En el marco del festejo número 86 del Partido Revolucionario Institucional su posible futura bancada se ha convertido en un espectáculo digno de Freak Show en feria itinerante. El PRI ha tomado decisiones que, desde luego, no fueron bien vistas por la sociedad mexicana; César Andrade, Carmen Salinas, la madre de Cuauhtémoc Gutiérrez, Enrique Jackson y la hija de Beltrones (por mencionar algo) son las “joyas” que estarán al frente de diputaciones.
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Al puro estilo de ostracismo y autoritarismo que ha caracterizado al partido desde siempre el día de ayer celebraban y vitoreaban, sin tapujos, que ganarían la mayoría de las elecciones y así seguir con el plan de gobierno de Enrique Peña Nieto.
A su vez se les cuestionó a algunos diputados su sentir de la situación específica por la que pasaban. Uno de ellos fue Enrique Jackson, mismo que fue exdirigente del tricolor, a quien se le cuestionó su sentir respecto a regresar al PRI: “Nunca me he ido, aquí estoy, feliz. Yo he estado en los tres edificios y me siento contento”, responde el alegre candidato.
Por su parte el presidente nacional del partido, César Camacho, celebró gozoso el aniversario de la institución que preside con un discurso “triunfador” que poco tiene que ver con la realidad de los 11 puntos perdidos en preferencias ciudadanas.
Eso no le importó y con un sonoro “sí se puede” todos los miembros de la colorida institución vitorearon y, cual guerra del absurdo, tomaron como estandarte y símbolo la imagen de Enrique Peña Nieto:
“Es la hora de reafirmar unidad y refrendar que es el partido de las mayorías y de la verdadera justicia social. El PRI es un partido que sabe gobernar, tenemos la historia de nuestro lado. Somos el partido de las grandes reformas hechas por un hombre visionario, Enrique Peña Nieto”, se expresó en algo que no se sabe si tomarse como chiste o como cinismo malsano.
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Por si no fuera suficiente César Camacho espetó que se recuperará la confianza de la gente ya que ellos son un gobierno que sabe lo que hace, y prueba de ello dio datos que carecen totalmente de veracidad: “Somos un gobierno que sabe lo que hace, que ha puesto tras las rejas a todos los responsables de Ayotzinapa”.
Se dice que “refrán viejo, nunca miente” y entre ellos saben bien sus refranes que, irónicamente, son mentira: “Haremos frente a la corrupción y la impunidad. La rendición de cuentas y la transparencia es un asunto de vida”.
Por su parte la también criticada candidata neoleonesa, Ivonne Álvarez, expresó extasiada que: “Iremos casa por casa, municipio por municipio, estado por estado. Vamos a ganar sin guerra sucia porque no la necesitamos. Se gana por la buena”.
Sobre esta línea el Christopher James Barousse, líder de los jóvenes priistas, indicó: “Vamos a ganar sin tortas, matracas y despensas”, ¿ya no les funcionó o el decirlo anula lo que han hecho en antaño?
Los miembros del partido seguían expresando que, aunque haya desconfianza, ellos son responsables y que “vamos a ganar porque tenemos una militancia comprometida, porque tenemos la capacidad de transformar la indignación en la esperanza”.
Y para culminar Camacho seguía en éxtasis de aquél que se sabe ganador: “Nuestra será la victoria” y al grito de “Enrique, enrique, enrique” se retiraron los emocionados políticos.
Más allá de su alegría y disparates hay algo elemental que no deberían olvidar: El pueblo tiene la última palabra y el pueblo no cree en ellos.
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