EDITORIAL
EL
INSURGENTE, ÓRGANO DE ANÁLISIS Y DIFUSIÓN DEL PDPR-EPR
AÑO 21 | Nº 174
FEBRERO DE 2017
AÑO 21 | Nº 174
FEBRERO DE 2017
El incremento
de los combustibles y la electricidad puso en evidencia el grado de descontento
e inconformidad que existe contra el gobierno antipopular, la voluntad popular
de combatir se expresó en diferentes formas y magnitud con un común denominador,
el repudio a la actual administración que con las reformas neoliberales sólo
procura la defensa de los intereses de una minoría, es decir, de un puñado de
burgueses que como clase imponen su voluntad.
Las reformas neoliberales de
carácter burgués fueron impuestas por medio del Pacto por México, en su aval
intervinieron todos aquellos que son parte activa del régimen, políticos de
oficio que hoy se hacen los occisos y presumen amnesia al negar su
responsabilidad, sin embargo, se rasgan las vestiduras, se alarman y temen que
el pueblo rompa las contenciones corporativizantes y transite por la expresión
de la lucha independiente, es el miedo a la organización y lucha del pueblo.
La
expropiación de mercancías, el bloqueo de carreteras y vías férreas, la
liberación de casetas, el bloqueo a las instalaciones de PEMEX, la expropiación
de los combustibles, las marchas, así como hacer frente a la acción policíaca
son expresiones concretas de la voluntad popular de combatir; es la
manifestación de la inconformidad popular desde la respuesta espontánea hasta
la que constituye acción política de masas.
Quien niega esa condición toma
partido por quienes son responsables de todas las medidas antipopulares que se
impulsan en defensa del régimen neoliberal, del tamaño del agravio al pueblo es
la respuesta cuando se rompen los muros de la indiferencia y el temor porque en
la misma lucha se aprende que las fuerzas represivas son vulnerables. Queda
demostrado por la vía de los hechos que gobierno, instituciones, politicastros
y políticos de oficio no representan al pueblo, no se deben a él y mucho menos
están para la defensa del interés popular; sus intereses son otros, los de la
oligarquía.
En esa misma dirección están las expresiones de subordinación y
actitud timorata ante la actual política del gobierno norteamericano, que en su
actual representante deja en claro su verdadera esencia imperialista para
asegurar los mecanismos de expoliación y sometimiento económico de donde se
desprende sujeción política. Mucho se dice y escribe sobre la construcción del
muro, el cual ya tiene tiempo de estar construido y funcionar como línea
fronteriza por las diferentes administraciones norteamericanas, no obstante, se
diluye la verdadera esencia del problema, la política imperialista del gobierno
norteamericano.
Lo mismo sucede con los mexicanos indocumentados que hoy pende
la espada de Damocles sobre su cabeza, por ellos se levantan todo tipo de
banderas y de nuevo se tiende cortina de humo para diluir la esencia del
fenómeno. Quienes migraron allende la frontera del norte no quieren regresar a
su tierra; llegaron al corazón del imperialismo con la ilusión de una vida
mejor al ser expulsados por hambre y violencia del Estado mexicano, lo único
que encontraron es explotación y opresión, ésta hoy se recrudece y sólo les
resta desarrollar ahí mismo la lucha por la defensa de sus derechos como
trabajadores dejando a un lado las actitudes victimizantes.
No se trata de
negar la inconformidad popular, tampoco de diluir su verdadero alcance en el
contexto de la lucha de clases retomando concepción, conceptos y consignas de
los defensores del régimen, por lo contrario la voluntad popular de combatir
debe romper todos los marcos corporativizantes y transitar por la combativa
crítica política de las masas reproduciendo las formas de lucha que se
distinguen por su combatividad y claridad política de que el enemigo común de
los mexicanos es el gobierno antipopular y represivo.
Tampoco
es con discursos estridentes contra el representante actual de la
administración norteamericana; mucho menos con el nacionalismo burgués que
procura la defensa de una minoría de opresores y explotadores. Es organizando
la lucha antiimperialista como se hace frente a las pretensiones del gendarme
mundial, pero ésta no pasa por los Pinos, sus representantes e instituciones,
es el mismo pueblo quien la debe organizar y desarrollar.