Para exigir un alto a la impunidad y las agresiones en su contra, los periodistas mexicanos han convocado a una manifestación abierta a la sociedad civil, que se llevará a cabo el próximo sábado 7 de agosto, a las 12 pm.
Inspirada por el lema Los Queremos Vivos, que acompañó la demanda de liberación de cuatro periodistas secuestrados el pasado 26 de julio, la manifestación partirá del Ángel de la Independencia a la Secretaría de Gobernación, entidad responsable de las garantías de libertad de expresión y derecho a la información.
Allí los periodistas demandarán, simbólicamente, seguridad el cumplimiento de su labor, intervención inmediata de las autoridades en los casos de agresiones pendientes de investigación y la puesta en marcha de medidas de protección urgentes para los periodistas que trabajan en zonas de alto riesgo.
Sólo en el primer semestre de este año, diez periodistas han sido asesinados, 11 siguen desaparecidos –entre ellos una mujer, María Esther Aguilar Casimbe– y se cuentan por lo menos 54 sucesos de violencia contra trabajadores de medios de 19 estados. Las víctimas: 64 periodistas y ocho medios de comunicación.
Hace apenas una semana, los periodistas mexicanos demandábamos la liberación de cuatro compañeros secuestrados en Gómez Palacio, Durango, bajo lema: Los queremos vivos (#losqueremosvivos). Y vivos devolvieron a Héctor Gordoa, Javier Canales, Alejandro Hernández y Oscar Solís. Sin embargo, el mismo jueves que el primero de ellos fue liberado, en Zacatecas a otro compañero lo sacaron de su casa, lo secuestraron, y ni su nombre sabemos.
La investigación de ese caso, dicen las autoridades de Zacatecas, está en curso. Abierta. Así como los cientos de agresiones y las decenas de asesinatos y desapariciones que se acumulan en los archivos de las procuradurías estatales y en la Fiscalía federal para Delitos contra Periodistas. Su número dependerá de la organización que lleva el recuento. Pero qué más da. La vida de los periodistas en estados como Chihuahua, ya ni siquiera es atractiva para las aseguradoras.
Así, desprovistos de cualquier tipo de seguridad, los reporteros, fotorreporteros, camarógrafos, entre otros trabajadores de los medios de comunicación, siguen cumpliendo con su labor, acatando la orden de trabajo aun cuando signifique riesgo para su persona. Y lo hay, comprobado está.
Hasta ahora, los periodistas han asumido en silencio el duelo de sus víctimas, pero la gravedad de los acontecimientos recientes, sus implicaciones para el periodismo y todavía más para los ciudadanos, nos animan a salir a la calle para demandar protección y responsabilidad compartida. Todos estamos obligados a aportar soluciones, desde la posición que le corresponde: como autoridad, como propietario o concesionario de un medio, como directivo, columnista, articulista, editoralista y, por supuesto, como periodistas.
Así conviene a todos frente a la amenaza de silencio, y ya no sólo violencia, que se extiende en amplias zonas del país, a causa de las agresiones, amenazas, asesinatos, secuestros y desapariciones de compañeros de los estados, principalmente.
Porque está en riesgo tu derecho a saber y mi derecho a informar, los periodistas invitamos a todos los trabajadores de medios y a los ciudadanos, en general, a acompañar en esta protesta simbólica que exigirá la intervención inmediata de todos los responsables de garantizar la seguridad de los periodistas, el derecho a la información y la libertad de expresión.
PORQUE LOS QUEREMOS VIVOS
NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LOS PERIODISTAS
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