TEXTO IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
Sonaba muy bello para ser verdad aunque no
faltó quien tenía el anhelo de que finalmente el copetón Enrique Peña Nieto le
hiciera un favor a la patria y presentara su renuncia a la Presidencia de la
República. Así se lo exigieron miles de estudiantes en las manifestaciones del
pasado 20 de noviembre de la Ciudad de México y se lo han repetido miles más a
lo largo y ancho del país: ¡Qué se vaya!. Es más, le dieron un plazo para irse
de Los Pinos y éste vence el próximo domingo 30 de noviembre. Es evidente
que no lo hará pese a la crisis de gobernabilidad por la que atraviesa la
nación.
En cambio, el mexiquense anunció ayer una serie de
medidas insuficientes para superar la situación caótica que se vive por la
infiltración del crimen organizado en los tres niveles de gobierno, la
impunidad que ampara a los delincuentes y la corrupción de los cuerpos
policiacos que tienen su ejemplo más reciente –e infamante- en la desaparición
de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero. En palacio nacional
y rodeado de los 30 gobernadores del país –algunos de los cuales no deberían
estar allí sino frente a un tribunal rindiendo cuentas-, Peña Nieto anunció
diez acciones para restaurar el Estado de Derecho en México.
De ese decálogo quizás lo único novedoso fue la
creación de la Ley contra la Infiltración del Crimen Organizado en las
autoridades municipales y con la cual será posible la disolución de cabildos
enteros cuando se compruebe que estos están invadidos por los carteles de la
delincuencia. De darse, más de la mitad de los 3 mil ayuntamientos del país
tendrían que ser extinguidos y varios de ellos en Veracruz donde la voz popular
señala desde hace tiempo los nexos muy oscuros de muchos alcaldes.
Los ayuntamientos locales que se tendrían que
disolver son Coatepec, Orizaba, Las Choapas, Coatzacoalcos, Paso de Ovejas,
Atoyac, Alvarado, Martínez de la Torre, Tuxpan, Vega de Alatorre, Tampico Alto,
Pueblo Viejo, Cosamaloapan y otros más donde los que mandan son los grupos
delictivos. Disolver tales cabildos sería una buena medida para empezar pues
para corregir toda la situación se necesita escalar hasta el gobierno estatal.
El resto de lo anunciado por Peña Nieto son
anuncios para espantar “con el petate del muerto” a los narco-políticos. Por
ejemplo, el copetón Peña Nieto anunció la desaparición de las policías
municipales y la creación de “mandos únicos”, coordinados por las
administraciones estatales y eso en Veracruz ya se ha aplicado con un resultado
de fracaso.. Los mandos unificados y los “nuevos modelos” policiacos que
pusieron en manos del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez no solo
son ineficientes sino están bajo sospecha de colaborar con los criminales y en
el menor de los casos, de tolerarlos.
Dos ciudades son muestra de lo anterior, Córdoba y
Coatzacoalcos, donde la extorsión, el secuestro, las ejecuciones y los
asaltos se cometen a diario y en las narices de los policías estatales. En
cuanto al resto de los puntos de Peña Nieto como el fomentar inversiones y
crear empleos, establecer la Clave Única de Identidad y hasta la línea
telefónica de emergencia con el número 911, al estilo de los Estados Unidos, es
mera demagogia. El mexiquense prometió “limpiar a México de la criminalidad”
pero no lo hará porque eso también significaría disolver su propio gabinete y
meter a la cárcel a casi toda la clase política y buena parte de la empresarial
del país.
México no requiere nuevas leyes ni anuncios
espectaculares, solo basta con la voluntad para aplicar las normas ya
existentes. Eso sería suficiente para que los delincuentes sean enviados a
prisión, no solo los que operan los carteles de la droga sino también los
carteles políticos y empresariales. Voluntad para cumplir y hacer cumplir la
ley es lo que urge, todo lo demás es mera palabrería.
EL RABO Y LA OREJA
Extasiado porque aseguraba que les cortó “el rabo y
la oreja” a los toros bravos –aunque muchos opinan que solo son bueyes- del
congreso local y de los medios de comunicación durante su comparecencia en la
glosa del cuarto informe gubernamental, el defeño Arturo Bermúdez Zurita
decidió festejar tal hazaña con un ágape de antología en el restaurante Asadero
Cien de la avenida Maestros Veracruzanos en la capital del estado, el cual
mandó a cerrar a público toda la tarde y noche del lunes.
El lugar fue exclusivo para los mandos altos y
medios de la Secretaría de Seguridad Pública, es decir los consentidos y
allegados de Bermúdez, así como uno que otro invitado especial, entre ellos
algunos periodistas. La juerga se extendió hasta muy noche pues se
destaparon decenas de botellas de licor. Vaya, tanta era la euforia y el buen
momento que allí mismo el subsecretario de la dependencia, Rafael Lam Muñoz,
anunció su próxima boda, dando otro motivo más para continuar con el descorche
de finas botellas.
Por cierto, en el cotilleo reporteril se menciona
que Arturo Reyes González, jefe de prensa de Bermúdez repartió ese lunes 165
mil pesos entre algunos de los comunicadores que acudieron a la sede
legislativa para cubrir la comparecencia del funcionario –a razón de 5 mil por
cabeza o sea que solo alcanzó para 33 de ellos- con el objetivo de que hablaran
“bonito” de su diatriba e ignoraran cuestionamientos rudos –vaya, como si los
hubiera- de los legisladores. En especial para borrar el tapete mediático toda
alusión a los desaparecidos, detenidos por la policía estatal, y el caso de la
columnista Marijose Gamboa, presa indebidamente desde el mes de julio pasado
como un castigo del duartismo.
Claro esos montos chayotescos fueron para la tropa
de a pie pues hubo periodistas de angora que recibieron 20, 30 y hasta 50 mil
pesos directamente en sus oficinas o redacciones para que tratarán con
algodones a Bermúdez Zurita. ¿De dónde salió el dinero la comilona y los
sobornos reporteriles?. He ahí una de las explicaciones porque no alcanza el
presupuesto en dicha secretaría para comprar armas o equipo a los
gendarmes para que combatan la delincuencia. En el caso de esos periodistas que
aceptaron gustosos el soborno –y que se dejan cortar el rabo y la oreja, como
él mismo lo presumía en la franchachela- son el motivo por el cual Bermúdez se
refiere a todos los representantes de la prensa como “pinches medios”.
Puras vergüenzas.
FUENTE: NOTIVER
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