Buscan liberarse del engaño en el que sienten haber vivido dentro de un sistema que corrompe y manipula. Peña Nieto lo vivió en carne propia y no fue en la UNAM sino en la Ibero, uno de los corazones nacionales de la educación superior de privilegio.
Por Ramón Alberto Garza
"…La única cosa que todos tenemos en común es que somos el 99 por ciento de los que no tolerará más la codicia y la corrupción del 1 por ciento", Occupy Wall Street
El 15 de mayo de 2011 brotó en España el 15-M. Es el movimiento que hoy se conoce mundialmente como de Los Indignados.
Ocuparon emblemáticos sitios como la Plaza del Sol, con protestas pacíficas para buscar una democracia participativa, lejos del bipartidismo y de las corporaciones bancarias a las que culpan de la crisis financiera española.
En el fondo, los estudiantes buscaban eludir el engaño mediático que terminaría por ocultar en el micrófono sus réplicas al candidato. Dicen que están cansados de la versión “oficial”. El ejemplo cundió, y para el 17 de septiembre de 2011 la fiebre de las protestas ciudadanas se instaló en el corazón de Nueva York, con el movimiento Occupy Wall Street.
Y desde entonces, en múltiples latitudes del planeta, se alzan las protestas públicas de ciudadanos cansados del sistema que privilegia a unos cuantos y lesiona a los muchos.
Bajo esta perspectiva, de la cual México no puede sustraerse, es que hay que ver lo que está sucediendo en las universidades con los candidatos presidenciales del 2012.
Si un nombre podría darse a estos movimientos universitarios es el de Los Engañados. Porque lo que buscan es liberarse del engaño en el que sienten haber vivido dentro de un sistema que corrompe y manipula.
Enrique Peña Nieto lo vivió en carne propia el viernes. Y no fue en la UNAM que repudió el 14 de marzo de 1975 a Luis Echeverría. Fue en la Ibero, uno de los corazones nacionales de la educación superior de privilegio.
Es cierto que analizando formas, no se invita a un candidato -del partido que sea- para repudiarlo y expulsarlo de esa manera. En un claustro académico se le escucha y se le confronta con argumentos, con inteligencia.
Pero también es cierto que, en el fondo, los estudiantes buscaban eludir el engaño mediático que terminaría por ocultar en el micrófono sus réplicas al candidato. Dicen que están cansados de la versión “oficial”.
Por eso decidieron organizar desde un día antes una sonada protesta que no pudiera ser ignorada. Como la de Los Indignados o los de Ocuppy Wall Street. Para decir ya basta de engañar con el discurso. Los Engañados están de pie.
Son los mismos engañados del Tecnológico de Monterrey que esperan la verdad sobre los estudiantes de excelencia, acribillados el 19 de marzo de 2010 a las puertas de esa institución.
Ahí podría estar una de las explicaciones de la bienvenida apoteósica con los gritos de ¡Presidente!, ¡Presidente!, ¡Presidente!, a Andrés Manuel López Obrador en el campus del Tec de Monterrey.
Es la misma institución en la que Enrique Peña Nieto puso como condición para presentarse un teleprompter y 900 asientos para los suyos. Se le canceló.
Por eso vale la pena reflexionar si este naciente movimiento estudiantil en universidades privadas no es sino un reflejo de Los Indignados o de Ocuppy Wall Street.
Hombres y mujeres jóvenes que exigen una democracia participativa, lejos del bipartidismo y del corporativismo al que culpan de que México no avance.
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