Xalapa, Ver. Desde la más profunda impunidad, en
Veracruz hay por lo menos tres personajes que ya se catalogan como nuevos
multimillonarios y, obviamente, los tres sinvergüenzas: Edgar Spinoso Carrera,
ex Oficial Mayor de la Secretaría de Educación, Gabriel Deantes Ramos, ex
Subsecretario de Administración y Finanzas de la Tesorería y la flamante actual
presidenta del CDE de PRI, Elizabeth Morales García.
La razón: el presunto desvío de miles de millones
de pesos de las cuentas del Erario, y un aparente y muy posible peculado que
podría rondar los 750 millones de pesos para los dos primeros personajes, y por
parte de la flamante ex munícipe de Xalapa y actual lideresa del PRI -conocida
en el bajo mundo como Betty de día y Beto de noche-, un extraño por no decir
descarado manejo irregular de recursos de la Comisión Municipal de Agua y
Alcantarillado de más de 50 millones de pesos, así como múltiples
irregularidades como la construcción de un puente sobre el llamado dique que
costó 40 millones. Éste, es un puentecito de 233 metros lineales que a precio
comercial no supera los 17 millones. Vamos, no pasa una inspección del ORFIS. Y
todo esto sin contar con las firmas de los regidores. La diferencia en esas
millonarias cantidades habría tomado rumbo a algunas de las propiedades que
suele regalar a las barbies que la acompañan.
Veracruz, eficiente fábrica de “políticos nuevos
ricos”, ha sido víctima del permanente saqueo de sus arcas y, por ende, la
pobreza se extiende y reproduce pues lo que debería destinarse a elevar la
calidad de vida de todos los veracruzanos, sirve para enriquecer a unos cuantos
malos servidores.
El caso más escandaloso es, sin duda, el de Edgar
Spinoso, quien de ser técnicamente clase mediero, ahora pudiera, sin duda, ser uno
de los más acaudalados “hombres de negocios” de la entidad. Su compulsión por
la compra de propiedades sólo compite con su obsesivo cuidado personal. Se sabe
que Spinoso, quien fuera de todas las confianzas del actual gobernador, y de
quien se dijo el día en que fue cesado, traicionó su confianza, lo hizo, todo
apunta a ello, amparado en una posible indiferencia del gobierno de Peña Nieto
que estaría dejando pasar, no se sabe por qué, estos gigantescos desfalcos.
Probablemente muchos millones de los que llegaron a
Veracruz, para en el caso de Edgar Spinoso elevar la calidad de la educación en
el estado, regresaron vía maletas al altiplano para “cajas chicas”, o para
aliviar los apuros personales de los que “auditan” las cuentas en los estados.
Pero Spinoso Carrera no se conformó con unas casas
en Coatepec. No. Adquirió por la irrisoria cantidad de 15 millones de pesos una
mansión en Puebla, y el hotel Capanario de Xalapa ¡que habría pagado en
efectivo, peso sobre peso con billetes de 200! Además, es propietario, vía
prestanombres familiares, de una increíble flota, a la altura de cualquier
pulpo camionero, denominada Transpover y conformada por 120 tráileres que, cada
uno con su caja, rondan los dos millones y medio de pesos, o sea, sólo en
camiones, posee una fortuna de 300 millones de pesos. ¿De dónde? Pues del
dinero de la educación.
Mención aparte merece su incursión en la ganadería.
Poderoso como es, posee quien hace años hacía cuentas para llegar con los
gastos personales a fin de mes, un rancho, El Relicario, donde engorda 10 mil
cabezas de ganado de registro, lo que convierte a Edgar Spinoso en un ganadero
a la altura de los potentados texanos que han hecho su fortuna tras
generaciones de esfuerzo. Spinoso lo hizo en unos cuantos años de, se dice, desviar
recursos estatales y federales.
Por su parte Gabriel Deantes, podría ser, como su
apellido lo indica, un desfalcador de los de antes. Sí, descarado, no discreto
como Spinoso quien guarda sus secretos dentro de algún clóset muy bien
escondido.
Deantes, alquilaba frecuentemente, con cargo al
Erario, aviones jet Falcon para llevar a su familia o a su esposa y amigas a
las rebajas de la fronteriza ciudad de McAllen Texas. Ropita barata que,
paradójicamente, nos costaba millones a los mexicanos sólo en concepto de pago
de la turbosina para el avión de lujo.
Quien llegara a la administración pública, con una
mano adelante y otra detrás, adquirió con misteriosos recursos, probablemente
emanados de los réditos de miles de millones depositados en el sistema
financiero, y que muchas veces habrían sido escondidos o simplemente no
depositados, según consta en sendas auditorías realizadas por la ASF, una
extraordinaria mansión en el exclusivo fraccionamiento de Xalapa, Las Ánimas,
en dónde informan fuentes, ya no hay movimiento alguno. Dicen que Deantes se
fue y se llevó lo que no aparece en las arcas estatales. A Spinoso tampoco no
se le ve por ninguna parte. Y a la bella Betty, se le escucha nombrar en sus
sobados discursos dentro de su ignorancia supina, a un tal Don Aldo Colosio en
tanto se enriquece y prepara para su próximo salto político.
Los segundones de este gobierno estatal y del
pasado municipal, han lucrado hasta la saciedad con los recursos del pueblo, de
los niños, de los servicios públicos, traicionan con ello no sólo al
gobernador, al pueblo mismo que ha confiado en sus instituciones. Parece que el
único castigo a quien desfalca cientos o miles de millones, es un regaño por
parte del gobierno estatal, y a cambio, un aparente encubrimiento de los
órganos fiscalizadores federales que estarían recibiendo órdenes de dejar pasar
lo que es obligado consignar. Algo oscuro hay en todo esto. Pronto será
revelado.
Tomado
de: http://yucatanhoy.com
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