La vida controversial de
Rigoberta Menchú ha llegado a niveles insospechados. Conocíamos las mentiras
sobre su biografía autorizada convertida en libro, conocíamos su interés
monetario allí donde va, pero no sabíamos que era capaz de llegar tan bajo en
un país que siempre le ha demostrado respeto y cariño.
Rigoberta, llega a México
como promotora del voto y la democracia o tal vez, como observadora electoral.
No está claro. Pero llega en un momento delicado, justo cuando el Instituto
Nacional Electoral (INE) presidido por Lorenzo Córdova vive momentos críticos
precisamente por su racismo contra los indígenas.
Un racismo que, en vista
de los últimos acontecimientos, Córdova quisiera borrar tomándose fotos con
indígenas comprados como la señora Menchú a quien el INE le pagó nada menos que
la friolera cantidad de 10 mil dólares.
La foto Menchú-Córdova ha
salido muy cara para los mexicanos. Ambos no solo quedarán en la memoria como
una dupla fraudulenta debido a los dólares que hubo de por medio, sino como una
dupla que simboliza la corrupción del INE, ya que el pago hecho a la
guatemalteca, proviene de una partida no autorizada para tales efectos. El INE
ha reconocido que el pago a Menchú forma parte de un rubro de capacitación
electoral.
Evidentemente
al INE no le importa desviar sus recursos para causas ajenas a lo legalmente
establecido. Córdova quiere limpiar su racismo, pero como dice el refrán: “la
mierda entre más la mueves más huele”. La etiqueta de racista quedará colgada
para los anales de la historia al presidente del INE. Y también, entre otras
cosas, la de malversador porque el dinero del presupuesto del INE, ahora en la
bolsa de la señora Menchú, estaba destinado a la capacitación cívica, no para
visita de personajes.
Pero
el INE se defiende y dice que el pago no fue para su labor de promotora u
observadora, sino para una conferencia que dio en Guerrero.
ARTICULO COMPLETO: http://www.sinembargo.mx/opinion/01-06-2015/35300
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