Un 3 de noviembre de 1871, nace en Oaxaca
el anarquista precursor de la Revolución Mexicana, Hilario Carlos Salas, quien
comandó la Rebelión de Acayucan en 1906 y dirigió la Huelga de Río Blanco,
Veracruz en 1907, en donde al lograr escapar de la matanza decide emprender la
guerra de guerrillas antes que cualquier caudillo para hacerle frente al
gobierno de Díaz, y de Madero, hasta ser capturado por este último en 1911.
Tras
la "Decena Trágica", en 1913, es liberado y continuaría fomentando la
revolución armada en los estados de Veraruz, Tabasco, Puebla y Tlaxcala hasta
ser asesinado mediante una emboscada en 1914 mientras combatía al Ejército
Constitucionalista de Carranza y al Ejèrcito Mexicano de Huerta.
"En
nombre del derecho y la Justicia, y de esas libertades ultrajadas, levantamos
la bandera roja de la rebelión, secundando el movimiento que mantienen nuestros
hermanos del norte, centro y sur de la República. Somos una fracción de ese
pueblo tantas veces oprimido y humillado por los déspotas caciques y tiranos
del poder, que hemos luchado y hoy volvemos a luchar y lucharemos por el
triunfo de nuestros ideales, y no depondremos las armas hasta ver el
derrocamiento de este gobierno...
No
luchamos por personalidades ni ambiciones personales, pues queremos que la
revolución no sea simplemente un movimiento político en el que sólo se consiga
el cambio de mandatarios, sino por una reforma política y social que contribuya
al mejoramiento de todo nuestro pais. Estamos convencidos que las revoluciones
de los caudillos siempre son dañosas para las naciones. Sostenemos ante todo y
sobre todo, los principios de nuestro Programa revolucionario, el del Partido
Liberal Méxicano expedido en julio de 1906, y estamos dispuestos a luchar
contra todos los que con su vida sostienen a los gobiernos tiranos.
Ciudadanos:
Vengan a engrosar nuestras filas libertarias, ya que todos tenemos la
obligación de luchar por la causa del pueblo, convenciendo a los soldados a
que, lejos de empuñar las armas contra sus hermanos, vengan a nuestras filas,
pues ellos son también oprimidos por los déspotas, ellos son hijos del pueblo
como nosotros; su deber no es sostener a ambiciosos vulgares.
Conciudadanos:
Viva la revolución. Abajo el Gobierno"
Hilario
C. Salas, Faldas del Volcán de los Tuxtlas, 1913.
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