Giuseppe Bertello,
exnuncio apostólico en México. Foto:
Max Rossi/Reuters
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Descrito como uno de los “hombres más oscuros del Vaticano”, Giuseppe Bertello, exnuncio apostólico en México, se reunió con Enrique Peña Nieto durante la visita del presidente mexicano a la sede de la Iglesia católica. No hubo información acerca de los temas que trataron en privado. Sin embargo hay focos de alarma encendidos: A los analistas les preocupa ese acercamiento –evidenciado con éste y otros hechos previos– del PRI con el sector “mafioso” de la curia romana.
CIUDAD DEL VATICANO (Proceso).- En su viaje a Italia para participar en la ceremonia de entronización del Papa Francisco, el presidente Enrique Peña Nieto tuvo otras actividades; entre ellas asistió a un almuerzo en su honor ofrecido por el exnuncio apostólico en México, Guiseppe Bertello, en la residencia que el cardenal italiano habita como actual presidente del Governatorato del Vaticano, entidad responsable de la gestión del influyente microestado de 44 hectáreas y unos mil habitantes.
En las dos conferencias de prensa que ofreció en Roma, Peña Nieto sólo se refirió a los encuentros que mantuvo con otros jefes de Estado invitados a la ceremonia y a sus reuniones con el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins; con el director de la FAO, José Graciano da Silva, y con la directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Ertharin Cousin. El lunes 18 había departido con los cardenales mexicanos Norberto Rivera, Juan Sandoval Íñiguez, Francisco Robles y Javier Lozano Barragán.
Pero ni una palabra del encuentro y contenido de la reunión con Bertello, a quien el vaticanista Eric Frattini, en entrevista con Proceso, describe como “uno de los hombres más oscuros del Vaticano”.
El gobierno de Peña Nieto intensificó sus contactos con el ala “mafiosa” del Vaticano, revelaron especialistas a Proceso (edición 1898), tras saberse de la renuncia de Benedicto XVI. Uno de los señalados es el arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié Belauzarán, conocido “operador político del PRI” en el pasado, sostiene Iván Franco, autor del libro El PRI y sus obispos.
El 17 de febrero el arzobispo se reunió en Bucareli con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para hablar de los acontecimientos en el Vaticano.
El investigador Elio Masferrer, especialista en temas religiosos, sostiene que Berlié pertenece a los sectores mafiosos de la curia vaticana, que encabezan Angelo Sodano y Tarcisio Bertone, secretarios de Estado con Juan Pablo II y Benedicto XVI, respectivamente. Sin embargo en el Vaticano ambos grupos, el de Sodano y el de Bertone, están enfrentados, aunque en el cónclave se aliaron para cerrarle el paso a Angelo Scola, arzobispo de Milán.
Eric Frattini, autor del libro Los cuervos del Vaticano. Benedicto XVI en la encrucijada, señala que “Bertello es miembro de la guardia pretoriana de Tarcisio Bertone y uno de los jerarcas que más poder concentra dentro de la curia vaticana, desde su cargo en la Gobernación” y cuyo nombre aparece en los llamados Vatileaks.
Es uno de los cargos que el nuevo Papa ratificó in tempore, es decir, en tanto toma una decisión sobre nuevos nombramientos o ratificaciones. Sin embargo su protector, Bertone, fue duramente cuestionado en el pasado cónclave, donde su gestión recibió las más fuertes críticas por parte de los cardenales brasileños, los estadunidenses y los del bloque austroalemán.
“Bertello fue una de las cuñas que tuvo Bertone para impedir las reformas que intentó Benedicto XVI para limpiar las finanzas del Instituto para las Obras de Religión (IOR)” o Banco Vaticano, dice.
El escritor recuerda que luego de la advertencia que la secretaria de Estado estadunidense Hillary Clinton lanzó sobre la inminente decisión de incluir al banco en la lista negra del Departamento del Tesoro de su país, Benedicto XVI emitió el decreto pontificio 127 y nombró a su amigo íntimo Ettore Gotti Tedeschi al frente de la institución, para iniciar la limpia de las finanzas y encabezar la “transición de un banco negro a uno blanco”.
Este banquero fue quien encontró en las entrañas del IOR las seis cuentas numeradas a nombre de Matteo Messina Denaro, jefe máximo de la Cosa Nostra siciliana, por lo cual pidió al Papa contar con una legislación que estableciera la normativa del Consejo de Europa para contar con un órgano regulador de buena praxis de los órganos financieros vaticanos. El Papa emitió el mencionado decreto pontificio en diciembre de 2010.
“Pero en abril de 2011 Giuseppe Bertello emitió el decreto 157, en el que prácticamente se opone a la decisión de Benedicto XVI y dice que la reforma sólo será parcial y no como la ordenó el Papa. Es como si un cabo desobedeciera a un comandante en jefe”, dice Frattini sobre la impensable decisión del subalterno de rectificar la decisión del Papa.
Al final de cuentas, añade, los inspectores del Moneyvall, el organismo del Consejo de Europa de certificar dicha reforma, se negaron a darle la certificación al banco vaticano, sencillamente porque les fue impedido el acceso a las cuentas del IOR.
Frattini afirma que “fueron Bertone y Bertello quienes se negaron a abrir las cuentas del Vaticano e inició un forcejeo entre el secretario de Estado y Benedicto XVI, que deriva en que el banquero Ettore Gotti Tedeschi es echado de mala manera del banco, al grado que confiesa a la policía italiana que pensaba que los carabinieri eran en realidad sicarios que habían irrumpido en su casa para asesinarlo.
El entrevistado dice que extrañamente en agosto pasado al banco le fue otorgada la certificación, pese a que de las 46 normas que debían aplicar, 12 de ellas absolutamente obligatorias, solo cumplía con cuatro y ocho en forma parcial. “La certificación se entregó con la promesa del banco de cumplir las 46 normas, lo que no ha hecho hasta el día de hoy”, dice.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1899 de la revista Proceso, ya en circulación.
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