22 Mar 20 en Opinión
La década de los años ochentas del siglo XX, iniciaba con muchos aires
de renovación en el mundo de la política internacional. Tenia menos de un año
de la entronización en el papado romano de Juan Pablo II, él
polaco que venia de la cortina de hierro, Polonia. En los Estados Unidos,
tomaba posesión de la Presidencia de dicha nación, Ronald Reagan. En
el Reino Unido, llegaba la dama de hierro Margate Thatcher. Inglaterra
ya era reinado desde 1952, hasta el día de hoy por la reina Isabel
II, en España retornaba la monarquía en la figura de Juan
Carlos I. Cuba era gobernada por el dictador Fidel
Castro desde 1959. Triunfan las revoluciones la islámica en Teherán, y
sandinista en Nicaragua. En México, era IV años del sexenio de José
López Portillo y Pacheco. En Veracruz, llegaba como gobernador Agustín
Acosta Lagunes. Don Sergio Obeso Rivera, asumía la
titularidad del tercer arzobispo de Xalapa. Era una década de profundos cambio
políticos, sociales y culturales. Yo tan sólo un adolescente testigo de esos
años, mis fuentes eran los noticieros de la televisión, las paginas del Diario
de Xalapa, El tema de hoy, Las novedades.
Eran los años más cruentos de la Guerra Fría, en el mundo libre de los
Estados Unidos de Norteamérica y el totalitario de la Unión Soviética, en todos
los continentes se deba la guerra de los dos proyectos de mundo. Moscú, había
invadido militarmente a la vecina república de Afganistán, Estados Unidos de
Norteamérica boicoteé los juegos olímpicos celebrados en el verano de 1980,
en Moscú, capital de la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas. Una guerra
bipolar, y sobre todo de ideologías. La Iglesia Católica Apostólica Romana,
también le entró a dicha guerra.
La Iglesia Católica Apostólica Romana, también entró en la dinámica
político social, con la Teología de la Liberación, surgida en la América
Latina. Otra versión del evangelio de Cristo desde una nueva mira del marxismo.
Después de concluida la Segunda Guerra Mundial, 1939-1945; el mundo quedo
divido en dos bloques político-económico y político: capitalismo y socialismos,
en varias versiones: el soviético y el chino. Se iniciaron otro tipo de guerra,
para imponer cualquier de los dos modelos arriba mencionados.
La Iglesia Católica Apostólica Romana, desde el siglo XIX, estuvo muy
pendiente de la evolución de los proyectos socialista. El Papa León XIII,
publicó su encíclica Rerum novarum, en 1891.
Después de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, en Mededilln, 1969,
surge la Teologia de la liberación, la opción preferencia de los pobres, es
el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez , el principal impulsor en los pueblos
de Latinoamericanos, logran sumar adeptos de todas las naciones. Naciones
con un pasado común en la fe católica y la conquista española, y una fuerte
intervención de los Estados Unidos de Norteamérica; muchas de las veces por vía
de los golpes de estados, imponiendo militares afines a los Estados Unidos; en
muchos de los casos las jerarquías católicas también aliadas.
La Revolución Cubana de 1959, marcó la esperanza de la liberación de la
nación Latinoamérica. Y 21 años tardes con el triunfo del socialismo por la vía
en las urbanas, eligiendo en Chile, a Salvador Allende. Centroamérica:
Guatemala, Honduras, El Salvador y Guatemala, sufrieron en sus territorios, la
guerra fría. Belice en esos momentos era protectorado del Reino Unido, y Costa
Rica, una nación con una ejemplar vida democrática.
El triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en el verano de
1979, en Nicaragua, encendió la llama de la lucha de liberación de la Republica
del Salvador, con su Frente Farabundo Martí para la liberación Nacional, hizo
también estallar una guerra civil. Donde la Iglesia Católica Apostólica Romana,
la Compañía de Jesús, jugaron un rol de suma importancia al ponerse del lado de
los oprimidos. La figura del sacerdote Rutilio Grande, quien
pago con su vida, el anunciar el evangelio del Cristo revolucionario. Este
mismo sacerdote será que introduzco a los postulados de la Teología de la
Liberación, al arzobispo de San Salvador, hoy san Oscar Arnulfo Romero, quien
también pago con su vida, haber denunciado a las estructuras de explotación del
capitalismo salvaje.
Designado arzobispo de San Salvador por el hoy San Pablo VI, el tres de
febrero de 1977, y durante esos años tuvo una conversión en favor de los
pobres, en el marco de las promesas evangélicas de Jesucristo. El lunes 24 de
marzo de 1980, por la tarde celebrando la santa eucaristía, fue abatido por los
escuadrones de la muerte; un día antes cfr: https://youtu.be/BURZe6k3jmo.
SS Francisco, lo canonizó el 14 de octubre 2014.,
junto con SS Pablo VI.
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