México, 18 de junio 2015
(NOTIGODÍNEZ).- Por supuesto, antes de irse, los cerdos que usurparon el
Congreso van a despacharse con la cuchara grande por sus servicios apuñalando
al pueblo, desmantelando la Constitución y entregando a trasnacionales extranjeras
nuestros recursos.
De
acuerdo con el portal 24-Horas, La Cámara
de Diputados alista una bolsa de 140 MILLONES DE PESOS –la llamada
“gratificación por fin de legislatura”– para repartirla entre “sus empleados”
antes del relevo de los 500 “legisladores” en agosto. La partida está
establecida en el documento titulado “Condiciones generales de trabajo de la
Cámara de Diputados”, artículo número 37, que detalla las prestaciones
millonarias que se otorgan estos cerdos.
“Consiste
en 40 días del total de percepciones que reciba el trabajador activo al término
de cada legislatura (…) esta prestación se cubrirá durante la primera quincena
del mes de agosto del año en que finalice el ejercicio de la Legislatura
correspondiente”, indica el documento citado por el diario 24-Horas.
Según ese medio, el palacio legislativo de San Lázaro dispone de
6 mil 553 empleados, divididos en base y confianza; mandos medios, superiores y
homólogos; así como trabajadores por honorarios, a quienes destina al año un
total de 3.6 mil millones de pesos para sus sueldos y el pago de sus prestaciones.
Detalla 24-Horas que el sueldo promedio de los más
de 6 mil empleados oscila entre 45 mil pesos mensuales; sin
embargo, el recinto cuenta con más de 30 niveles laborales por las que reciben
sueldos que van desde los 6 mil 236 pesos para un afanador y hasta los 151
mil 444 pesos para el secretario general de la Cámara.
Apenas
en mayo pasado, los “diputados” se embolsaron 30 MILLONES DE PESOS del dinero
de todos los mexicanos, para gastos de su “informe” de actividades
legislativas. De ese dinero, no transparentaron un solo centavo.
Desde
que aprobaron las contrarreformas, se calcula que estos criminales se premiaron
con más de MIL 193 MILLONES DE PESOS, entre bonos extraordinarios y partidas
especiales, para gasto discrecional sin ningún tipo de rendición de cuentas.
De
hecho, no es posible que los ciudadanos conozcamos cuál fue el destino exacto
de los recursos que se asignan los diputados, ni hay comprobación ante alguna
“autoridad” exterior, pues la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó
en febrero pasado que los “legisladores” mantienen su negativa a abrir sus
cuentas y estados financieros para ser fiscalizados. Además la ASF depende de
los propios diputados, es decir, los propios rateros están a cargo de
“fiscalizarse”.
En
un país secuestrado por criminales, y lo peor, con un pueblo inmóvil que no
reacciona para sacudírselos, éstos y peores atracos seguirán ocurriendo “por
los siglos de los siglos”.
Con información de 24-Horas
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