Los casos de Adrián Vázquez, Yecenia Armenta y Alejandro Lugo son ejemplos del diagnóstico que el relator de la ONU, Juan E. Méndez, ofreció en marzo de 2015: en México, la tortura es generalizada y no se castiga. Los tres mexicanos fueron detenidos de manera arbitraria y obligados por policías estatales, a través de la tortura, a confesar su responsabilidad en delitos que no cometieron.
Hoy 26 de junio, en el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo a las Víctimas de Tortura, Amnistía Internacional México lanza la convocatoria para un concurso de ilustración que tiene como objetivo “expresar de manera creativa el mensaje de la campaña Alto Tortura”.
Ésta es la campaña:
¿Te interesa participar? Tienes desde hoy y hasta el 31 de julio de 2015 para enviar tus imágenes al correo contralatortura@amnistia.org.mx.
El jurado del concurso está conformado por el ilustrador argentino Dr. Alderete, los mexicanos Alejandro Magallanes, Valeria Gallo (creadora del proyecto#IlustradoresPorAyotzinapa), el colectivo Música contra el Poder y Trizas.
Ésta es una muestra del trabajo que realizaron para Alto Tortura:
“A pesar de que la ley lo prohíbe, el sistema de justicia penal mexicano sigue admitiendo pruebas obtenidas como consecuencia de la detención arbitraria o la tortura. Esto facilita que se siga recurriendo a la tortura y a otros malos tratos, (lo que) se traduce en juicios sin garantías y condenas dudosas”, dice Amnistía Internacional México.
Como en el caso de Adrián Vázquez, quien fue detenido en 2012 por la policía de Sinaloay aún sigue en prisión. Adrián, acusado de ser uno de los principales operadores del cártel de Sinaloa, fue amenazado, golpeado y semi-asfixiado durante 12 horas bajo custodia de la policía estatal. Mientras su juicio sigue en curso, Amnistía Internacional México asegura que la única “prueba relevante” en su contra “le fue plantada durante la tortura que sufrió”.
O el de Yecenia Armenta, acusada del asesinato de su esposo en Culiacán, Sinaloa también en 2012. Después de ser detenida por policías vestidos de civil, fue golpeada en una patrulla y luego, en un lugar desconocido, torturada con “tratamientos de agua” y violada. Tras 15 horas de tortura y de recibir amenazas contra sus hijos, Yecenia fue obligada a firmar una confesión.
El caso no termina. A principios de 2015, la Fiscalía de Sinaloa detuvo a tres hombres que mencionaron a Yecenia en sus declaraciones. Sin embargo, la Comisión Estatal de Derechos Humanos corroboró que dos de ellos fueron detenidos de manera arbitraria. Además, los tres dijeron que fueron torturados y obligados a firmar confesiones.
Lo que le sucedió a Alejandro Lugo es otro ejemplo. Este joven fue detenido el 1 de diciembre de 2012 por policías de la ciudad de México por los disturbios por la toma de protesta del presidente Enrique Peña Nieto. Aunque Alejandro no participó en la manifestación, fue acusado y encarcelado por ataques contra la paz pública.
Expertos forenses de la Comisión de Derechos Humanos capitalina concluyeron que Alejandro sufrió tortura y otros malos tratos.
Datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) facilitados a Amnistía Internacional revelan que de 2003 a 2013 hubo un aumento de 600% en las denuncias por tortura.
¿Y las condenas? Según Amnistía Internacional México, datos del Consejo de la Judicatura Federal proporcionados en enero de 2014 muestran que entre 2005 y 2013 los tribunales federales tramitaron 123 enjuiciamientos por tortura, de los cuales sólo siete desembocaron en condenas.
En el estudio Fuera de control. Tortura y otros malos tratos en México, publicado en 2014, la organización apunta que es una constante que los delitos de tortura se rebajen “a infracciones menos graves que conllevan condenas más leves o, en algunos casos, son tratados como asuntos disciplinarios menores.”
Aquí el documento de las bases para el concurso Imágenes contra la Tortura y los premios:
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