Héctor Briseño
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 20 de agosto de 2011, p. 28
Se pretendía acallar protesta
por impuestos; el saldo fue de 35 muertos
Acapulco, Gro., 19 de agosto. El gobierno nunca castigó a los
culpables de la masacre de copreros ocurrida el 20 de agosto de 1967 en este
puerto, reprochó Jorge Luis Salas Pérez, presidente de la Unión Mercantil de
Productores de Coco y sus Derivados de Guerrero.
Recordó: “A las 10 de la mañana de ese
día, matones a sueldo que en su momento fueron identificados, dispararon contra
cientos de personas que acudían a la sede de la unión de copreros para
participar en una asamblea regional que discutiría el futuro de la
organización. El saldo: 35 personas muertas y 150 heridas.
Nunca se castigó a nadie, lamentó Salas
Pérez, mientras mostraba fotos en blanco y negro de la masacre, entre las que
se observa caer abatido a un niño que vendía paletas, y una panorámica donde
sobresalen los tiradores ubicados en puntos claves y entre la multitud.
De los hechos culpó al entonces
gobernador Raymundo Abarca Alarcón, quien quería evitar que los campesinos
protestaran por los impuestos a su producción, y a los acaparadores que fijaban
el precio de la copra a su conveniencia.
El conflicto se debió al resquemor de
los empresarios debido a la fuerza adquirida por la unión, pues ésta pagaba
a 3.50 pesos el kilo de la pulpa del coco y los acaparadores lo pagaban a 50
centavos, estaban robando, dijo.
Empresarios, políticos y acaparadores
le tenían miedo, pues ya integraba a mil 800 socios, principalmente de la Costa
Grande.
Entonces, como preámbulo de la matanza,
los caciques encabezados por Rosendo Ríos Rodríguez tomaron la
sede de la unión. Sacaron a los administradores de la sede y saquearon las
instalaciones y las cuentas bancarias y así llegó el 20 de agosto.
Finalmente señaló que apenas inicia el
repunte de la copra, pues la están pagando 15 pesos el kilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario