En México vivimos sujetos a un Estado policíaco militar, impuesto con
el fortalecimiento de las fuerzas policíaco militares, se expresa en la
participación directa de los cuerpos represivos en el funcionamiento del actual
gobierno y la militarización de toda la sociedad, la guerra psicológica por
medio de la política del terrorismo de Estado y mayor intervención extranjera
en el ámbito contrainsurgente. Expresión del Estado burgués mexicano impuesto
por el imperialismo norteamericano para asegurar la dictadura del capital.
Las fuerzas armadas mexicanas adquieren mayor influencia y manejo en la
vida económica, política y social, por tanto, una mayor partida económica para
su mantenimiento y accionar que se sintetiza en ejercer la violencia contra el
pueblo. Son parte vital del engranaje de las instituciones burguesas, estos
“organismos de seguridad nacional”, como engañosamente les llaman, participan
en la toma de decisiones de Estado entre ellas la imposición de las reformas
burguesas neoliberales.
La columna vertebral del Estado burgués
Las fuerzas armadas en el Estado burgués, en específico el ejército y
marina de México, tienen un espacio preponderante ya que son los instrumentos
que sirven para mantener en el poder a la oligarquía, para legitimarse a través
de la violencia, imponer políticas antipopulares a punta de bayoneta y eliminar
toda muestra de descontento e insurrección.
En más de treinta años de régimen neoliberal la imposición de la
voluntad oligarca e imperialista avanza sobre la sangre del pueblo, se cimentó
y fortaleció el Estado policíaco-militar y el estado de derecho oligárquico.
Desde el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) se
mantiene una especial atención en el combate a la voluntad popular de combatir,
así como en los “grupos u organizaciones que propagan cambios políticos o
sociales por medio de la violencia y la ruptura del Estado de derecho”, de
acuerdo con la Agenda Nacional de Riesgos creada por este organismo.
Por medio de este documento se presentan cuatro de las funciones del
Estado que desempeñan las fuerzas represivas: “preservar la seguridad nacional,
asegurar la gobernabilidad democrática, proteger el estado de derecho,
facilitar las reformas estructurales”. Bajo el fetiche de la “seguridad” se
dispone de recursos a discreción, se acrecienta la militarización y se aplica
la política de terrorismo de Estado contra el pueblo.
Es la bandera que desde hace más de 10 años se utiliza por la junta
administrativa para salvaguardar los intereses oligárquicos y asegurar las
condiciones para la imposición de las políticas antipopulares. Es el medio por
el cual se combate a toda expresión de descontento popular que represente los
intereses de los trabajadores.
La “gobernabilidad democrática” es la capacidad institucional que les
da las estructuras del Estado para poder legitimar al régimen y buscan tener
amplio margen de maniobra para hacer valer la voluntad burguesa, haciéndola
pasar como voluntad de la mayoría por medio de los procesos electorales, es la
imposición de su ley y el control del país por parte de las fuerzas policíaco
militares.
“Proteger el estado de derecho”, ese estado de derecho es el oligarca
para asegurar las ganancias y los privilegios de una cúpula económica que
ejerce el poder con el único fin de preservar la propiedad privada sobre los
medios de producción y asegurar la reproducción del capital.
El “facilitar” la imposición de las reformas se resume en reprimir toda
muestra de inconformidad contra estas políticas burguesas neoliberales por
medio de la bota policíaca, que se traduce en mayor represión, más crímenes de
lesa humanidad y de Estado. Dinero y ejército En cuanto a inversión directa del
imperialismo norteamericano en esta materia se contabiliza un total de más de
115 millones de dólares para “programas de ayuda militar y policíaca a México”.
Esta política de intervención norteamericana es transexenal, no depende de
partidos electorales o políticos de oficio, sin embargo, son coparticipes y
responsables del proceso de militarización y el fortalecimiento del Estado
policíaco militar. Los militares en las calles imponen el terror, su presencia
ha aumentado en un 50%; el número de tropas militares que están en activo
contra el pueblo: 76 mil 500, más 20 mil miembros de la Policía Federal (PF) en
acciones de “combate al narcotráfico”.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto como parte de la militarización se
creó la gendarmería nacional, una fuerza “nueva” con 4 mil 851 efectivos en
funciones. Este cuerpo policíaco está dedicado a ejecutar el terrorismo de
Estado contra el pueblo, y desde su creación en el 2014 ha gastado 20 mil
millones de pesos.
Para el 2018 ya se encuentra aprobada por las cámaras legislativas en
lo general la propuesta del Ejecutivo Federal del Presupuesto de Egresos para
quedar en un total de 5 billones 279 mil 667 millones de pesos, de los cuales
los rubros con mayores incrementos van para el INE (53.3%), Tribunal Federal de
Justicia Administrativa (13.1%), Comisión Nacional de los Derechos Humanos
(12.2%), Defensa Nacional (11.4%) y Marina (13.4%). El primero para apuntalar
la democracia burguesa y su falta de credibilidad; el segundo para fortalecer
el estado de derecho oligárquico y su aplicación para oprimir al pueblo; el
tercero para brindar legitimidad a la junta administrativa criminal; y cuarto,
sostener el régimen con el puntal policíaco militar.
El incremento presupuestal a las fuerzas represivas presupone un total
de 264 mil millones que se destinarán para este rubro en las diversas
instituciones del Estado burgués. En específico, a las instituciones policíaco
militares, se destinarían 99 mil 129 millones de pesos para la “seguridad nacional”,
lo que representa un incremento de 15 mil 678 millones más que en el 2017.
Recurso que a voces de la junta administrativa a través del informe El proyecto
del presupuesto público federal para la función de seguridad nacional,
2017-2018, tiene como objetivo “mantener la integridad, la estabilidad y la
permanencia de las instituciones que conforman el Estado mexicano”, todo se
reduce a proteger a las instituciones antipopulares.
Para mantener a las fuerzas armadas en las calles de forma permanente
se requiere de cuantiosas sumas para su operatividad. La prioridad para las
fuerzas represivas y los servicios de inteligencia es asegurar el sistema de
explotación y opresión que vivimos, hacer valer la voluntad oligárquica e
imperialista. Ante el panorama es una necesidad la organización en torno a la
lucha anticapitalista, que ubique y combata a nuestro enemigo común: el Estado
burgués mexicano.
El enemigo se pertrecha y prepara para continuar la guerra contra el
pueblo, respondamos con mayor conciencia de clase, organización y combate
popular, bajo un objetivo común, detener la ofensiva del Estado y mostrarle al
pueblo el verdadero carácter criminal de éste. Hermanos, los mecanismos de
organización deben afinarse, la disciplina no debe cesar y la acción revolucionaria
debe extenderse con mayor aplomo, sólo el pueblo unido y organizado bajo las
banderas del socialismo es capaz de terminar con el régimen burgués.
¡Con la guerra popular! ¡El EPR
triunfará!
Año 21 Nº 181 Diciembre de 2017 Pág. 6
ARTICULO TOMADO
DE LA REVISTA “EL INSURGENTE”