar al pueblo
mexicano y violentar la dignidad nacional. ¿Lo permitiremos?
Twitter: @JohnMAckerman