Enrique Calderón Alzati
La molestia y la agitación visible en un amplio sector de la población de
varias entidades, que incluye no sólo maestros, sino padres de familia, que ven
como una posibilidad nada remota estar pagando la educación de sus hijos sin
tener los recursos para ello, y que además constituiría una grave violación a
la Constitución, son explicables, por una parte, ante la incapacidad o la falta
de voluntad de las autoridades gubernamentales de aclarar que la reforma recién
aprobada por el Congreso de ningún modo tiene ese objetivo, y asimismo indicar
que la reforma educativa no ha sido preparada para atender las propuestas ni
los intereses de las empresas privadas y menos aún de Televisa.
Los análisis de diversos especialistas en
torno a la gran concordancia entre algunos de los puntos de la reforma educativa
y los dichos de altos funcionarios del gobierno con declaraciones hechas por
Televisa, a través de su membrete y sus personeros de Mexicanos Primero,
actuando como representantes de diversos grupos de la iniciativa privada,
parecieran indicar que existede facto una clara e interesada
injerencia de este sector en la política educativa nacional.
Desde mi punto de vista, está haciendo
mucho daño la ausencia de un deslinde claro de la Secretaría de Educación
respecto de esta asociación que se le imputa, en especial tomando en cuenta la
pobre imagen de Televisa como una organización totalmente contraria a la
educación, en su ideología (si es que se le puede llamar así), en su visión
cultural y en la búsqueda de lucro ilimitado como objetivo esencial y único de
sus acciones, estando presente además el vergonzoso incidente del finado
titular de Educación de Felipe Calderón, en el que entregó un reconocimiento a
las dos cadenas televisoras por sus grandes aportes a la educación (¿?)
Por otra parte, me parece importante
mencionar que en términos generales la educación privada no ofrece mayor
calidad ni mejores resultados que los de las escuelas públicas, aunque se
afirme lo contrario, pues existen claras evidencias de ello. De acuerdo con los
últimos resultados de Enlace, para la educación media superior, los puntajes
medios de las escuelas privadas son menores a los de las escuelas públicas en
18 de las 32 entidades, entre las que se encuentran el estado de México,
Jalisco y Veracruz, las más populosas del país; en aquellos estados donde las
escuelas privadas tienen puntajes mayores, estos se reducen siempre a las
ciudades, dejando la educación pública como única oferta en los municipios
rurales y ciudades pequeñas, generalmente con problemáticas educativas,
económicas y sociales de mayor precariedad (Geografía de la Educación Media
Superior 2012, Tecnología Educativa Galileo).
Sin embargo, cuando analizamos los
resultados de Enlace para las ciudades, de manera que la comparación sea entre
iguales, siempre nos encontramos entre 15 y 35 por ciento de escuelas privadas
con buenas evaluaciones, mientras 65 por ciento las evaluaciones están por
debajo de la media de las escuelas públicas. En otras palabras, para un buen
número de ciudades existen escuelas privadas que se han construido una imagen
de excelencia, con dedicación y esfuerzo; luego algunas escuelas pequeñas
hechas con gran esfuerzo y con un prestigio de calidad en ascenso, similar al
promedio de las escuelas públicas, y luego un conjunto mayoritario de escuelas
de pésima calidad, como resultado de la inexperiencia, la mediocridad de su
personal y el interés de los dueños de magnificar sus utilidades a toda costa.
Hoy la privatización de la educación, con
sus más de 25 millones de estudiantes en los diferentes niveles y con amplias
diferencias en sus capacidades económicas, ciertamente representa un mercado
por demás atractivo; bastaría que 33 por ciento de la población escolar
existente asistiera a escuelas privadas; es decir, 17 por ciento adicional a la
matrícula actual, para hablar de un negocio supermillonario, aunque su costo
económico y social para el país sería desde luego desastroso. Los nuevos
negocios de cadenas o de franquicias escolares terminarían destruyendo a muchas
de las escuelas privadas ya establecidas de tiempo atrás y de buen desempeño,
generando un nuevo tipo de educación masificada con objetivos seguramente
diferentes a los que el país necesita.
La razón es clara, la educación es vista
cada vez más como un buen negocio para un número creciente de
inversionistas, cuyos propósitos son obtener buenos rendimientos y que desde
luego ven la educación comoun buen negocio porque después de todo ¿qué
diferencia hay entre una cadena de escuelas y otra de tiendas tipo Oxxo? ¿O de
almacenes populares como los de Azteca? Si a ello le agregamos una buena
campaña promocional de televisión, una banca de créditos educativos con pagos
en abonos fáciles y una agencia de evaluaciones a modo, cuyos resultados
podrían ser anunciados periódicamente por Carlos Loret y Joaquín López para
tener tranquilos y contentos a los padres de familia, el negocio resultaría tan
maravilloso que seguramente dejaría atrás al de sus casas de apuestas y
casinos.
La Constitución es clara, fue hecha por
mexicanos patriotas y visionarios que plantearon una educación que fuera
gratuita y obligatoria, proporcionada por el gobierno y bajo la responsabilidad
única de éste. Es por ello que considero que es estrictamente necesario que las
autoridades de la SEP y el presidente mismo hagan una declaración aclaratoria
al respecto.
Por otra parte disiento de la
opinión de varios articulistas de nuestro diario, que colocan a la OCDE como
parte de esta problemática, siendo que su actuación obedece a razones o
intereses totalmente diferentes a los aquí señalados y descritos. México
ingresó a la OCDE varios años atrás y al hacerlo estableció varios compromisos
con esa organización, uno de los cuales ha sido la aplicación de las
evaluaciones estandarizadas conocidas como pruebas Pisa, a una muestra
aleatoria y representativa de nuestra población, al término de su educación
básica; la prueba es aplicada en todos los países miembros para darles
información comparativa con los demás países de la organización; ello de
ninguna manera hace de la OCDE un organismo asociado a Televisa. Alguien puede
estar en contra de que nuestro país sea miembro de esa organización, pero ello
rebasa con mucho el ámbito de la educación, es historia diferente.
fuente LA JORNADA EN LINEA
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