7 de noviembre de 2014

LA PARANOIA

TEXTO IRREVERENTE


Por Andrés Timoteo
La compra masiva de boletos para ingresar a los eventos de inauguración, clausura y otras concentraciones de público en los Juegos Centroamericanos y del Caribe por parte del gobierno estatal no es algo que sorprenda. Desde hace semanas se sabía de la intención y así lo realizaron los del aparato estatal. Son muy obvios  y la intención es que no se concrete lo que ya muchos están convocando en redes sociales: la gran rechifla para el gobernante en turno Javier Duarte de Ochoa y y por supuesto, al copetón Enrique Peña Nieto si es que éste se anima a presentarse en Veracruz para la apertura de esas competencias.

Hasta la fecha el gobierno federal está poniendo varios pretextos, entre ellos compromisos de agenda en otros países, para evitar que Peña Nieto acuda al evento masivo donde lo esperan las trompetillas. Empero, el que no puede evadirse es el cordobés Duarte de Ochoa y por eso necesita urgentemente los llamados “escenarios controlados” donde estén solo los acarreados que tengan un compromiso con el duartismo como para no gritarle sus verdades. Así, los empleados de varias  áreas del gobierno estatal fueron obligados a recibir un boleto que se les descontará automáticamente de la nómina.
Serán obligados a ir para aplaudir al gobernante en turno y en su caso, si se llegan a colar algunos manifestantes, para callar rechiflas con porras. También hay lotes de boletos que se distribuirán en colonias populares y congregaciones rurales de los municipios que serán sedes de eventos donde vaya Duarte pues se acarreará a personas afines al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que de la noche a la mañana serán convertidos en aficionados del atletismo y conocedores de esas justas. No tardando aparecen los diputados locales priístas para entregar los boletos como obsequio a los futuros electores.
Así se matarán dos pájaros de un solo tiro: cuidan al gobernante del repudio público y consienten a las familias pobres que por un espectáculo comprometen el sufragio.  Los operadores de la presidenta del congreso, Ana Guadalupe Ingram –esa que no le gusta llevar el nombre de la Virgen de Guadalupe - así como de Tonatiuh Pola, José Ramón Gutiérrez de Velasco, Raúl Zarrabal y Gustavo Gudiño, están encomendados para la distribución del boletaje en zonas paupérrimas. Vaya, tan solo el llamado Rey de la Basura, el también legislador, Antonio Baxzin, prometió acarrear a toda la flota de barrenderos y sus familias.
Los allegados del gobernante en turno dicen que el miedo a la turbamulta en un evento que tendrá encima parte de la prensa nacional e internacional  ya se convirtió en paranoia y no quiere que le suceda como le pasó al exdirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano  que fue expulsado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por alumnos enardecidos que le gritaron: ¡Asesino!. Claro el repudio al perredista  fue por brindar protección y ayudar a escapar y esconderse al alcalde de Iguala, José Luis Abarca y a su esposa, María de los Ángeles Pineda, responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Guerrero.
Duarte no teme por el caso de Iguala sino por sus propios pecados. Tiene a la entidad sumergida en el desgobierno, la corrupción como regla de comportamiento en su gabinete, la violencia extendida por todos lados, su policía y su procuraduría sospechosamente paralizadas para no ir contra los delincuentes y de paso, se burla de todos negando la realidad y lanza frases que ofenden la inteligencia como la del “aquí no pasada nada”  y “solo se roban frutsis y pingüinos”.
Es verdad, Duarte vive  paranoico y peor para él porque ni controlando a los asistentes de los estadios podrá contener la protesta generalizada. Salvo que mande a toda la tropa a desaparecer a los manifestantes que ya se preparan para ocupar calles, plazas y carreteras, según anticipan, no se ve otra solución. Los JCC son  el momento del desquite y como bien lo dice el cordobés: serán unos juegos que podrían pasar a la historia, no por estar  bien realizados o por las medallas ganadas sino porque son un barril de pólvora que le podría explotar en las manos.
En este contexto los habitantes de la conurbación Veracruz-Boca del Río así como de las otras ciudades que serán sedes de distintas competencias están en la incertidumbre porque restringirán los accesos viales. Se habla de que hay un censo para otorgar acreditaciones y engomados que facilitarán el ingreso de vehículos pero la medida es de terror. Imagínense que exigen datos como domicilio exacto, número de vehículos, teléfonos fijos y portables, y obviamente nombres de todos los integrantes de la familia.
Dichos datos personales quedarán en manos de funcionarios estatales y peor aún, de los policías del defeño Arturo Bermúdez. ¿Alguien les tiene confianza?, ¿quién garantiza que esos datos no servirán para cometer asaltos o secuestros al conocer los pormenores de cada habitante?. Ni Bermúdez ni sus policías acreditados o de la Fuerza Civil son dignos de fiar. Ahí está una alerta a tiempo a todos los vecinos porque les recabarán información personal que puede ser ocupada para cosas malas. Claro, el recabar esos datos también es ilegal y los veracruzanos están en su derecho de negarse y acudir a las denuncias penales en tribunales federales.
Una incertidumbre parecida está en las escuelas que suspenderían clases a contentillo. No solo las públicas sino las privadas también, y los directivos de ningunas de ellas saben con exactitud  fechas ni horarios. Las ciudades se volverán caóticas por el tráfico vehicular y las restricciones policiacas lo que hará que cientos o quizás miles de estudiantes queden varados o pierdan clases si es que no hay suspensión oficial. Todo esto demuestra, una vez más,  la desastrosa organización de los juegos.
Para concluir, es menester colocar las cosas en su debida dimensión. Los Juegos Centroamericanos y del Caribe no serán un negocio para la entidad y dos hechos ya lo anticipan. Uno, la compra masiva de boletos con el erario público o con el dinero de los mismos burócratas obligados para ir a proteger a Duarte de la rechifla. En segundo lugar, porque es engañosa la derrama económica  para los hoteleros que hospedarán a las delegaciones de atletas. Los empresarios tendrán ingresos pero el dinero también saldrá de los bolsillos de los veracruzanos y son recursos que debieron ocuparse para combatir la pobreza, otorgar becas o construir infraestructura pública pero ahora se distrae para tapar la corrupción de los organizadores, de los que se robaron el dinero.

FUENTE: NOTIVER

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