ESTE
LIBRO LO DEDICO A TODAS LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA, LA PERSECUCIÓN Y LA
INJUSTICIA DEL SEXENIO DEL TERROR.
Presentación
Tras su paso por nuestra vida no volverá a crecer la hierba.
FELIPE
DE JESÚS CALDERÓN HINOJOSA SERÁ RECORDADO POR LOS CINCO PRINCIPALES LEGADOS DE
SU GOBIERNO: EL INFINITO PODER DEL NARCOTRAFICANTE J O A Q U Í N EL CHAPO
GUZMÁN, INTOCABLE EN SU SEXENIO; EL ASESINATO IMPUNE DE 60 MIL PERSONAS, VÍCTIMAS
DE LA LLAMADA GUERRA CONTRA EL NARCOTRÁFICO, MÁS DE 20 MIL DESAPARECIDOS 1 56
PERIODISTAS EJECUTADOS Y 13 DESAPARECIDOS 2 LA DESTRUCCIÓN DE SU PARTIDO
POLÍTICO; UN MÉXICO CONTROLADO POR CÁRTELES, GRUPOS CRIMINALES Y BRIGADAS DE
MERCENARIOS; Y EL REGRESO DEL PRI A LOS PINOS. HACE SEIS AÑOS FELIPE CALDERÓN
INICIÓ SU MANDATO BAJO LA SOMBRA DE LA ILEGITIMIDAD. HOY TERMINA DEJANDO UN
MÉXICO INCENDIADO Y APOCALÍPTICO.
El
periódico Le Monde considera su sexenio de muerte como una “hecatombe”, “el
conflicto más mortífero del planeta en los últimos años”.3 Felipe Calderón
incendió México, convirtió el territorio nacional en un llano en llamas, donde
hay más pobreza, menos calidad educativa, menos empleo y menos vida. También
incendió al PAN. El partido de derecha que siempre se mostró orgulloso de su
apego a los principios que le dieron origen y que desde hace décadas le han
valido la simpatía de un amplio sector de la sociedad: fue controlado,
manipulado, dividido y casi destruido por Felipe Calderón, cuyo progenitor,
Luis Calderón Vega, dedicó la mitad de su vida a colocar los ladrillos de lo
que hoy son ruinas. Ahora Calderón pretende apoderarse de esos restos con el
enfermizo sueño de volver al poder a través de su esposa Margarita Zavala.
Difama a sus compañeros de partido, los engaña, inventa historias
para justificar la derrota del PAN que, según él, no se debió a su figura de
presidente incapaz sino a que el partido no le rindió suficiente tributo a sus
“grandes logros” de gobierno. Un mes antes de la elección presidencial del 1°
de julio de 2012 Calderón intentó sustituir en la contienda a la candidata de su
partido, Josefina Vázquez Mota, no porque la panista fuera un peligro para sus
intereses, sino por el simple hecho de que no era la candidata que él hubiera
querido. Se trataba de defender del fuego amigo más intensamente que del
enemigo. Ningún candidato presidencial la atacó más que el propio Felipe
Calderón, quien le exigió en tono de amenaza que el día de su cierre de campaña
anunciara que lo iba a nombrar procurador general de la República si ganaba la
presidencia. Las consecuencias del sabotaje de Calderón a los suyos, a los de
su propio partido, están a la vista.
SUS
CORRELIGIONARIOS, COMO EL SENADOR JAVIER CORRAL, LO LLAMAN “COBARDE” Y
“COLÉRICO”. DE ESE MODO SE REFIEREN SUS COMPAÑEROS DEL PAN AL HOMBRE QUE AÚN ES
PRESIDENTE DE MÉXICO. LO CONOCEN MEJOR QUE NADIE. DEBILITADO POR LA SOMBRA DEL
FRAUDE ELECTORAL, CALDERÓN SOLAPÓ LA CORRUPCIÓN DE VICENTE FOX, MARTA SAHAGÚN Y
MANUEL BRIBIESCA. SOPORTÓ SUS TROPELÍAS, PERMITIÓ QUE CONTINUARAN REALIZANDO
SUS JUGOSOS NEGOCIOS EN PETRÓLEOS MEXICANOS durante
su sexenio. A cambio los cuervos, le sacaron los ojos y pactaron con el PRI,
exhibiendo la debilidad del presidente. Ahora, gracias a Calderón, los Fox se
frotan las manos esperando que el sexenio de Peña Nieto sea para ellos otro
largo sexenio de Hidalgo. Calderón también incendió al Ejército Mexicano, lo
debilitó considerablemente al sacarlo de sus cuarteles para librar una guerra
en la que los dados estaban cargados desde Los Pinos. Traicionó a quienes le
fueron leales y solapó a quienes fueron partícipes de la corrupción. Toleró la
violación masiva de derechos humanos por parte de unas fuerzas castrenses que,
agotadas y poco entrenadas, terminaron siendo saqueadoras de la sociedad al
igual que los cárteles que combatían.
Al
lanzar al ejército a las calles en su llamada “guerra contra el narcotráfico”,
la institución quedó desmembrada como esos cuerpos que los grupos criminales
arrojan en las calles. Las órdenes de saqueo y exterminio generaron el ambiente
propicio para la corrupción pero también para el descrédito del ejército ante
la sociedad. De igual manera Calderón incendió la seguridad pública cuando puso
en manos de policías corruptos como Genaro García Luna la seguridad de los
mexicanos. Convirtió a la endeble Policía Federal en un ejército negro y multiplicó
la tropa dirigida por mandos corruptos de 5 mil a 35 mil efectivos. La
corrupción terminó extendiéndose en las filas negras como una epidemia. Adonde
quiera que llegó la Policía Federal, llevó consigo el abuso de poder, los
secuestros, las extorsiones, el tráfico de drogas en los principales
aeropuertos del país y el cobro de sobornos al cártel de Sinaloa y a los
Beltrán Leyva, principalmente, a cambio de dejarlos operar a su antojo. La corrupción,
la mentira y el montaje para cubrir la putrefacción interna fueron el sello
distintivo de la Secretaría de Seguridad Pública federal encabezada por García
Luna y su deplorable equipo, protegidos por Calderón hasta el final.
Igualmente, Felipe Calderón incendió los hogares de cada familia mexicana a los
que arrebató su seguridad física y patrimonial. Aun los que no tuvieron como
saldo un deceso, un secuestro o un hecho de violencia en sus hogares, son víctimas
porque ya no pueden andar en las calles con tranquilidad. Pobres, clase media y
ricos fueron damnificados del caos propiciado por Calderón en su falsa guerra
contra el narcotráfico.
LUGARES
OTRORA PARAÍSOS TURÍSTICOS, EMPRESARIALES O PARA VIVIR EN PAZ, HOY SON EL
INFIERNO: HE AHÍ EL CASO DE ACAPULCO, GUERRERO; MONTERREY, NUEVO LEÓN, O CIUDAD
VALLES, SAN LUIS POTOSÍ. ESTA ÚLTIMA, UNA HERMOSA POBLACIÓN UBICADA EN LA
HUASTECA POTOSINA, ES EN LA ACTUALIDAD EL BASTIÓN DE LOS SANGUINARIOS ZETAS, A
QUIENES CALDERÓN LES DECLARÓ LA GUERRA. PERO NI SIQUIERA TUVO LA CAPACIDAD NI
LA INTELIGENCIA PARA DERROTARLOS. LA POBLACIÓN DE CIUDAD VALLES COMIENZA A
VIVIR EN CARNE PROPIA EL ABISMO QUE YA HAN VIVIDO OTROS. INDOLENTE, CALDERÓN
CONTEMPLA EL DOLOR DE LOS MEXICANOS CON UNA FRIVOLIDAD INFAME. A TRAVÉS DE SU
CAMPAÑA FINAL DE PROPAGANDA MEDIÁTICA SE UFANA DE QUE DEJA EL PAÍS MÁS SEGURO Y
CON MÁS PAZ, PERO LA SOCIEDAD SABE QUE LOS GRUPOS DELINCUENCIALES DESCUELLAN
PRÁCTICAMENTE POR TODO EL TERRITORIO SIN RESTRICCIÓN ALGUNA, PROTEGIDOS EN
MÚLTIPLES CASOS POR LA POLICÍA FEDERAL Y POR EL EJÉRCITO. CALDERÓN NO SERÁ
RECORDADO COMO EL PRESIDENTE DEL “EMPLEO”, COMO PROMETIÓ SERLO DURANTE SU
CAMPAÑA PRESIDENCIAL. TAMPOCO COMO EL PRESIDENTE DE LA SEGURIDAD Y LA JUSTICIA.
Mucho
menos como el hombre valiente por el que pretende hacerse pasar dentro y fuera
de México. Será recordado como el presidente del exterminio. El Atila mexicano
que todo lo que tocó lo corrompió, lo destruyó o lo aniquiló, y quien lo único
que fue capaz de dejar a su paso fue tierra quemada, dolor, muerte, y ahora, el
poder en las manos del PRI. El gobierno de Calderón deja más violencia: 95 mil
homicidios (INEGI), de los cuales 60 mil son consecuencia de la guerra que
emprendió al inicio de su mandato. Durante el sexenio aumentó el consumo de
drogas, pues se duplicó el de la cocaína e incrementó 50% el de la mariguana;5
creció la producción de mariguana y amapola y se redujo la destrucción de esos
plantíos;6 disminuyó la incautación de cocaína, no obstante que México sigue
siendo el principal punto del continente en producción y tránsito de drogas
ilícitas;7 la producción de drogas sintéticas creció 1 200% en cinco años
porque representa un negocio más jugoso para los cárteles,8 y surgieron más
grupos criminales que, bajo el amparo de la corrupción y la impunidad, pueden
convertirse en el cáncer que conlleve el exterminio de la nación. Además de la
guerra a muerte entre los grandes cárteles de la droga, en México existen otras
dos guerras paralelas que hacen igual o más daño que aquélla: la guerra de las
pequeñas células sin cabeza que con exceso de violencia se disputan el control
del país calle por calle para poder extorsionar y secuestrar a la población y
regir el narcomenudeo, y la guerra desatada por los grupos de mercenarios,
despojos de las células criminales, que torturan y matan al servicio del mejor
postor.
Desde
2007, mediante diversas investigaciones comencé a denunciar la red de
complicidades de Felipe Calderón con sus hombres más cercanos: Juan Camilo
Mouriño, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien murió en noviembre de 2008
en un avionazo que, según su propia familia, fue provocado por un atentado del
narcotráfico, y el oscuro Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública
federal, quien debía viajar en ese avión pero no lo hizo porque presuntamente
sabía lo que iba a ocurrir. 9 Esas investigaciones tuvieron como consecuencia
diversas amenazas y persecución en mi contra, que están documentadas en la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y en la propia Procuraduría
General de la República (PGR). En 2008 escribí el libro Los cómplices del
presidente, donde revelé mis primeros hallazgos de la complicidad, las
corruptelas y los excesos de Calderón, Mouriño, García Luna y su equipo. La
historia me ha dado la razón. Por ese motivo he sido acosada e intimidada por
el secretario de Seguridad Pública federal y su equipo.
Asimismo,
mis fuentes de información constantemente son amenazadas de una manera brutal y
otras han sido encarceladas injustamente. El policía más poderoso de México,
apoyado incondicionalmente por el presidente, reacciona furibundo y emprende
una persecución contra una periodista que sólo divulga los resultados de sus
investigaciones. A finales de 2008 García Luna declaró al director de una
prestigiada revista nacional que yo, Anabel Hernández, era su peor enemigo: una
mujer y su pluma, ¿pueden ser los peores enemigos del secretario de Seguridad
Pública federal? En noviembre de 2010 publiqué Los señores del narco . En ese
libro documenté la protección de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón
a La Federación —el grupo de cárteles encabezado por El Chapo Guzmán— y al
cártel de Sinaloa; protección que en la práctica sistemáticamente brindaron l a
AFI y la SSP , durante el tiempo en que García Luna fue su titular.
Demostré
que “héroes” cuyos féretros fueron envueltos con la bandera de México, como
Édgar Millán, comisionado de la Policía Federal asesinado en mayo de 2008,
tenían acusaciones directas de testigos protegidos de la PGR por su colusión
con el cártel de Sinaloa y con los Beltrán Leyva — cuando éstos eran socios del
Chapo—, una constante en el sexenio calderonista. A raíz de la publicación de
ese libro fui advertida de que se había organizado un complot para asesinarme.
Gracias a que descubrí a tiempo esa maniobra y solicité medidas cautelares a la
CNDH, sigo con vida, aunque durante todo este tiempo mi familia ha sufrido
persecución y un intento de atentado. Jamás acepté el silencio como precio a
pagar por mi vida. Hacer caso omiso de la corrupción que acaba con México es
otra forma de morir.
Seguí
denunciando la corrupción de la Secretaría de Seguridad Pública y del gobierno
de Felipe Calderón porque en México, al igual que el poder, la corrupción es
vertical y viene de arriba hacia abajo. El deber elemental de todo periodista
es ejercer un periodismo de rendición de cuentas para que la sociedad esté
informada. Sin la verdad, la sociedad no puede tomar decisiones. Sin la verdad,
no puede juzgar su pasado ni su presente, ni planear su futuro. Sin la verdad,
no puede exigir cuentas a los responsables de vulnerar el Estado de derecho.
Éste es mi testimonio del saldo de los seis años de gobierno de Felipe Calderón
y su infame legado. Que nuestra memoria individual y colectiva jamás lo olvide.
Que no haya en el país un mexicano que no lo conozca. La única forma de
mantener nuestra esperanza en un futuro mejor, de que podamos desterrar este
México de muerte, injusticia e impunidad, es asegurarnos de que lo que ocurrió
durante estos últimos seis años no se repita. Que nadie inicie una guerra para
defender los intereses del grupo criminal que cooptó a su gobierno aun antes de
comenzar. Que ningún megalómano nos comprometa a nosotros y a nuestros hijos
para defender sus intereses. Que ningún enajenado nos engañe asegurando que
deja un país con más seguridad y paz. Que ningún policía corrupto vuelva a
tener tanto poder.
Para
Calderón y sus cómplices, ni perdón ni olvido.
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