Al triunfalismo oficial se opone la realidad. Seis de cada 10 mexicanos no aprueban la gestión económica de Enrique Peña Nieto, su reforma energética tiene 60% de desaprobación, no hay crecimiento económico, bajan constantemente las estimaciones, la generación de empleo sigue siendo una promesa y la pobreza no cede. Antes de que este lunes el presidente rinda su Segundo Informe de Gobierno, tres investigadores desmenuzan los “cinco ejes” de desarrollo planteados por el mandatario en diciembre de 2012. El resultado de sus análisis es desolador.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La imagen de presidente reformador construida en torno a Enrique Peña Nieto se topa con un muro de realidad: Pese a que su desempeño es celebrado por los organismos económicos multilaterales y por publicaciones internacionales especializadas, enfrenta elevados índices de rechazo interno.
Más allá de lo económico, el retroceso es patente tanto en las políticas públicas como en las reformas que, si bien se comprometieron, firmaron y publicitaron en los acuerdos del Pacto por México, en los hechos ni siquiera se abordaron.
Estas son las conclusiones de tres investigadores consultados por Proceso. Por separado integraron equipos para dar seguimiento al desempeño de los cinco ejes delineados por Peña Nieto el día de su toma de posesión y a los acuerdos del Pacto por México.
En sus visiones identifican un problema de fondo: la ausencia de un modelo de desarrollo que articule las reformas con el avance democrático y la reducción de rezagos sociales.
Pese a los acuerdos pendientes, el lunes 11, en la promulgación de las leyes secundarias en materia energética, Peña Nieto anunció el fin de las reformas. Lo dijo esa noche en cadena nacional: “Con la aprobación de la reforma energética culmina el trabajo legislativo del importante ciclo que iniciamos el segundo día de esta administración. Lo que sigue en este proceso es poner las reformas en acción; llevarlas de la ley a la práctica. Lograr que los cambios constitucionales se traduzcan en beneficios para todos”.
Con las campanas al vuelo por haber conseguido los cambios en el andamiaje constitucional, encomios a la madurez política y la democracia, Peña Nieto llega a su informe de gobierno pregonando la aprobación de las “reformas necesarias” para un “nuevo México”, una afirmación persistente en el discurso y en la publicidad oficiales.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 1974, ya en circulación)
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