Perfilando.
* Martínez de Leo, adiós.
Por Iván Calderón
Sufriendo de verborrea
crónica Héctor Yunes Landa deambula por Veracruz.
Queriendo, pudiendo y
suponiendo en ser Gobernador el choleno hace promesas que ni en sus fantasías
podrá cumplir.
Preso de su destino,
obligado por la desesperación Yunes Landa abarata y tropicaliza su imagen.
El senador veracruzano no
imagina que paso a paso va provocando su hecatombe.
Héctor Yunes padece de
sería disentería verbal.
Contagiado de una
inquietante desviación intelectual Héctor habla, ataca, puntualiza, idealiza y
hasta señala los errores gubernamentales.
Triste, el congresista
forma parte del sistema que ahora critica.
Del régimen que reprocha
ha sido beneficiado con posiciones, fama y sobre todo fortuna.
Plena y absoluta
ingratitud.
Es cierto, en Veracruz
existen más problemas que satisfacciones.
Pero de esto a que con un
simple capricho todo se venga a solucionar, dista mucho de la realidad.
Héctor está alterado.
En medio de una crisis de
aspiraciones políticas da patadas de ahogado y en el ocaso de su vida estará
pelando su última batalla.
Es una derrota anunciada.
En el altiplano lo han
dejando solo y recibe a cambio palmaditas en el hombro.
Está demostrado, Enrique
Peña Nieto quiere a toda costa gobernar a Veracruz, y ni siquiera las pretensiones
íntimas de un romántico parlamentario las vendrán a doblegar.
De nada valdrán las
recomendaciones de Alfredo del Mazo ó Manlio Fabio Beltrones.
La cerrazón del presidente
es letal.
Ya está platicado con su
consejero de cabecera Luis Videgaray.
La gubernatura por
Veracruz por lo años que sean va por otro lado.
Penosamente no pasará por
Soledad de Doblado.
Héctor Yunes inició
mal su tempranera carrera, y con poco se va desgastando.
Los problemas del
estado los veracruzanos los vivimos a diario, no es necesario
recordarlos.
Sería mejor darles
solución.
Los candidatéables deben
de dejar a un lado el infantil chantaje, “Si llego a ser Gobernador”.
Y no por mucho madrugar,
amanece más temprano.
MARTÍNEZ
DE LEO, ADIÓS.
Innumerables han sido las
ocasiones en las que a Manuel Emilio Martínez de Leo lo han bajado y subido al
caballo.
Pero por fin, Martínez de
Leo será removido de la Sedarpa.
Es justo y necesario.
Tan bragado que se le ve
al funcionario prospero y es todo lo contrario.
A la más mínima noticia de
su salida, lo primero que hacía es ir a rogarle perdón al Gobernador y lograba
más días en su oficina.
Martínez de Leo tiene que
salir. Es hora, es tiempo.
Con el también debe de
irse la estela de corrupción y la sombra del enriquecimiento inexplicable en
Sedarpa.
Incluso se rumora que en
menos 5 meses este prospero Secretario vía su particular ha adquirido varios
ranchos ganaderos en el estado.
¡Qué desfachatez!
A sus órdenes.
@IvanKalderon / Perfilando.mx
ivancalderon@outlook.com
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