23 de noviembre de 2010

El Baldón: Coctel Explosivo

Por José Miguel Cobián
Sabemos por los últimos estudios y encuestas que los mexicanos somos intolerantes con las minorías y terriblemente discriminadores, una verdad incómoda y poco aceptada. Criticamos a los extranjeros por sus prácticas discriminatorias sin voltear a ver a nuestro propio entorno y ver que aquello que criticamos, en nuestro país es práctica común, y generalmente el trato es peor que en aquéllos países a los que señalamos como ¨los malos¨.

Hace unos días tuve una conversación vía internet con una antigua amiga que habita en Estados Unidos y que ha recibido enorme apoyo de una comunidad católica local, ayuda por cierto que le ha permitido sobrevivir medianamente bien, ante una muy larga mala racha familiar. Mencionaba con desprecio que TODOS los musulmanes tratan mal a la mujer.

Coincidentemente en un evento social tuve la oportunidad de escuchar a una dama hacer comentarios despectivos del ISLAM en general, y cuando traté de explicarle personalmente que no todo es bueno ni malo en ningún lugar, y que así como hay actitudes y costumbres que yo llamaría incorrectas o dañinas en algunos grupos radicales islámicos, también hay mucho de positivo en esa cultura y en todas las subculturas regionales que de ella derivan, resultó que simplemente volteó la cara, me ignoró olímpicamente y comenzó una nueva plática con otra persona.

A la amiga expatriada traté de explicarle que en nuestro propio mundo occidental y en particular en México se trata mucho peor a la mujer en ciertas regiones del país que en cualquier cultura islámica. Allá muy esporádicamente mata el estado a pedradas (lapidación) a alguna mujer, lo cual indudablemente está mal y es un acto de barbarie. En nuestro país tenemos producciones de cine ¨snuff¨ (hiperviolento y filmado sin trucos cinematográficos, es decir el daño es real) en Ciudad Juárez, la tasa más alta de asesinatos de mujeres en el estado de México, abuso y violación constante de mujeres migrantes a lo largo de todo el territorio nacional. Incluso quise recordarle que en México si eres mujer en muchas áreas estas considerada como ser inferior, el machismo sigue en pie, vivo y fortalecido. Lo vemos al realizar trámites, el trato discriminatorio a la mujer indígena, el salario menor en igual puesto a una mujer, etc.

A la amiga local traté de explicarle que cualquier religión tiene sus claroscuros. La nuestra, la católica tiene muchas bendiciones, pero también ha tenido y tiene etapas muy oscuras que por ser de todos conocidas no vale la pena volver a mencionar. Y lo más importante que traté de explicarle es que en nuestro pequeño planeta tierra no debe de caber la intolerancia ni la falta de respeto a las ideas de los demás. Traté de explicar que ese temor a lo diferente, a la ¨otredad¨, a lo otro, es fruto de la ignorancia, de no conocer y entender otra forma de ver la vida, y por ello, nos convertimos en poseedores de la verdad universal y todo lo que dicen ¨LOS OTROS¨ y todo lo que hacen ¨LOS OTROS¨, distinto de lo que YO hago, está mal.

Esa intolerancia religiosa mezclada con ignorancia se convierte en un coctel explosivo, pues es lo que la historia nos ha mostrado que sucede siempre. Un choque de ideas, un choque de formas de ver la vida, la religión, la economía, la forma de vida de una sociedad, el color de la piel, la forma de hablar, la política y cualquier aspecto que marca la diferencia entre un grupo y otro grupo social, al corto plazo o al largo plazo nos lleva a un conflicto, que históricamente ha terminado derramando sangre y causando mucho dolor a enormes sectores de la humanidad.

Nadie tiene derecho a intervenir en la vida de los demás. Juárez lo expresó maravillosamente en su famoso apotegma: ¨Entre los hombres como entre las naciones, EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ¨. Hoy tan vigente como ayer este pensamiento que tan poco entendemos en nuestro país, y en el mundo actual.

La cercanía al norte de nuestra frontera, con el policía mundial, ese que decide quienes son buenos y quienes forman los ejes del mal, ese que ha decidido como política internacional explotar y saquear los recursos económicos del mundo, y que se ha dedicado a exportar el ¨american way of life¨, (la forma de vida americana). Ese que mide el desarrollo de un país por el número de mc donald´s que se instalan, nos ha hecho pensar que es nuestro derecho opinar, decidir y regir sobre los demás.

La religión no puede ni debe ser motivo de diferencias y pleitos entre seres humanos, al contrario, todas las grandes religiones del mundo tienen más puntos coincidentes, y sus diferencias son mínimas y generalmente de dogma. Esta nueva ola de intolerancia religiosa cuyos orígenes y responsables se pierden en la noche de los tiempos, nos puede llevar a una nueva conflagración mundial, ya no a una guerra de baja intensidad como la actual, sino a algo mucho más grave. No debemos convertir a los musulmanes ni a los cristianos en los nuevos cátaros, que por razones religiosas fueron literalmente borrados de la faz de la tierra.

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