por Iván Calderón
Conatos de bronca, desmanes, imputaciones, credenciales falsas, y las
clásicas marrullerías, fueron solo muestras de un partido desaseado y preso por
su propia dirigencia.
Pepe Mancha y Domingo Bahena no pudieron ocultar sus intereses
personales.
Los líderes claramente comerciaron a este instituto político con el
mejor postor.
Penosamente el Acción Nacional en algunos puntos del estado se convirtió
en un títere electoral más.
El PAN de Veracruz pudo haber sido una verdadera fuerza antagónica al
PRI Gobierno.
El partido Azul pudo haber avanzado a pasos agigantados en esta elección
federal.
Pero todo esto se quedará solo intenciones, que no se concretarán jamás.
Hay que decirlo, este instituto político en Veracruz está más que
dividido.
En las elecciones intermedias el Partido Acción Nacional llega con su
militancia resentida y con heridas abiertas que serán difíciles de sanar.
Obviamente está situación será aprovechada por el Revolucionario
Institucional.
En algunos lugares como Veracruz, Boca del Río y Orizaba los problemas
fueron mayores, y la compra de votos no se hizo esperar.
Por su parte en los Tuxtlas el PAN-Rojo obtuvo el triunfo y lo peor,
hasta los golpes llegaron.
En otros puntos como en el distrito de Cosamalopan salió ungido un
candidato sin ninguna fuerza.
A pesar de que la coacción de votos por parte del alcalde panista de
Tierra Blanca Saúl Lara González su candidato triunfó con menos del 30% de la
preferencia.
En Acayucan solo 3 votos separan a un precandidato de otro y mientras se
pelean entre ellos, otros institutos políticos se afianzan más.
En fin, contrario a lo que se pensó desde el mismo partido azul, este
proceso solo sirvió para demostrar que el divisionismo, la intriga y las luchas
intestinas forman parte de este partido.
El Acción Nacional está condenado a la derrota y la culpa es de ellos
mismos, de nadie más.
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