TECPAN DE GALEANA, A 27 DE NOVIEMBRE DE 2014
Al pueblo de México y al respetable mundo solidario que en este momento lo acompaña:
Hermanos, compañeros, camaradas, compas todos:
"Las fosas clandestinas, piras fúnebres y personajes como el Pozolero nos recuerdan que no hay forma de levantar la paz sobre la muerte. Tarde o temprano, los difuntos hablan y señalan a quienes, por acción u omisión, fueron responsables de su homicidio. Justicia o revancha se vuelven entonces un clamor de sus deudos."
Luis Hernández Navarro, Hermanos en armas. Policías comunitarias y autodefensas.
I.- El falso pacifismo del gobierno mexicano
"[...] Nosotros creemos que la violencia social se inicia con un movimiento armado, con una manifestación popular. Pero, en realidad, hay un proceso de violencia previo, una violencia que podríamos llamar institucionalizada, que consiste en la pobreza, que consiste en el desempleo, en el aislamiento, en el analfabetismo, en la desnutrición; este proceso, esta caída hacia la pobreza cada vez mayor, en mayor número de familias de México, es una violencia permanente, ya institucionalizada, que confundimos con la estabilidad social o con la paz social. De manera que cuando hay una manifestación o un levantamiento popular, muy sólido, muy contundente, creemos que la paz social se interrumpe a partir de ese momento, cuando en realidad la paz social se había interrumpido ya desde las condiciones agresivas de pobreza que está viviendo la sociedad mexicana [...] Hay condiciones sociales muy agresivas y muy violentas en las que se obliga al mexicano a aceptar la pobreza, a aceptar su destino desigual, y eso, por supuesto, que son condiciones de desigualdad intolerables que pueden provocar súbitamente una respuesta violenta y modificar de manera desconcertante lo que debería ser un desarrollo político y concertado."
Carlos Montemayor, Entrevista concedida en 2005 a Radio Educación, con motivo del 10 aniversario de la masacre de Aguas Blancas.
II.- Una demanda nacional: la Vida
Los acontecimientos actuales son muy graves. Por momentos pareciera que esta situación corre el riesgo de diluirse y convertirse, desgraciada y dolorosamente, en una coyuntura más; correr la suerte de ese dicho maldito: “en México no pasa nada, y cuando pasa, no pasa nada.”
Sin embargo, por aquí y por allá aparecen expresiones que la reactivan, que la visibilizan y que entonces nos reaniman a examinarla como un cambio de rumbo definitivo.
Pero para abordarlo de esa manera es necesario ver que estos hechos no sólo han puesto contra la pared a los tres niveles de gobierno, a los partidos políticos y en general a toda la clase política, sino también a todos los que somos de una u otra manera oposición social, política, político-militar... A decir verdad, estos acontecimientos han puesto contra la pared a toda la sociedad.
Remitiéndonos a sólo los años recientes podemos rememorar Aguas Blancas, Acteal, el incendio de la Guardería ABC, los acontecimientos del New’s Divine, etcétera. Han sucedido miles de cosas. ¡Cuántas tragedias han acontecido! ¡Cuántos desaparecidos hay! ¡Cuántos crímenes impunes persisten al día de hoy! ¿No es esto ya demasiado espeluznante?
Estamos muy cerca del abismo. Y lo decimos evitando al máximo la retórica discursiva. No sabemos cómo ve cada mexicano este asunto; no sabemos cómo cada organización social o política lee este momento… Por nuestra parte, vemos que en el fondo de las cosas está el asunto de la vida. Vivir en México es ya un riesgo. El derecho más elemental para un ser humano es lo que está actualmente en riesgo: la vida.
Luchar políticamente contra el orden establecido es un riesgo, luchar por una demanda social es un riesgo, trasladarse al trabajo es un riesgo, hacer uso de los servicios bancarios es un riesgo, iniciar un pequeño negocio legal es un riesgo, salir a la calle a ciertas horas del día es un riesgo, denunciar un crimen es un riesgo, denunciar la corrupción es un riesgo, recorrer el país como migrante es un riesgo, recorrer el país como turista es un riesgo; ser mujer es un riesgo, ser niño es un riesgo, ser joven es un riesgo, ser adulto o adulto mayor es un riesgo; ser periodista honesto e independiente es un riesgo, ser un verdadero defensor de los derechos humanos es un riesgo… Todo, todo, todo conlleva riesgo mortal en México.
Por lo tanto, no nos digan, por favor, que correr ese riesgo no nos puede unir como la mayoría, como víctimas o potenciales víctimas.
Si nos concentramos en este punto, tan básico, tan esencial, tan elemental, tan “vital”, veremos que tal vez podemos encontrar un camino común, claro y diáfano, pero que a veces el rimbombante “análisis político” o el mezquino “interés personal” lo ensombrecen, lo oscurecen.
III. Nuestra historia y el ruido estrepitoso del culto a la muerte
“[…]Vámonos de aquí; ven, dijo, llamándome al lado occidental del panteón; allí están todos los muertos de la política de tu época, todas las víctimas de las pasiones de partido, todos los inmortales en la humanidad, que ha matado la humanidad antes de tiempo.
“En efecto, allí estaban Guerrero, el gran patriota a quien mató el partido conservador viejo; allí se juntó Ocampo con Degollado y con Valle, con Arteaga, Salazar, Díaz y Villagómez, a quienes mató el partido conservador joven; allí estaban Miramón y Mejía a quienes mató Juárez, y allí estaba Juárez a quien mató la Fatalidad, que como la antigua Divinidad griega, mata antes de tiempo a los que matan. Allí estaba por último Zaragoza, a quien mataron los trabajos de la Patria, todos pálidos, todos tristes y mudos, todos, impreso en el semblante un gesto de bondad y desdén.
“Todos se agrupaban en torno de Guerrero, que los dominaba por su talla y por su noble apostura.
“—Éste es el primero, dijo Ocampo, señalándolo; antes que Juárez, porque primero es crear la Patria y después conservarla, como tiene más mérito el que funda el capital, que el que lo mantiene.
“Hablaban esos espectros familiarmente y departían sobre el culto de los muertos.
“—Lo sensible es, añadió Ocampo, que la conversación de estos muertos, de nosotros, tenga que versar sobre un tema diverso de aquel que acabas de estudiar en tu libro. Éste trata de la muerte natural, de la ley ineludible de todo lo que vive en la tierra. Pero nosotros, los inmortales, a quienes buscas, hablamos de la muerte violenta, de la muerte no prescrita por naturaleza, sino ordenada por las pasiones del rencor y de la venganza de los hombres, de nuestros hermanos, muerte que como valladar (1) para el progreso de las ideas fue inútil, como venganza fue vulgar… como precaución fue tardía.
“Las ideas han marchado o han retrocedido a pesar de la muerte de unos y otros, porque las ideas no se decapitan con los hombres. La ley moral tiene una segur (2) que nunca toca ni las hojas verdes, ni los frutos en agraz (3). Es inútil emprender un trabajo contrario al de la ley moral.
“Hoy todos están reunidos aquí en paz, los que se degollaron en vida; y la corriente de las ideas no esperó a que murieran ni se ha detenido ante su cadáver para fecundar el mundo. La sangre es inútil y sólo ha debilitado a la Patria.
“—¿Y el poder y la ambición?, me atreví a preguntar yo.
“—¡El Poder! ¡la ambición!, contestó Ocampo; ¿qué es el Poder ante esta gran niveladora que se llama la Muerte…?, ¿no te acuerdas?
Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar a la mar,
Que es el morir…
Allá van los señoríos
Derechos a se acabar
E consumir…
“Pregúntaselo a Guerrero, a Miramón, a Juárez, tres presidentes muy adulados en su tiempo, muy olvidados hoy, a pesar de la inmortalidad.”
Ignacio Manuel Altamirano, Los Inmortales (2 de noviembre de 1883).
IV. Abortar la represión del gobierno y el plan de la DEA.
Les juramos que hoy el gobierno mexicano desearía aniquilar por todos los medios posibles a los normalistas rurales que quedaron vivos, que hoy “viven para contar” lo sucedido.
Y les juramos que la DEA se chuparía los dedos manchados con la sangre de mexicanos valientes y valiosos.
En ese contexto, es muy elocuente escuchar de los padres de los normalistas desaparecidos su disposición de ofrendar hasta su vida, si es necesario, por lograr rencontrarse con sus respectivos hijos en un abrazo feliz.
Pero, haciendo de tripas corazón, pensamos que son precisa y primordialmente sus hijos quienes más los necesitan, vivos y lúcidos, sabios y enérgicos, para lograr la justicia más plena que sea posible lograr ahora. Estén seguros que vienen muchas más batallas y contiendas en las que ustedes los padres serán muy necesarios.
Una confrontación violenta contra el narco-gobierno mexicano sería incluso un contrasentido. ¿No criticamos al nazi Felipe Calderón Hinojosa por pretender “acabar” con el narco por medios puramente policiacos y militares?
Hace años dijimos que ese enfoque le daría al narco el fogueo militar necesario para convertir esa estúpida guerra en una guerra sin frentes, sin posiciones, sin control alguno… y que de ella el gobierno saldría derrotado o que al menos acabarían en un equilibrio estratégico. ¿Y qué sucedió?
Consideramos que no es una buena idea confrontar a jovencitos normalistas, universitarios, artistas, científicos, trabajadores, con ideas, con ética, con espíritu transformador, a gente con espíritu destructor, a sicarios, a locos paramilitares. Esa sería una guerra muy “asimétrica”. Esa guerra es el plan de la DEA.
Por nuestra parte, estamos convencidos de que esta es una buena hora para empezar a cobrarle su respectiva cuenta a la DEA, es decir a la CIA, es decir al gobierno de los Estados Unidos de América. Es una factura costosa y larga. Factura que debe incluir los destrozos hechos en México por su catedrático de Harvard, Felipe Calderón Hinojosa. Factura que también debe incluir las decenas de miles de vidas de mexicanos y latinoamericanos que se han perdido con armas y municiones provenientes del país norteño. Factura que debería pagar la DEA antes de largarse de México para siempre.
Por lo tanto, es muy importante no perder de vista que el gobierno federal no tiene argumentos. Está actuando torpemente. No tiene salidas. No tiene la iniciativa. La iniciativa está del lado de sus víctimas. Estamos seguros que el gobierno tiene la batalla por la razón y la justicia perdida, aquí y en todos los foros de justicia internacionales que sean objetivos. No debe dársele la oportunidad de tomar la iniciativa. No debe orillársele a que “justifique” el uso de su recurso brutal por excelencia: la represión. Este gobierno tiene la batalla política perdida.
Estamos seguros, además, de que este movimiento de indignación nacional e internacional, que ahora ocupa a fuerza de legitimidad los más diversos espacios noticiosos en todo el mundo puede, por medios completamente pacíficos y a condición de que sepa darse a sí mismo una sólida pero flexible organización y en consecuencia una ágil y amplia capacidad de acción y respuesta, puede ser capaz de paralizar este país y de tumbar a todos los grupitos mafiosos que hoy se ostentan como gobierno en México. Al menos sería capaz de mostrar su verdadero potencial político y transformador, y eso sería por si solo un enorme PODER DISUASIVO para detener cualquier intento represivo, viniera de donde viniera.
V. El gobierno evaluador. La evaluación capitalista.
Evaluaron y han pretendido evaluar, con una vara tramposa, a todo el país. A sindicalistas, a maestros, a normalistas, a doctores, a universitarios, a politécnicos, a campesinos…
A sus ojos de “competidores”, todos somos “ineficaces”, “ineficientes”, “improductivos”, todos resultamos excesivamente costosos e inútiles; todos excepto ellos: los políticos, los “empresarios”, los “expertos”, los “medios”, los “magistrados”, los “militares”, los “policías federales”…
A su ojo evaluador le parece justo, por lo tanto, que todo el mundo reciba una miseria salarial a cambio de cada vez más horas de trabajo rutinario y fatal, que no tenga un instrumento colectivo de organización y defensa laboral, que no disponga de un seguro social público; mucho menos le parece justo que el mundo pueda disfrutar del derecho a una educación laica, científica, gratuita; tampoco una pensión digna, y ni pensar en apoyo para insumos agrícolas…
Pensamos que es hora también de evaluar al evaluador.
VI. Propuesta de Evaluación.
¿Existe una Agenda Nacional de Derechos Humanos por parte del movimiento social? Sabemos que hay algunas aproximaciones, con diversos matices. Sabemos también que esa diversidad de matices no permite concretar fácilmente en el plano nacional dicha agenda.
Pero la suma del dolor, de la rabia, de la exigencia de justicia, creemos, puede irse concretando a través de una agenda nacional de inmediato y verificable cumplimiento por parte del Estado mexicano.
Esa agenda nacional, de legitimidad incuestionable, encabezada por los familiares de las víctimas, puede superar incluso aspiraciones oportunistas, personales o grupales, y con ello abrir nuevas sendas, nuevos caminos.
Esa agenda podría convertirse pronto en una demanda muy sentida por toda la ciudadanía, de manera que podría devenir en una excelente prueba de evaluación definitiva para el Estado mexicano, obligado así a mostrar abiertamente su voluntad de cambio y de obediencia a la población o su carácter terrorista y dictatorial.
Pero no sólo eso, esta agenda de derechos humanos es fundamental, porque lo que en este momento está más en riesgo en el país es la vida humana. Toda la sociedad está corriendo el riesgo de morir. Estamos en un momento crucial, casi de sobrevivencia. Si se parte de esta consideración vital y de la necesidad de que las exigencias sean de un carácter nacional pero al mismo tiempo muy concreto, tal vez los cambios en el país podrían ser muy profundos.
Por otro lado, consideramos necesario valorar con cuidado y seriedad la posibilidad de preparar todos los casos de violaciones de los derechos humanos que no han sido resueltos en México hasta ahora, para llevarlos, por ejemplo, a la justicia de la hermana República de Argentina, lugar donde ahora ya se hace el seguimiento efectivo de los delitos de lesa humanidad. Igualmente resultaría muy provechoso llevarlos a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, la CELAC. Finalmente no estaría de más solicitar al hermano gobierno de Venezuela llevar todos esos casos al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, desde donde además se podría solicitar medidas cautelares urgentes para proteger a la población mexicana de la represión de las fuerzas de seguridad federales, ya que existen amenazas abiertas y formales del general Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, en el sentido de tener la disposición de actuar en su contra, en contra del pueblo mexicano. Eso serviría también para borrar de un plumazo y para siempre el sueño norteamericano de sumar al ejército mexicano, que debería ser un ejército de paz, a sus Comandos intervencionistas que cubren de guerra a prácticamente todo el planeta.
Para ser coherentes con el planteamiento que hicimos hace unas semanas, en el sentido de ser propositivos y estar abiertos a un intercambio de opiniones público, democrático y respetuoso, les hacemos llegar sólo algunos puntos que dicha Agenda Nacional de Derechos Humanos pudiera tener, sólo como ejemplos que posteriormente los que más saben podrían procesar y proponer finalmente:
1.- Presentación con vida de todas las víctimas de desaparición forzada que hay en el país.
2.- Libertad inmediata de todos los presos políticos y de conciencia que hay en el país.
3.- Garantía verificable de que el gobierno mexicano detendrá inmediatamente todo tipo de violaciones a los derechos humanos por parte de sus cuerpos policiacos, militares y paramilitares.
4.- Deslinde total y verificable de las políticas de seguridad pública y nacional de las de los Estados Unidos de América. Fin del Plan Mérida y de toda colaboración con la DEA, entre otros subtemas correlativos.
5.- Solución satisfactoria de todas las recomendaciones que se les han hecho llegar a los tres niveles de gobierno por parte de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales.
6.- Cumplimiento cabal e incondicional de Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar. Este punto tendría beneficios nacionales hasta ahora muy subestimados, y no sólo tendría aplicación para los pueblos indígenas.
7.- Difundir ampliamente y cumplir inmediatamente las recomendaciones planteadas hace sólo unas semanas en el muy digno trabajo hecho por la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero, y hacerlas extensivas a nivel nacional.
Falta, por supuesto, definir mejor estos puntos, y faltan, seguramente, otros puntos muy importantes. Pero creemos que si la mayoría de la población se pusiera de acuerdo en ser pueblo y estar con el pueblo, podríamos construir una poderosa, por su legitimidad, Agenda Nacional de Derechos Humanos. Tal agenda no debería convertirse en una infinita e informe agenda de reclamos… Debería ser un punto de partida nacional, a partir de cual podríamos ir avanzando de manera ordenada hacia otras agendas más específicas: política, económica, de telecomunicaciones, etcétera. Por supuesto, todo eso implica un emplazamiento al Estado Mexicano.
Éste estaría obligado a cumplirla inmediatamente, o ignorarla y con ello llevar a este país a un futuro con efectos impredecibles para todos.
Si eso último sucediera, el pueblo mexicano habría cumplido con su parte, de manera pacífica y a la vista de todo el mundo; habría agotado así todos los cauces legales y pacíficos a su alcance. Y, entonces sí, constitucionalmente hablando, sólo le quedaría hacer valer, por su propia cuenta y riesgo, el Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Notas:
1.- Valladar: Obstáculo de cualquier clase para impedir que sea invadido o allanado algo.
2.- Segur: Hacha grande para cortar.
3.- En agraz: Se refiere a los frutos sin madurar.
Tecpan de Galeana, a 27 de noviembre de 2014.
¡Vivos se los llevaron!
¡Vivos los queremos!
¡Por la revolución socialista y la liberación nacional!
¡La lucha popular revolucionaria!
¡Patria libre!
¡Y socialista!
Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo
FARP
FUENTE: CEDEMA
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