El año termina y el plazo se
acorta para registrar a María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, como
candidata independiente en la boleta electoral de las elecciones presidenciales
de 2018. Por el porcentaje de firmas que se lleva hasta ahora, el esfuerzo de
captura de apoyo ciudadano debe ser incrementado exponencialmente si
efectivamente se pretenden cumplir las draconianas leyes, reglamentos y
exigencias burocráticas y de fiscalización que la partidocracia y el INE
impusieron, y que afecta, en especial, a la única candidata para la Presidencia
de la República realmente independiente.
Muchos han sido los esfuerzos en esta
dirección de la asociación civil Llegó la Hora del Florecimiento de los
Pueblos, las redes territoriales y sectoriales de apoyo al CIG-Marichuy, los
adherentes a la Sexta, diversos agrupamientos políticos y gremiales, así como
de personalidades del ámbito del cine, el arte, la literatura y la
intelectualidad comprometida con su país y sus pueblos originarios. Carolina
Coppel, con la colaboración de Juan Villoro y Carlos López Beltrán, miembros de
la Comisión de Comunicación de esta asociación civil, prepararon un
significativo video y una plataforma para intensificar la recaudación de
firmas, que es posible consultar en el sitio web, y que en un
corto plazo alcanzó miles de visitas.
Como auxiliar activo, me consta la puesta en
práctica de diversas iniciativas para lograr el apoyo ciudadano en extensas
jornadas de conferencias, conversatorios, talleres, asambleas, firmatones,
comidas, posadas, casas y puntos fijos en plazas y zócalos, perifoneo,
reuniones familiares, de amigos y colegas, visitas a centros de trabajo,
universidades (como el acto en la UNAM), tocadas, batucadas, conciertos, mimos
políticamente conscientes y, en suma, cuanta oportunidad se presenta de
preguntar en taxis, transportes colectivos y estaciones de Metro, e, incluso,
ligas de futbol, mercados y antros, a quien sea oído receptivo: ¿Quiere usted
dar su apoyo ciudadano para que por primera vez en la historia de este país
aparezca en la boleta electoral de una elección presidencial el nombre de una
mujer indígena, independientemente de por quién vaya usted a votar? En la
mayoría de los casos, las reacciones de la ciudadanía son muy positivas y
muestran interés en la propuesta del CIG y su vocera; preguntan, opinan, externan
sus agravios contra los malos gobiernos, contra los políticos y sus partidos,
se quejan de todo y de todos los de arriba, manifiestan su incredulidad o
incertidumbre de que algo puede cambiar para bien del pueblo y aseguran que
será más de lo mismo y, finalmente, quienes portan su credencial de
elector (pues muchos temen se las roben en los frecuentes asaltos), acceden
gustosos a la firma por Marichuy e, incluso, se proponen para darse de alta
como auxiliares. La lectura del protocolo para conceder la firma, que contiene
la aplicación del INE, se torna una especie de juramentación, no exenta de
emoción y gravedad. Sin embargo, la campaña de firmas por Marichuy dista mucho,
hasta ahora, de lograr su objetivo central y los tiempos son implacables.
En este
caso no se cuenta con los inagotables recursos económicos procedentes del
erario por una u otra vía, o de peculios de dudosa fuente, estructuras
burocráticas de diverso tipo, estatales o partidarias, auxiliares de tiempo
completo con salarios y cuestionables firmas por medio del cohecho, el
clientelismo o su compra directa. Las redes en apoyo del CIG la constituyen en
muchos estados, jóvenes y no tan jóvenes con economías precarizadas,
compromisos laborales de tiempo completo, absorbentes cargas de trabajo
académico y obligaciones económicas y familiares ineludibles que impiden, por
más esfuerzos que se hagan, cumplir con la cuota diaria de 10 mil o más firmas
para cubrir el inaccecible 1 por ciento del electorado en el ámbito nacional y
en 17 estados de la República.
Varias propuestas se han hecho para vencer
adversidades bien planeadas para hacer imposible candidaturas independientes
verdaderas. Una es incrementar, tanto el número de auxiliares que puedan pasar
de pasivos a activos, como convocar a la ciudadanía en general, a los
integrantes de las organizaciones sociales y políticas de la sociedad civil, a
sumarse a la campaña de firmas por Marichuy y registrarse masivamente como
auxiliares. Los pasos a seguir están explicados de manera sencilla en videos en
circulación.
En este cauce accidentado, destaca el llamado de
Cuautémoc Cárdenas a través de redes sociales: Independientemente del voto
de 2018 tarea de democrátas y progresistas hoy es dar visibilidad a justas
demandas de pueblos originarios y dar firma para registro de la candidatura de
Marichuy. Esta convocatoria contrasta con las reacciones de la izquierda
institucionalizada que se siente amenazada por la irrupción del Concejo
Indígena de Gobierno y su vocera en los ámbitos políticos considerados de su
exclusividad. Aquí hay que mencionar lo que podría llamarse el síndrome de
Vargas Llosa, esto es, considerar a los indígenas como simples
cobayas de otros actores o fuerzas políticas que los manipulan a su
antojo.
El corporativismo en política es considerado el polo equidistante de la
hegemonía, y se caracteriza por la incapacidad de representar intereses
generales más allá de los propios. Cuando partidos o fuerzas políticas sólo luchan
por lograr sus objetivos, sin importar la ética y los principios, y no toman en
cuenta las reivindicaciones del conjunto de la sociedad y la nación, se tornan
corporativos y, en consecuencia, pierden la lucha por la hegemonía en los
procesos de transformación social. Esta ha sido, lamentablemente, la historia
de los partidos de la izquierda institucionalizada en su búsqueda por el poder
a toda costa.
Marichuy, como vocera del CIG, debe estar en la
boleta electoral porque representa una corriente política de abajo y a la
izquierda que no claudica, no se vende y no se rinde, y porque es capaz de
representar las luchas de las mujeres y los hombres explotados y oprimidos de
México, sin pedir nada a cambio. Y, finalmente, porque representa la última
gran barrera a los proyectos de destrucción y pérdida de soberanía que desde el
poder se han venido implementando para convertir a nuestra patria-matria en un
enclave más de las grandes trasnacionales.
Rebelión
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