Por Pablo Jofré Leal
A PESAR DE LOS LAMENTOS MURIÓ UN CRIMINAL LLAMADO, SHIMON PERES
Se suele señalar con
marcada hipocresía, a la hora del fallecimiento de determinado personaje, que
no existe muerto malvado.
Signando con ello, lo políticamente incorrecto que resulta hacer
notar los aspectos negativos de un ser humano que en vida generó dolor y muerte
pero del cual a la hora de su despedida se suelen resaltar los matices más
puros y nobles.
Tal es el caso del dos veces ex primer ministro y presidente israelí
– entre los años 2007 al 2014 - Shimon Peres, nacido el año 1923 bajo el nombre
de Szymon Persky en el pueblo de Wiszniewo, ubicado en ese entonces en
Polonia, actual Bielorrusia. Peres “el incansable intrigante” como lo definió
en su autobiografía, el que fue durante muchos años su rival político, el
asesinado ex primer ministro Yitzhak Rabin, emigró junto a sus padres el año
1934 a territorio palestino, en ese entonces bajo mandato británico. Militante
sionista desde muy joven, se integra a la organización paramilitar extremista
judía Haganá el año 1947 – de cuyo seno nació la organización ultraderechista
Irgun - con responsabilidades en toda el área de adquisición y
aprovisionamiento de armas.
Shimon Peres y la experiencia adquirida en el tema de armas y
como director general del ministerio de asuntos militares lo convirtieron
en uno de los artífices y arquitecto del programa nuclear israelí y el
desarrollo de las fuerzas armadas bajo el apoyo sostenido de Washington. Premio
Nobel de la Paz junto al fallecido ex premier israelí Yitzhak Rabin y el líder
de la Organización para la Liberación de Palestina – OLP - Yasser Arafat, tras
la firma de los llamados Acuerdos de Oslo, que firmados el año 1993 fueron un
enorme triunfo, no para las aspiraciones de autodeterminación del pueblo
palestino, sino que un respiro para la entidad sionista, que bajo un marco
legal espurio y que se ha violado permanentemente se ha negado a avanzar en el
reconocimiento del Estado palestino, intensificando un proceso de ocupación
bajo el aval y protección de las potencias occidentales.
Un acuerdo de paz torpedeado desde el inicio por las fuerzas más
reaccionarias de la entidad sionista, que implicó incluso el asesinato, el año
1995 de Yitzhak Rabin a manos de un fundamentalista judío, Yigal Amir, un
instrumento de la derecha radical israelí que se negaba a cualquier devolución
de territorios a Palestina. Oslo significó para Palestina un retroceso enorme
en su causa por la creación de un Estado Pleno y donde la firma que implicaba el
inicio de una etapa que concluiría en un lustro con la creación del Estado
palestino ha sido, finalmente, sólo una quimera. Una realidad que a fines del
año 2016 muestra más ocupación del territorio palestino, construcción de más
asentamientos en la Ribera Occidental y en Al Quds Este, más segregación, muros
y más muertes para la población palestina y la imposibilidad de concretar el
anhelo suscrito en Oslo, que a la luz de los años aparece más como una traición
que un acuerdo de paz.
La muerte de Shimon Peres generó el lamento de
personalidades del mundo occidental y los consabidos mensajespost
mortem destacando las
cualidades reales o fantasiosas del fallecido. Así, el Presidente
estadounidense Barack Obama sostuvo que "Hay pocas personas con las que compartimos
este mundo que cambian el curso de la Historia, y mi amigo Shimon fue una de
ellas. Un hombre que jamás renunció a creer en la paz con sus vecinos”. Por su
parte el mandatario francés François Hollande afirmó que "Israel pierde
uno de sus hombres de Estado más ilustres, la paz, uno de sus más ardientes
defensores y Francia, un amigo fiel".
El secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki-moon afirmó
que “Peres siempre se mostró optimista respecto a las perspectivas de paz”. Sí,
puede ser pero, Shimon Peres, al mismo tiempo que verbalizaba sus aspiraciones
de paz y tendía la mano derecha para estrecharla en son amistoso, con la
izquierda armó la maquinaria de guerra sionista dotada de armas de destrucción
masiva – entre 200 y 400 artefactos nucleares según datos extraoficiales pues
Israel no es firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear y no permite la
inspección de sus instalaciones en Dimona por la Agencia Internacional de
Energía Atómica – contando para ello con el apoyo incondicional de sus amigos
estadounidenses, como también de Francia e Inglaterra. “Paz pero desde
posiciones de fuerza” era uno de sus lemas preferidos, que a la hora de
considerar las capacidades militares de su oponente palestino no podemos hablar
más que de desproporción, desequilibrio y abuso.
Shimon Peres ostentaba el cargo der Primer Ministro cuando el
año 1996 entre el 11 y el día 27 de abril ordenó una operación de bombardeos en
suelo libanés denominada “Operación Uvas de Ira” Operación destinada, según
Peres, a destruir o debilitar al Movimiento Hezbolá. En una de esas incursiones
en el campamento de refugiados de Qana, 102 civiles fueron masacrados,
incluyendo mujeres y niños. Una investigación de la ONU determinó que el
bombardeo tuvo un carácter deliberado, sin margen de error pues se sabía
exactamente que dicho objetivo no era militar y que sus residentes eran
refugiados. Sumemos a ello su papel estelar en la construcción de asentamientos
en territorios palestinos tras la guerra del año 1967 y que constituye hoy la
columna vertebral de la política colonial sionista en la Ribera Occidental,
incluyendo a Al Quds. Todos ellos crímenes de guerra, violación de las leyes de
la guerra y convenios internacionales.
Resulta sintomático que un político que no ocultaba la necesidad
de aumentar el poderío de su país en el plano regional, que hablaba del poder
disuasivo (por ello su decisión de implementar la construcción de armas de
destrucción masiva) resalte como un hombre de paz. Ello parece ser una cualidad
de Peres frente a una sociedad belicista, que suele hablar de paz pero no da
los pasos para concretarlas, que tiene en su lenguaje diplomático el concepto
de paz y tener buenas relaciones con los vecinos pero su praxis es de una
violencia cotidiana. Un “hombre de paz” que participó de gobiernos donde
la política de incremento de los asentamientos con colonos extremistas fueron
parte fundamental de las líneas de trabajo de esos gobiernos. Donde fungió como
Ministro e incluso presidente de Israel entre los años 2007 y 20014 – cuando se
intensificó el proceso de colonización y construcción del Muro de la Vergüenza,
que divide el territorio palestino.
Sin duda Shimon Peres tenía ciertas cualidades que los
distinguían y permitían que pudiese conversar con líderes de la OLP, la
creada Autoridad Nacional Palestina – ANP - tras los Acuerdos de Oslo e
incluso plantearse la posibilidad “de ser los mejores vecinos y amigos con los
palestinos” sabiendo que el papel y los micrófonos dan para todo. Intentó ser
un contrapeso a la política extremista de Netanyahu, más por una cuestión
pragmática que por estar en desacuerdo con el hecho que era necesario fortalecer
a Israel, sobre todo en el plano militar. Ambos coincidían en que la política
de la sociedad civil palestina del Boicot, sanción y Desinversión – BDS por sus
siglas en inglés es un enorme peligro para Israel y una declaración de guerra
que requiere ser combatida –
Peres, ha sido presentado como un político distinto a un
extremista como Benjamín Netanyahu o un ultranacionalista y colono como el
actual ministro de asuntos militares Avigdor Lieberman o un Reuven Rivlin
que lo sucedió como presidente de Israel. Pero, el sólo hecho de presidir una
entidad como la sionista y su política de agresión contra los pueblos árabes,
su política de ocupación y colonialismo contra el pueblo palestino hace dudar
de esas supuestas diferencias. El que haya verbalizado ciertos llamados al
diálogo, se haya reunido con Arafat pero se negara siempre a reconocer a Hamas
como representante de una parte importante del pueblo palestino, son hechos que
marcan también su responsabilidad en la actual situación en que se debate el
pueblo palestino. Se suelen saludar los esfuerzos por la paz pero lo que se
premia es el resultado de ella, lo demás es mero reconocimiento, parafernalia
política, gimoteos y llantos que no pueden hacer olvidar que Palestina
está sumida en su actual situación por políticos como el fallecido Shimon
Peres.
Las palabras de lamento que se hacen acreedoras al premio a la
hipocresía provienen del actual Primer Ministro de la entidad sionista Benjamin
Netanyahu quien sostuvo “"Shimon dedicó su vida a la independencia de
nuestra nación, era un visionario y miraba al futuro (…) Trabajó hasta los
últimos días de su vida para lograr la reconciliación con nuestros vecinos y un
mejor futuro para nuestros hijos" resaltó este político que se ha
caracterizado, cada día de su vida, precisamente para evitar cualquier
atisbo de solución y eventual reconciliación con parte importante de sus
vecinos a quienes agrede constantemente: Palestina, El Líbano, Siria,
fundamentalmente.
La muerte de un dirigente de una entidad como la sionista, que
comete crímenes de lesa humanidad no lo exculpa de su responsabilidad así haya
llegado la hora de su muerte. Así dirigentes y lo políticamente correcto lo
presenten como un hombre distinto, un hombre de paz. Shimon Peres fue y así
será recordado en los anales de la historia como uno de los responsables de los
crímenes más grandes de la historia del Siglo XX y lo que llevamos del Siglo
XXI: el sometimiento, ocupación y violaciones a los derechos humanos del pueblo
palestino. Una política de despojo pensada y ejecutada desde los niveles más
altos de la política israelí, esa misma donde participó gran parte de su vida.
Un apretón de manos, una frase para el bronce o un lamento
póstumo no son garantías para dejar de considerar a este político sionista de origen
polaco como uno de los actores principales en la consolidación del drama de
Oriente Medio y en especial del pueblo palestino. A pesar de los lamentos y las
palabras de buena crianza y aquella máxima respecto a que no “hay muerto
malvado”, ha fallecido a los 93 años de edad un criminal, por más que el
sionismo, líderes políticos e incluso sus rivales dentro de la entidad israelí
reconozcan en él un hombre destacado.