Por: Maryjose Gamboa.
De
verdad queridos lectores que hay días en los que ocupo una irracional cantidad
de horas en tratar de entender cómo o en donde, en qué alma o en qué cuerpo,
cabe tanta maldad y tanta saña….. Lo que Javier Duarte me ha hecho no tiene
nombre; pero lo que le está haciendo a mi familia, a mi hija, no tiene perdón
humano ni divino.
No
le bastó mandarme a despedir primero de la televisión y luego del radio; no le
bastó con echarme a la jauría de perros que tiene a su servicio a difamarme y
enlodarme, no le es suficiente con mantenerme en prisión por lo que el sabe
perfectamente que fue un accidente (accidente provocado por la imprudencia del
peatón y no por mí….. tarde o temprano quedará plenamente demostrado), él
quiere más….. Quiere verme retorcerme del dolor para castigarme por
enfrentarlo, por decir la verdad que casi todos los compañeros callan.
Mi
pequeña la está pasando mal, a mi hija la arrancaron del seno familiar, del
mundo que conocía, del hogar que la vio nacer y crecer, de la burbuja
construida con toneladas de amor y ternura en la que mis padres, hermanas,
hermano, tíos y sobrinos la mantenían en lo que mamá volvía a casa.
El
padre de la niña, mi ex esposo, apoyado por la triste caricatura en la que se
convirtió Reyes Peralta (abogado de Fidel Herrera y Javier Duarte), se la llevó
a vivir con él y no permite que yo tenga ningún contacto con ella y ahora
tampoco permite por más que la niña llorando se lo pida que tenga contacto con
mi familia, con su familia, la gente que me ayudó a cuidarla y quererla
mientras él disfrutaba de fiestas y viajes……
Aunque
me parezcan una runfla de canallas y cobardes, puedo entender su rabia hacia
mí, sus ganas de lastimarme de todas las formas posibles porque no superan que
siga de pie, pero les vuelvo a preguntar ¿Mi hija que les hizo? ¿Mi familia que
les debe? Nada, absolutamente nada y espero que lo recuerden cuando esta
navidad estén sentados junto a sus hijos y traten de mirarlos a los ojos.
Imagino
que se sienten tan poderosos, tan invulnerables, que olvidaron que todo eso de
lo que hoy gozan es efímero y mucho más irreal de lo que parece; y que al final
cuando la “buena fortuna” los haga a un lado, solo quedará la esencia de cada
cual, aquella que se alimenta solo de lo bueno o lo malo que una guarde en la
conciencia y en el corazón, de nada más.
Me
duele muchísimo el dolor de los míos, me parte en dos la impotencia de saber
que no nos queda más que seguir soportando con la mayor dignidad posible los
atropellos legales y morales, que han cometido y siguen cometiendo, me eriza la
piel pensar que exista gente tan ruin, tan desalmada……. Lo único que puede
ayudar un poco es aferrarse al hecho que esto no puede durar mucho más, a la
esperanza en que la justicia federal termine de imponerse, a la gratitud y
orgullo que siento por pertenecer a una familia que lucha todos los días por
rescatar a sus Marías, como dice mi mamá.
De
nueva cuenta Feliz Navidad Javier Duarte; Feliz Navidad Daniel Hakim y Feliz
Navidad al resto de infelices que nos están haciendo esto. La vida es como un
restaurante, nadie se va NUNCA sin pagar su cuenta.
FUENTE: NOTIVER
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